Te llevamos de viaje a algunos lugares ficticios de la literatura.
El fascinante universo de la literatura atraviesa nuestro mundo real e imaginario. A lo largo de la lectura hemos viajado a sitios de este planeta, de otros y también hemos visitado lugares que no podemos encontrar en ningún mapa.
Sobre algunos de estos lugares vamos a hablar en este artículo.
Te presentamos lugares ficticios de la literatura donde vale la pena perderse.
La Santa María de Onetti
Juan Carlos Onetti tenía el corazón dividido entre Buenos Aires y Montevideo. Quizá por eso creó Santa María, un pueblo entre ambas, con lo que más le gustaba de esas dos urbes en cuyas calles vivió la mayor parte de su vida.
Santa María es un pueblo que aparece por primera vez en La vida breve, pero que tiene una presencia más insoslayable en El astillero. Pero antes de aparecer en las novelas, Santa María fue el escenario de uno de los primeros cuentos de Onetti, «Bienvenido Bob».
Santa María, contaba Onetti, era una especie de refugio para él: un lugar al que arribar para sentirse a salvo; pese a amar Montevideo y Buenos Aires no se sentía en casa en ninguna de ellas, se sentía fuera. Este pueblo se presentó entonces como el lugar en el que podía descansar.
Santa María aparece también en la novela Juntacadáveres. Las tres obras se reúnen en la trilogía denominada «Novelas de Santa María», que son un referente singular e incuestionable de la magnitud del talento y la creatividad de Onetti.
Los Pazos de Ulloa de Emilia Pardo Bazán
En la literatura realista es sumamente común que se utilizaran escenarios de la vida real para plantear en ellos una historia. En muchos casos, las novelas plantean descripciones exactas de la toponimia de los lugares; no obstante, muchos autores decidieron romper con el fotorrealismo incorporando nombres ficticios, aunque representaran fielmente lugares reales.
Emilia Pardo Bazán creó Los Pazos de Ulloa, donde se desarrollaría tanto su novela homónima como A Cidade e Serras, A Ilustre Casa de Ramires y La madre Natureza.
Pazos de Ulloa es un lugar escondido en la región de Galicia donde se reúnen una serie de personajes variopintos que representan las características destacables de la sociedad del siglo XIX. Un lugar que nos permite viajar a una época de cambios en Europa en un escenario que reúne las cualidades más destacadas de la región.
Santa Teresa de Roberto Bolaño
Santa Teresa es un lugar ficticio que aparece en la obra 2666 de Roberto Bolaño.
Santa Teresa es una ciudad ficticia que podría ser un trasunto de Ciudad Juárez, representando fundamentalmente las características oscuras de esta ciudad. Un escenario donde tienen lugar asesinatos y actividad criminal, feminicidios y una inestabilidad social contundente.
Lejos de ser un lugar entrañable, Santa Teresa es un epicentro de crueldad donde el dolor, la violencia y la soledad protagonizan escenas escabrosas. No obstante, es un sitio al que debemos viajar al menos una vez en la vida. En la maestría de Bolaño nos quedamos a vivir para siempre.
Yoknapatawpha, de William Faulkner
Si hacemos un recorrido por lugares literarios ficticios, no podemos dejarnos fuera la ciudad de Yoknapatawpha, donde tiene lugar la gran parte de la obra de William Faulkner.
Yoknapatawpha es un condado del noroeste de Mississippi. Denominado así porque Faulkner lo ubica entre los ríos reales de Tallahatchie y Yoknapatawpha. Su paralelismo con el mundo real es el condado Lafayette.
A este lugar ficticio que ha iluminado el fascinante universo lector de muchos de nosotros podemos viajar a través de obras como El ruido y la furia, Luz de agosto, La mansión y Réquiem para una mujer. Sin duda, algunas de las obras inolvidables del escritor estadounidense.
Y hasta aquí llegamos en este viaje ficticio. ¿Ya has ido de vacaciones a alguna de estas ciudades? ¿Qué ciudad ficticia de la literatura crees que me he dejado fuera?
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