Los que leen relatos y se aficionan a este género seguramente han oído hablar, si es que no cuentan con una completa colección de sus libros, de Alice Munro. En este artículo hablaremos sobre ella y su obra.
Poner en palabras los silencios
Como lo decía el otro día en este artículo, una de las virtudes que más me agrada descubrir en un autor es la capacidad para decir sin decir. Para convertir los silencios en esos protagonistas diminutos que se apoderan lentamente de la obra; en conseguir que lo oculto pese más que todo lo que se dice. Alice Munro también posee esta increíble capacidad.
El nombre de Munro es indispensable si se desea mencionar la narrativa canadiense. Se encuentra tan ligado a la historia de las letras de su tierra que si deseamos leer algo bueno de este país, seguramente tarde o temprano nos toparemos con ella.
La forma de trabajar sobre los silencios es como si se trataran de notas al pie; como si no los completara. Al leerla podemos destacar los silencios y los huecos nulos de palabras más que lo que expresa con palabras. La capacidad para crear una obra minimalista pero absolutamente profunda y exquisita, la ha convertido en una de las voces más fascinantes de su tierra.
Escribir las emociones
Recientemente leí algo que me pareció sumamente definitorio de la labor de Alice. Refiriéndose a la intensidad emocional de la autora, se expresaba que así como Balzac componía sinfonías y Munro preludios para piano, y, sin embargo, ambos conseguían emocionarnos de una forma indiscutible. En el primero quizás se requiere de la atención y la entrega lectora, en la segunda del uso de la imaginación para recrear e imaginar aquello que no se dice, para completar los silencios, o más aún, para comprenderlos.
Una vez más, en la obra de Munro se caen pedazos de su propia historia, las huellas del pasado rural y las vicisitudes de la vida hace décadas. Muchos han definido «» como una especie de testamento literario que se entremezcla con historias de ficción, pero no por eso pierde su calidad de memoria.
Pese a sus ya 82 años, Munro continúa ofreciéndonos literatura de la buena, como es su estilo. Y desplegando ante nuestros ojos una intensa lección de literatura, con un manejo del lenguaje evidente y un interés especial por las emociones y esas pulsiones tan necesarias para sentirnos vivos.
La obra ha sido publicada por Lumen y ya se encuentra a nuestra disposición en las librerías.
Este libro consiste en un conjunto de relatos impregnados de tintes autobiográficos, que fueron recibidos como una especie de memoria ya que en ellos Munro plasmó una serie de experiencias y recuerdos personales. Este libro comienza con la siguiente afirmación:
Acerca de la autora
Alice Munro nació en Ontario el 10 de julio de 1931 y se la considera como una de las narradoras canadienses más importantes del último siglo. Ha cultivado fundamentalmente el relato y es una de las figuras de referencia de todos los que intentan incursionar en el género.
De pequeña vivió junto a su familia en una granja. Las experiencias de esta primera infancia fueron decisivas para el florecimiento de su creatividad; y este universo consiste en uno de los elementos más marcados de su literatura, brindándole a sus relatos un trasfondo único.
Entre sus obras más conocidas podemos mencionar la novela «Las vidas de las mujeres» y los relatos «Algo que he estado intentando contarte», «Las lunas de Júpiter» y «Odio, amistad, noviazgo, amor, matrimonio».
Pero seguramente un título que no puede pasarse por alto es «Demasiada felicidad»; que vio la luz cuando ya todos creíamos que Munro lo había dicho todo, y sin embargo se trató de una obra fabulosa y que la convertiría una vez más en esas autoras indiscutibles, que te acompañan.
Entre los autores que la han marcado profundamente se encuentran Katherine Anne Porter, Carson McCullers, Eudora Welty, James Agee y William Maxwell.
No es por nada que a Munro se la conoce como «la Chéjov canadiense», su obra ha cambiado el discurso en el relato. Y por su impresionante labor para este género, que en los últimos años ha cobrado tanta fuerza, ha sido galardonada en diferentes ocasiones.
Algunos de los premios recibidos son el premio canadiense a la creación literaria (en tres ocasiones), y el National Book Critics Circle estadounidense. Por otro lado, en España se le otorgó en el 2005 el Premio Reino de Redonda. Su obra se encuentra traducida a una decena de idiomas.
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