Una de las autoras que más y mejor ha escrito dirigiéndose a un público infantil y juvenil es, sin lugar a dudas, Ana Alcolea. Esta es una artista zaragozana, profesora de Secundaria, que ha creado obras de una gran calidad y de un estupendo atractivo que le han valido ser reconocida tanto por los lectores a los que se dirige como por la crítica.
Todas aquellas personas que tengan claro que quieren conocer la obra de esta escritora no pueden pasar por alto el conocimiento de libros como El medallón perdido, que fue publicado en el año 2001.
En dicho trabajo la historia se desarrolla en base a la figura de Benjamín. Este es un joven que se marcha de viaje durante la época estival. Se marcha de vacaciones a África, más exactamente a Gabón, a pasar una temporada con su tío Sebastián. Un tiempo este en el que vivirá todo tipo de situaciones personales que le enriquecerán interiormente.
Así, revivirá la muerte de su padre que falleció en esa zona en un accidente de avión y eso supondrá que comience a recordar anécdotas y formas de ser de su progenitor, vivirá su primera historia de amor y aprenderá a conocerse mejor tanto a sí mismo como a las personas que le rodean.
Unas vacaciones, por tanto, muy fructíferas que nunca olvidará por todo lo que supondrán en su existencia.
Un viaje es precisamente también la clave de la narración El retrato de Carlota, que vio la luz en el año 2003. En concreto, el viaje central de estas páginas será el que realice la protagonista a Venecia durante unas vacaciones de Carnaval para visitar a su tía que se encuentra viviendo en un antiguo palacio familiar que ella misma ha reformado.
Interesante, misteriosa y llena de secretos será la estancia de Carlota en esta ciudad y en esta casa pues comenzará a asistir a una serie de extraños sucesos que le lleven a investigar la singular muerte de la que fuera su bisabuela.
Destino: Noruega
Que a Ana Alcolea le gusta aprovechar los desplazamientos de sus personajes para crear historias realmente atractivas es innegable. Y así, además de en los dos anteriormente citados libros, también son unas vacaciones el punto de partida del relato titulado Donde aprenden a volar las gaviotas, de 2007.
En esta ocasión, se nos cuenta como Erik y Arturo pasan unas vacaciones en Noruega en una casa que se asienta sobre lo que fue un campo de concentración durante la Segunda Guerra Mundial. Un hecho que se hará más palpable cuando un día, mientras cavan en el jardín, descubran una caja metálica que está cerrada y que no pueden abrir.
No obstante, ellos querrán conocer que se esconde en la misma por lo que pondrán en marcha una investigación en la que tomarán protagonismo tanto una casa de pescadores como una vivienda en las montañas y la abuela del propio Erik, que tiene un pasado misterioso.
Y la tónica que se cumplen en los libros de esta escritora vuelve a quedar patente en La noche más oscura, de 2011. En esta ocasión se nos acerca a las vacaciones que va a pasar en Noruega Valeria. En concreto disfrutará de sus días de ocio en un rincón muy singular del país donde saldrán a flote una serie de vivencias que pondrán en relación a un faro con la ocupación nazi del país y también con los ojos de la protagonista.
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