Hace algunos meses se publicó el último libro de Alan Pauls, titulado «Historia del dinero». El mismo cierra la trilogía encabezada por «Historia del llanto» y seguida por «Historia del pelo», ambas situadas en la década del 70.
Acerca de Alan Pauls
Alan Pauls nació en Buenos Aires, el 22 de abril de 1959 y es un reconocido escritor. Ha cultivado diversos géneros entre los que se encuentra la novela, la crítica literaria y el guión.
Su estilo que no se parece en nada al de otro autores de su época, es posiblemente lo que lo ha ayudado a convertirse en una figura imprescindible de la literatura actual. Y, gracias a ello es que en el 2003 fue condecorado con el Premio Herralde 2003 por su novela, «El pasado». La cual, fue también representada en la pantalla grande con título homónimo.
Entre sus aficiones fundamentales se encuentra el cine y, esto no es de extrañar viniendo de una familia de actores. Ha escrito diversos guiones para películas, entre los que se encuentran «La era del ñandú» y «Sinfín».
También ha hecho su incursión en la actuación, aunque asegura que es solo por la influencia familiar, ya que no se siente para nada talentoso en este aspecto, pero se divierte en los rodajes.
Una trilogía sobre los años 70
Alan Pauls, ha comentado en diversas entrevistas que a través de estas obras y en particular en esta última, intentó abordar el tema del dinero, respondiendo a preguntas como para qué sirve, cómo se lo gana y qué relación corporal existe con él. Pero llegó más lejos, creando un libro en el que se puede leer la historia del dinero a lo largo de los años y todo aquello que se esconde detrás de él.
Desde la primera imagen la obra es cautivadora. El protagonista ve por primera vez un muerto. Un cadáver, lo más abstracto y a la vez lírico del lugar que el dinero ocupa en el mundo, totalmente enlazado con la muerte y con la vida. Pauls explica que escogió esta imagen (un muerto con una valija llena de dinero que de pronto desaparece) para poner en palabras la relevancia que éste tenía en aquella época. Argumenta que intentó presentar al dinero como lo que considera es: un verdadero misterio.
A medida que va avanzando, la novela se llena de muertos. La muerte es uno de los puntos cardinales de la existencia; un punto en el que hay que preguntarse, replantearse. Te obliga a volver sobre tus pasos y entender tus pisadas y las de los que ya no caminarán a tu lado. Según Pauls, el muerto es alguien sobre el cual uno se interroga y, en ese sentido, el dinero y el cadáver se parecían. Ambos exigían preguntas que no podían ser respondidas y eran en sí mismos, un misterio.
Tensión entre lo público y lo privado
Y en ese mismo plano se hace presente la tensión entre lo público y lo privado, en una época en la que todavía se estaba definiendo el concepto de propiedad y se intentaba no caer en el extremismo.
Los avatares económicos, la insipiente consolidación de las grandes empresas que comenzaban a pisar fuerte y lo derivado de las ideas cosmopolitas fue encaminando el mundo y la realidad hacia una situación sin retorno, de la que ni siquiera en esta década hemos sabido salir. El capitalismo que fue arrasando con la clase media y trabajadora se ha hecho con el dominio de la situación, generando más enigmas en torno al dinero.
Para Pauls esta novela atraviesa la relación que existe entre lo político y lo íntimo donde pasiones, afectos, valores y acciones se entremezclan y derivan en la construcción de una sociedad basada en el culto al dinero.
Es importante señalar que la obra de aproximarse a los diferentes temas podría considerarse inderecta, ya que Pauls se enfrenta a ellas analizando lo que las separa entre sí, lo que las obstaculiza, aquello que las refracta. Y dice algo que me parece sumamente interesante y transcribo:
Algunos autores no sienten cercanía con las personas de su tiempo. Es lo que le ocurre a John Irving y también a Alan Pauls. No se identifican con los movimientos contemporáneos, así como tampoco con los de épocas pasadas. Esto en ciertas situaciones puede resultar difícil de sobrellevar, aunque al fin de cuentas habla de la verdadera libertad que sienten al escribir, que les impide ubicarse en una estructura generacional, con los requisitos que esto conlleva.
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