Franz Kafka no puede leerse, debe devorarse, releerse, rumiarse…¡Hay tanto para extraer de sus páginas! Este autor ha cambiado el modo de describir las vilezas de las sociedades, con ese humor escondido detrás de un análisis profundo e irónico de la vida, de las cosas que realmente importan en esta vida.
Un autor existencialista
Franz Kafka fue un hombre que puede encuadrarse en la mentalidad existencialista, porque el motivo de su vida fue responder una sola pregunta ¿por qué nací? con todas las variantes de dicha incógnita. No le bastó su existencia para dar respuesta a todo, tan sólo supo algunas cosas como que la verdad como el mundo la muestra no es susceptible de ser conocida; la salvación reside en creer en algo que no sea corruptible y la paciencia el único modo de volverla realidad.
Toda la obra de Kafka se caracteriza por una cosa en particular, refleja esa preocupación existencial que parece inquietar al escritor, nadie como él ha podido detallar de forma tan clara y sin exageraciones su realidad mental.
Cierto es que algunos escritores han utilizado la literatura como un medio terapéutico en el que sus obsesiones internas fueran puestas en palabra a fin de poder controlarlas, sin embargo como Kafka nadie ha conseguido fusionar su mente con la realidad, sus historias son una metáfora absoluta entre ficción y psicología, es a través de ellas que el autor consigue realizar un análisis exhaustivo de lo que le rodea y definirse en su espacio.
Otra de las cosas que pueden verse reflejadas en su obra es el desaliento del ser humano frente a lo absurdo y «El proceso» es, sin lugar a dudas, donde mejor se manifiesta esta sensación.
En la obra de Kafka se analizan importantes cuestiones existenciales, apasionantes temas que han dado para discutir y hablar desde los comienzos de la humanidad, entre los que se encuentran la religión, las relaciones entre padres e hijos, la humillación y la forma de afrontar la sexualidad.
Denunciar la burocracia
El proceso es una denuncia a la burocracia, a las dictaduras, a las opresiones y a todas esas cuestiones de las que nos rodeamos o permitimos sin movernos del lugar. Josef K. es un hombre que trabaja en un banco, cuya vida no es color de rosa pero parece ordenada, de pronto se ve envuelto en una acusación que ni siquiera es clara y entonces debe hacer lo posible por salir de aquella situación con el menor complejo posible.
En la historia Josef K. es acusado de algo pero ignora de qué, debe esforzarse por defenderse pero no sabe bien de quién ni por qué por lo que esta tarea es un tanto complicada. Pese a estar en una situación crítica no puede dejar de sentirse vivo, de amar, de leer su diario, de comer…¿Una metáfora de esa necesidad humana de subsistir?
No había nada que Josef pudiera hacer para librarse de aquella sinuosa trampa, lo habían mirado y no descansarían hasta verlo convertido en esqueleto…y no lo hicieron.
Kafka y el Mundo
Muchos autores han establecido paralelismos entre la vida de Josef (protagonista de «El proceso») y la de Franz Kafka. El mundo estaba viendo amenazada la supuesta paz reinante entre las naciones a causa del estallido de la Primera Guerra Mundial, y Kafka rompía con su prometida, situación que era semejante a comparecer ante un tribunal porque la familia de ella comenzó a difundir una serie de infamias en torno a la vida de Franz con el único fin de hundirle del mismo modo que Josef se vio enfrentado con la muerte de una forma absolutamente irrisoria y brusca.
Mientras Jose K. es detenido y comienza a padecer una acusación injusta y es asesinado a causa de ella, Kafka contrae matrimonio con Felice Bauer, sin embargo esta relación no dura mucho puesto que Franz ansiaba la soledad de una forma azarosa, en la misma medida que parecía huir de ella.
Seguramente la eterna compañera, la que no lo defrauda, la que acepta sus silencios y a la que puede volver loca con sus cuestionamientos es la creación literaria, la que no lo abandona y de la que no puede desprenderse. Ella es la única posibilidad que consideraba tenía de vida interior, el mismo autor dijo en una ocasión con respecto a su relación con Felice y asegurando su completa incapacidad para las relaciones humanas:
1914-2012
«El proceso» fue una obra en la que Franz Kafka se abocó desde agosto de 1914 y es un libro que ha marcado significativamente la literatura, debido a que en él se plantean cuestiones sumamente relevantes para las sociedades.
Es una obra que sirve tanto para cuestionar cuestiones jurídicas como para denunciar los movimientos que acechan la libertad de las personas, tales como masacres en masa, producto de dictaduras que atentan contra la vida y tantas otras acciones nefastas que ha realizado algún grupo en nombre de la política y el orden. En las vísperas de la Gran Guerra, no es de extrañar que Kafka haya escrito una obra de esta magnitud.
En «El proceso» Kafka no sólo denuncia las instituciones que funcionan en torno a una burocracia nociva, sino que además se burla del estado, de sus contradicciones y de la poca fiabilidad que tienen, pese a recibir un alto respeto por parte de las sociedades. Es necesario mencionar que Kafka en la mayoría de sus obras, manifiesta una resistencia hacia los aparatos y las organizaciones tal cual se encuentran estructuradas.
Algunas de las formas en las que Kafka ridiculizó al estado en esta obra es el haber asignado el domingo como día para realizar los interrogatorios, que la primera vista oral haya terminado de forma tan irrisoria, entablando ese diálogo con entre otras.
En esta obra puede verse la impotencia que muchos seres humanos, aún al día de hoy sentimos frente a las cuestiones vigiladas por la burocracia.
Comentarios2
¡Felicidades por el articulo!
Hoy le acabado de leer esta bella obra de Kafka y por ello me dí a la tarea de leer algún comentario sobre ella. Lo que concluyo de la lectura del presente artículo, es que me siento identificado con el pensamiento existencialista. Me gustó el final y mucho más el epílogo.
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