Ha terminado la Feria del Libro de Madrid y nos ha dejado muchísimos temas interesantes sobre los que reflexionar; no sólo por las numerosas lecturas que estoy segura todos nos habremos traído de vuelta a casa, sino porque han tenido lugar varios actos que giraron en torno a la realidad de la lectura y del mercado del libro. Vivimos tiempos de cambio y la lectura se ha visto violentamente afectada por eso. Aprender a mirar lo que ocurre y plantear nuevas estrategias de difusión de la lectura para salvar la literatura son sin duda importantes tareas que florecen cada vez que tienen lugar estos eventos que, pese a lo masivo, ponen al libro en primer lugar y nos ayudan a creer en que otra realidad es posible.
El libro y los modelos de lectura
En una charla llevada a cabo en estos días, Mike Shatzkin, el consultor americano que viene estudiando la evolución de la lectura con la incorporación de nuevos métodos digitales a la vida, expresó que el principal factor que potencia la lectura en pantalla es la comodidad, mucho más que los precios, por lo que el poco despegue que ha tenido el modelo digital en España no está relacionado con los precios (existe una exigencia de precio mínimo en los libros digitales que ronda el precio total del libro en papel) sino con la falta de herramientas para difundir este tipo de contenido.
El problema del libro digital no sólo transformó los medios de lectura sino también exigió crear nuevas formas de distribución, que otorgaran facilidad y seguridad al libro y a sus autores. La comercialización si bien es más sencilla también establece un nuevo tipo de competencia, porque conseguir la visibilidad en estos medios es totalmente diferente y, por otro lado, se entra en un nuevo conflicto que tiene que ver con la piratería; defender los libros del robo para salvaguardar el trabajo del escritor es sin duda uno de los grandes desafíos para los editores.
En el universo del libro anglosajón la figura de Shatzkin se ve vinculada con un pensamiento analítico y constructivo respecto a la realidad lectora. Su presencia en la Feria del Libro de Madrid tuvo que ver con una nueva orientación que se intenta dar a este evento cada año más masivo, donde la lectura y el mercado digital adquieran un lugar importante sin arrebatarle el protagonismo a las editoriales tradicionales. En España la edición digital no ha adquirido todavía la importancia ni tiene el suficiente apoyo que sí se le da en los países anglosajones, por lo que contar con las reflexiones de Shatzkin puede aportarnos una nueva visión de cómo hacer las cosas, hacía dónde mirar. Así lo expresó Manuel Gil, Director de la feria.
Desde la llegada y el auge de Amazon y otros almacenes vende libros, la situación del libro ha cambiado a pasos agigantados, suponiendo para los editores tradicionales año tras año un problema mayor contra el que lidiar. Entre los editores existen dos posturas totalmente opuestas. Por un lado, están quienes apuestan por la fusión entre la distribución tradicional luchando contra estas grandes compañías que parecen empeñadas en acabar con el libro, con el mercado que conocemos y cuidamos. Otros editores, convencidos de que luchar contra estos gigantes es imposible prefieren adaptarse a unas nuevas reglas de juego que pueden ser perjudiciales en cierta medida pero que pueden servirles para mantenerse en pie, en una época turbia para el libro.
La difusión de la lectura
A propósito del giro en el modelo de lectura el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte ha presentado el Programa de Apoyo al Libro en el Extranjero (PALE), un proyecto en favor del fomento de la lectura en español a nivel internacional. El objetivo principal es conseguir que se traduzcan más títulos de autores españoles para conseguir que nuestra literatura establezca conversaciones con lectores de otros países. La propuesta de este desembarco de la literatura española en tierras foráneas, podría presentarse como una nueva forma de preservar no sólo nuestro lenguaje sino sobre todo mostrar las diversas estéticas que se están gestando en nuestro idioma. Así mismo, supondría una buena oportunidad de visibilidad para pequeñas editoriales.
También durante la feria han tenido lugar numerosas actividades vinculadas con la difusión de la literatura infantil, enlazada con nuevos medios de distribución, donde los modelos audiovisuales y los cuentacuentos han adquirido una gran relevancia. En el marco del fomento de la lectura se realizaron actividades para los más chicos, en los cuales se les les invitaba a acercarse de muchas maneras a la lectura: ya sea a través de las formas tradicionales de lectura como de caminos lúdicos que les motivaran a mover los engranajes de la imaginación y apasionarse por los libros, como si se tratase de campamentos de verano en los que los niños van a descubrir nuevas sensaciones que nunca los abandonarán. Como lo expresó Irene Álvarez, editora de Lata de Sal, realizadora de alguna de estas actividades infantiles.
La forma en la que leemos viene cambiando y ha dado un giro de 360° en los últimos años como consecuencia de un modelo de lectura que ha intentado imponerse. Evidentemente quienes amamos el libro y el movimiento amistoso que genera entre quienes escriben, quienes editan y quienes leen, nos aferramos con uñas a este universo que tanto nos ofrece. Pero no podemos evitar que el mundo cambie, así que quizá va siendo hora de conseguir de a poco dos grandes universos que puedan mezclarse y convivir sin que uno suplante al otro.
Sea como sea, es cierto que en gran medida el éxito de esto residirá en el que tengan todos los proyectos relacionados con la difusión de la lectura. Porque sin lugar a dudas, crear lectores es la única forma de salvar al libro. Y probablemente, para conseguirlo más que plataformas, necesitamos pasión y colaboración entre las diversas partes que conformamos los eslabones que hacen posible la existencia de la literatura y las encargadas de divulgar todo lo que se está haciendo en el mundo del libro. ¡Habrá que empeñarse mejor!
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