Algunas recomendaciones sobre humor político

Lo político es parte ineludible de nuestra vida. Somos criaturas sociales que necesitan organizarse contra el futuro. La política se cruza constantemente en lo literario y cava surcos allí donde la mente parece querer dar el brazo a torcer. Hoy escribo sobre algunos referentes del humor político que ha despertado mi interés una publicación de la Fundación al Fanar.

El humor gráfico para explicar la realidad

Existen muchas formas en las que lo político se adscribe al acto literario; sin embargo, creo que una de las más subversivas y potentes es a través del humor gráfico. Hace un tiempo escribí sobre la biografía no autorizada de “El Bosco” de Marcel Ruijters, publicada por Rey Naranjo Editores, que en su mayor parte es un texto gráfico con una clara denuncia a la hipocresía y la diferencia de clase. Hoy les traigo un par de textos interesantes que podrían servir para pensar la realidad política desde diferentes perspectivas.

Las viñetas de humor político han despuntado de forma alucinante en los últimos años y se han convertido en una herramienta maravillosa para interpretar la realidad y reflejar ideales y situaciones idílicas a la vez que para poner en evidencia el mundo opresor en el que vivimos. Una de las características de este tipo de arte es que los humoristas suelen ponerse en la piel de los oprimidos y contar historias desde la opresión o la falta de libertad.

Existen, a su vez, dentro del humor político diferentes formas de encarnar y encarar la realidad, dependiendo de cómo se presente esta y de cuáles sean los símbolos que son afectados por el comportamiento humano. Voy a tratar el tema desde la perspectiva palestina; que es uno de los espacios en los que han surgido humoristas impactantes que nos han mostrado la vida desde otra perspectiva.

Sin duda el personaje ineludible del humor gráfico palestino es Handala, creado por Naji al Ali. Se trata de un niño rapado y con ropas ajadas que se muestra siempre de espaldas observando una escena que le impacta. Un niño sin ojos para los lectores pero que observa y es testigo modo de una escena que cambiará su visión del mundo y la nuestra. Si bien puede interpretarse de muchas formas esta imagen, el propio autor expresó que su intención era exponer la presencia muda del pueblo palestino, dando la espalda a aquellos que ignoran o han dado la espalda al dolor que afronta este pueblo desde su existencia.

Naji al Ali y Baha Bujari

Como Handala, Naji al Ali, es el creador de varios personajes potentes que han permitido que el humor recibiera una mayor recepción en nuestro mundo. Naji al Ali es sin duda uno de los referentes ineludibles del humor gráfico, con una historia realmente interesante que ha servido de ejemplo e incentivo para numerosos historietistas. Durante su infancia, transcurrida en gran parte en un campo de refugiados del Líbano, se dedicó a dibujar personajes que tenían en común ese desarraigo tan presente en su cultura, y que vivían toda serie de situaciones que los ayudaban a reflexionar sobre su identidad.

Su vida cambió rotundamente cuando el escritor palestino Gassán Kanafani lo conoció y le ofreció trabajo en la revista Al Hurriya. Desde entonces el prestigio de Naji al Ali no hizo más que ascender, despertando amor y odio en iguales proporciones. Su asesinato, ocurrido en Londres en 1987 fue un golpe muy duro a la infantil democracia europea; sin embargo, en lugar de sepultar el trabajo de Naji al Ali, lo catapultó a la más absoluta exposición. Desde entonces, su popularidad ha seguido creciendo y creciendo y su historia ha servido a miles de artistas orientales a exponer sus ideas mediante imágenes más o menos irreverentes y políticas.

Otra voz interesante del humor gráfico es Patrick Oliphant; en sus obras encontramos una mezcla equilibrada entre la cultura occidental y oriental. Se inspira fuertemente en la corriente abierta por Naji al Ali y entre sus obras más conocidas se encuentra «¿Estamos todavía allí?». Lamentablemente es difícil encontrar sus trabajos en español, aunque teniendo en cuenta la gran repercusión que ha alcanzado en los últimos años, pronto podremos comenzar a leerlo en nuestro idioma.

Patrick Oliphant

Patrick Oliphant y Omaya Yuha

En la vereda opuesta se halla Baha Bujari que también denuncia las injusticias contra el pueblo palestina pero reforzando los símbolos nacionales a través del drama. Sus viñetas han sido en varias ocasiones motivo de escándalo por mostrar una falta de seriedad respecto a símbolos religiosos respetado por otros; símbolos de la cultura islámica o la católica. En una ocasión dibujó a Mahoma con una bomba por turbante, lo que despertó el odio de numerosos periodistas y religiosos. No sólo contrarió la forma en la que se atrevió a mostrarlo sino que al hacerlo rompió una de las leyes fundamentales de la sharia (la ley que recoge el comportamiento que los musulmanes deben mantener y que ha sido dictada por Alá) que dice que el profeta no podrá ser representado de ninguna forma.

Aunque en el campo del humor gráfico a las mujeres les cuesta más llegar a hacerse un hueco, existen muchísimas haciendo cosas interesantísimas. Entre ellas se encuentra Omaya Yuha, de quien estoy leyendo muchísimo y a quien le dedicaré pronto un extenso artículo. Entre sus mayores logros se destaca el haberse convertido en la primera mujer caricaturista que llegó a trabajar en un diario; sus imágenes llenas de contenido político son tan temidas por los árabes como un ataque terrorista. Actualmente ha fundado una empresa de animación que se llama Yahatun y que dirige ella misma.

Omaya Yuha