Una de las figuras emblemáticas de la llamada Generación del 98 es el escritor vasco Pío Baroja, que es conocido por haber dado forma a un amplio número de trilogías y tetralogías tales como las tituladas Tierra vasca, La lucha por la vida o La raza.
No obstante, no podemos pasar por alto tampoco que este autor también llevó a cabo la creación de lo que se conoce como novelas sueltas, es decir, libros que no forman parte de ninguna saga. De ellos habría que señalar que básicamente fueron creados en sus últimos años de vida y que, aunque no son tan afamados, sí cuentan con una gran calidad.
En concreto, estas son algunas de las propuestas más significativas al respecto:
Susana y los cazadores de moscas. En el año 1938 fue cuando se llevó a cabo la publicación de este trabajo que, para algunos especialistas, es uno de los más autobiográficos de Baroja así como uno de los que más y mejor muestra sus ideas y su sentido del humor.
La historia que nos cuenta es la de un español (Miguel Salazar) que, por motivos de trabajo, tiene que viajar a París. El problema surge cuando en su país estalla la Guerra Civil y eso le impide regresar a su tierra, por lo que se verá en la necesidad de quedarse en Francia.
Lo que hará será vivir en una de las zonas de la periferia y trabajar como traductor para así tener dinero con el que alimentarse, vestirse y tener todas sus necesidades cubiertas.
En esa complicada situación conocerá a Susana, de la que se enamorará perdidamente. Sin embargo, en esa historia de amor habrá algunos obstáculos, especialmente el carácter del padre de ella que no está dispuesto a perder a su única hija.
Laura o la soledad sin remedio. 1939 fue, por su parte, el año en el que Pío Baroja toma la decisión de publicar esta otra novela suelta de su bibliografía.
La protagonista es la mujer que le da título y es la que sirve al lector para descubrir lo que pretendía mostrar su autor: cómo fueron los años 30 en España.
Así, a través de la vida de esa fémina y de sus andanzas es como se descubren las principales señas de identidad del país antes de que estallara la guerra. Los años posteriores, cuando la contienda estaba en su máximo apogeo, se conocen a través de situaciones tales como la necesidad de emigrar a otros países, como Francia o Suiza, por parte de españoles que vieron en esa medida la única opción para poder sobrevivir.
El caballero de Erlaiz. El tercer libro que consideramos puede resultarte interesante es este, datado en 1943, que desarrolla su trama en el País Vasco y concretamente durante el siglo XVIII.
Adrián de Erlaiz es el personaje central del relato del que se asistirá a todo un amplio conjunto de andanzas que permitirán descubrir la vida en aquel momento. Y es que irán apareciendo en escena un sinfín de personajes de lo más variopintos que dejarán patentes sus realidades y la esencia de la sociedad de aquel tiempo.
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