«Agitación, sobre el mal de la impaciencia», de Jorge Freire —Páginas de Espuma—

Para algunas culturas la contemplación es una actitud para enfrentar la vida que todos deberíamos cultivar. En otras sociedades, la suerte de aquellos que nacen con un espíritu más pacífico y pueden detenerse sin sentir que el mundo se derrumba. Aprender a desarrollar el pensamiento y la reflexión como parte de una actitud, casi como una cuestión de oficio, es seguramente una de las cosas más difíciles, pero también de las más prometedoras. Sobre las dificultades para detenernos y la posibilidad de encontrar luz en lo que no parece importante trata «Agitación. Sobre el mal de la impaciencia» de Jorge Freire (Páginas de Espuma). Un libro que nos llega en el momento justo y que nos invita a reflexionar sobre algunos problemas que arrastramos y que durante este tiempo de confinamiento se han puesto más en evidencia. Si algo va a agitarnos, que sea la literatura.
 

Contra la incomprensión de la soledad

Dice Freire en el prólogo de este libro que se propone analizar uno de los problemas fundamentales de nuestro tiempo: nuestra incapacidad para permanecer quietos, y por otro, ofrecernos argumentos útiles para buscar una vida equilibrada. Desde el punto de vista filosófico, es una obra con un sólido andamiaje reflexivo que nos permite hacernos con un árbol de pensamientos bien desarrollados, que atraviesan las líneas argumentales de algunos de los pensadores más interesantes de la historia; entre los que podríamos citar Joseph Adorno, Heine Heinrich, Horacio, Iris Murdoch, Baruch Spinoza y Plotino, entre muchos otros.

En lo que respecta a la forma en la que ese material se va presentando, creo que merece un apunte imprescindible la estructura. Freire parte desde el yo, para trabajar más tarde sobre un plural íntimo y un plural colectivo; de este modo, construye una reflexión que abarca todas las instancias de la vida (lo íntimo, lo social íntimo y lo colectivo). Hay una primera parte donde el análisis recae en las dificultades para estar a solas, por esa incapacidad de asirnos a nuestros deseos y de interpretar nuestros propios pensamientos sin el eco constante de los otros.

Más adelante hay un interesante análisis sobre la extraña forma en la que se va gestando nuestra apreciación de los otros cercanos, donde los mandatos de nuestro tiempo son tan importantes. Y luego una tercera observación, más amplia, que se apoya en el discurso totalitario de un tiempo de tristeza que quiere pasar a la historia como el tiempo de la alegría. –Pero hay un tiempo para todo, y todo cabe en el tiempo, por eso, no podemos apostar por este discurso como la forma unívoca de ver la vida y vivirla.– Sobre esos tres pilares va construyendo Freire un libro muy bien sedimentado que nos deja pensando en muchísimas actitudes propias de nuestro tiempo y de cuya reflexión podría resultar un cambio de actitud frente a las cosas. Es en ese sentido, un libro que nos invita a estar despiertos, o a despertar.

Sobre la dificultad para encontrarnos a solas estamos aprendiendo muchísimo en este tiempo. El silencio íntimo, la capacidad de concentrarse en los propios latidos, en el ritmo del propio pensamiento, es algo que gracias al auge de las comunicaciones inmediatas y al florecimiento de una vida de exposición constante hemos ido perdiendo. Sobre esta dificultad se planta Freire y nos ofrece algunas lúcidas reflexiones en torno a la importancia de saber perder el tiempo, gastarlo en la contemplación, y también sobre la necesidad de labrarnos una búsqueda intelectual que nos de paz y nos permita distanciarnos del ruido que nos atrofia el ánimo.

Estar agitados, siempre en movimiento, no nos asegura el crecimiento. Todo lo contrario, nos asegura un distanciamiento con nuestra propia sensibilidad que puede llevarnos a malgastar todo nuestro tiempo. Como ésta encontramos interesantes reflexiones en este libro.

Fuente foto: www.paginasdeespuma.com

Contra el ruido de los otros

El ruido taladrando nuestros oídos. Los otros siempre deportistas, siempre promoviendo un discurso de hormonas felices y positivismo. Esos otros agitados se hacen con la línea principal del discurso de Freire. No están despiertos. Están siempre a mitad de camino entre la chispa y el hallazgo. Ni tan aferrados al pasado, ni tan vivos en el presente, siempre mirando la luz, que está distante. Existe una observación de los otros en el plano de lo íntimo (los amigos que nos empujan a la simbiosis del movimiento, por ejemplo) y de lo colectivo (las tendencias que consiguen que muchas personas piensen lo mismo, deseen lo mismo, griten al mismo tiempo). Sobre esta agitación que impide el pensamiento profundo existe este libro.

La cultura del malestar es otro de los capítulos interesantes. En él, Freire analiza el mecanismo de las falsas noticias y el periodismo de nuestro tiempo, por un lado; y luego se centra en otra tendencia que empuja el movimiento sin fundamento: el deporte, la vida agitada. Y en este punto el libro nos permite entender que ese movimiento revela un problema serio que está de fondo: la sensación de vacío, la nada como escenario donde nada pasa y entonces, nada puede romperse. Freire nos invita a pensar nuestro tiempo como de huida constante, en el que la cobardía para enfrentar los problemas y la realidad nos lleva a convencernos de que en ese estado de adormilamiento podemos sentirnos felices, o quizá, alegres.

Contra la homogeneidad colectiva

Y este tercer tema es el que más me ha interesado. De fondo, el libro se rebela contra la uniformidad del discurso y nos invita a andarnos con ojo frente a la forma en la que se nos quiere vender el presente. Me sigue sorprendiendo lo mucho que se jacta nuestro tiempo de abanderarse como el más abierto, el más feminista, el más lo que sea, cuando en verdad lo que vemos de fondo –y cada vez hay que escarbar menos– es un mundo en el que se ha acrecentado el racismo, la xenofobia, la homofobia, el machismo… Todos esos prejuicios que se han ido gestando a lo largo de la historia han encontrado en nuestro tiempo el abono preciso para proliferar como maleza. Esta uniformidad aterradora, que es sólo superficial, –y creo que es un adjetivo apropiadísimo el que elige Freire– es uno de los problemas fundamentales de nuestro tiempo.

«Agitación. Sobre el mal de la impaciencia» es un ensayo coherente, escrito con mucha lucidez y que denota una gran reflexión de fondo. Y aunque por momentos el discurso sea un poco extremista y descalificante respecto a la mirada de los otros –me refiero a cierta autoridad en la voz, tan común en muchos ensayos, y que me parece que se adapta a esa agitación contra la que se rebela; que se presenta rabiosa y no serena como debiera ser el planteamiento de toda inquietud filosófica o vital– creo que Freire da en el clavo en todo lo que dice. Estamos ante un discurso contundente con planteamientos urgentes y precisos para los tiempos que vivimos. Posiblemente, leer a Freire puede servirnos para pensarnos mejor, y dejar de huir hacia delante.

Caben otros dos apuntes importantes, ambos en torno a la bibliografía. Por un lado, es exquisito el ordenamiento bibliográfico, algo fundamental que nos permite diversificar fácilmente nuestros pensamientos al salir del libro. A la hora de acercarnos a un ensayo, contar con referencias claras puede sernos de gran ayuda si deseamos continuar indagando sobre el tema, y al terminar este libro descubrimos que todavía nos queda muchísimo trabajo y que Freire nos lo ha puesto bastante fácil.

Por el otro, merece una crítica la ausencia casi absoluta de pensadoras en esa bibliografía. Freire ha trabajado sobre un tema que han elaborado exquisitamente muchas autoras, y algunas ausencias me resultan peligrosas. No he dejado de pensar mientras trabajaba esta reseña en algunas reflexiones de Judith Butler y Remedios Zafra, también sobre esa agitación de nuestro tiempo y las imposiciones dictatoriales de esta seudo democracia siempre en construcción en que vivimos. Y pienso que estas ausencias vienen para recordarnos una cosa: el mundo de las ideas continúa siendo gobernado por hombres y para hombres. Y ligado a esto me gustaría recordarnos la importancia de despertar, de oponernos al discurso canónico y continuar trabajando con empeño en conquistar esos territorios todavía restringidos. Al margen de eso, las citas y las asociaciones de ideas son verdaderamente lúcidas así como el empleo de un discurso filosófico soberbio.

Que nadie deje de leer este ensayo luminoso, porque en el análisis de nuestro tiempo, de nuestro problema para distanciarnos de los otros, de nuestra incapacidad para ensimismarnos, reside la semilla de cualquier revolución que pueda tener algo de verdadero.

 
 
AGITACIÓN
Jorge Freire
Páginas de Espuma
XI Premio Málaga de Ensayo
978-84-8393-275-9
104 páginas
Papel: 14,00 €
Digital: 5,99 €