Antonio Lucas en «Territorio Común» (Málaga)

Antonio Lucas conversa con Guillermo Busutil en «Territorio Común», de la Fundación Alcántara.

Antonio Lucas en «Territorio Común», con Guillermo Busutil

Una de las actitudes que más aprecio en las personas es el entusiasmo. En estos tiempos grises cada vez es más difícil encontrar gente entusiasta, con ganas de hacer cosas, convencida de que es posible volver a conmoverse brutalmente. Por eso admiro tanto a Antonio Lucas, porque además de ser un periodista y un poeta talentosísimo es una persona que desborda entusiasmo. Otra característica que admiro de él es su generosidad. Sobre todo con aquellos que nos dedicamos al periodismo cultural; siempre tiene una palabra de aliento y te hace creer que lo que haces es posible (y hasta que lo haces bien). Antonio Lucas estuvo en Málaga el pasado lunes, en el ciclo «Territorio Común» que coordina Guillermo Busutil para la Fundación Manuel Alcántara. Una charla interesantísima en torno al mundo del periodismo y donde Lucas compartió algunas anécdotas y experiencias de su larga trayectoria.

El fuego y las palabras


Guillermo Busutil
abrió la conversación destacando que Antonio Lucas es «el periodista mejor informado del fin de semana». Un profesional que ya lleva 26 años colaborando con el Periódico El Mundo, donde comenzó cuando tenía apenas unos 20 años. A lo largo de su carrera, Lucas no sólo ha escrito reportajes inolvidables sino también columnas que a muchas de nosotras nos han cambiado la vida. En el acto se habló especialmente de dos trabajos significativos: el viaje a Gran Sol, donde compartió varios días con un grupo de marineros en uno de los sitios más peligrosos del mundo a bordo de un barco arrastrero y su reciente viaje a Ucrania, donde dice, vio la guerra por vez primera: algo que dejó en él un impacto brutal.

Las palabras, que le han acompañado siempre, y de una forma abundante, le han servido para prender fuego a aquellas cosas que deben incendiarse, cuenta. Pero la semilla de la escritura siempre está en lo que han escrito otros: «Lo interesante es escribir porque otros te impulsan a preguntarte», dice.

Antonio Lucas no sólo es un periodista destacado de la esfera contemporánea sino que además ha publicado varios poemarios impresionantes. Los dos más recientes Los desengaños y Los desnudos. Dice que su relación con la poesía es constante, que no hay día que no lea un poema y que la poesía, a diferencia de lo que se cree, sí tiene utilidad. «La poesía es intemperie, un camino sin mapa», explica. Un camino que nos permite comprender mejor nuestra realidad, de ahí su utilidad. «Los mejores poetas son los que te enclavijan al presente». Además, en su trabajo como periodista su afición poética le ha servido para tender puentes. «La poesía ayuda a titular y a descartar» y el hábito de la lectura puede ser un gran aliado para ayudarnos a «descartar tópicos, lo muy sobado del idioma». Pero principalmente, dice, la poesía «te enseña una cosa muy hermosa: a decir NO».

Al leer al Antonio Lucas periodista no encontramos al poeta. Sus dos registros están bien definidos, y aunque la curiosidad del primero y la precisión del lenguaje del segundo pueden ayudar a matizar y a controlar el estilo en ambos sentidos, una de sus grandes cualidades ha sido comprender las necesidades de cada género y enfocar sus herramientas en ese sentido. A la poesía «hay que tenerla sujeta en el periodismo, pero es inevitable que tus textos se impregnen de ella», pero asegura que no cree en el periodismo poético.

Antonio Lucas en «Territorio Común», con Guillermo Busutil

El entusiasmo como bandera

Vivimos tiempos difíciles, el periodismo ha dado un vuelco. La información se mueve en datos y los periodistas debemos avanzar contra lo desconocido. Los columnistas intentan explicar el mundo desde una perspectiva cercana y siempre palpable, lo que a muchos puede ayudarnos a entender mejor una serie de cosas que nos resultan ajenas. «El buen periodismo sigue apoyándose en las columnas», dice Lucas, y asegura que nadie le ha explicado mejor «un país sin número que los columnistas».

Estos tiempos difíciles también han provocado una especie de malestar general; parece que en esta época todos tenemos derecho a estar ofendidos y a malgastar palabras contra los otros. Lucas asegura estar en desacuerdo de ese tipo de periodismo, «Soy mejor discutidor que peleador», dice. Destaca la importancia de que los medios de comunicación sean «una comunidad en debate», pero lamenta que en esta época en la práctica no puede encontrarse esto. Por otro lado, los lectores «somos menos plurales o abiertos», porque leemos con el deseo de encontrar en la lectura «la confirmación de nuestros demonios, de nuestros odios, de nuestros fantasmas».

El entusiasmo está presente durante toda la charla, porque Lucas permea esa sensibilidad de la comunicación y ese deseo de intercambio genuino. «Vivimos en un tiempo muy excitante», dice, y asegura que no querría vivir en otro momento de la historia. Pero advierte de la importancia de recordar lo que importante en esta vida. Vivimos en una época donde «hay un enorme afán de dejar huella, de ser conocido, de tener éxito», pero no parecemos entender que la rapidez y facilidad con la que se consiguen estas cosas es la misma velocidad a la que se esfuman. Recuerda a un alfarero con el que pasó tres días hace unos años. «Probablemente no sea material de memoria», pero hace lo que cree que tiene que hacer con honestidad, viviendo intensamente. «Son muy pocas cosas las que nos importan en la vida».

La última pregunta de Guillermo Busutil gira en torno a la relación con el arte, lo que ha encontrado en esta otra disciplina. «El arte me ha dado la capacidad de afirmar la mirada», dice Lucas, y agrega que visita los museos no con el deseo de mirar al pasado sino de encontrar una ventana que le permita entender mejor el presente, porque «existe una forma de mirar que sólo se conquista en el arte».

Escuchar y leer a Antonio Lucas es un regalo. Nadie debería privarse de este lujo. Descubrir su pasión por los libros y por la vida, y dejarse contagiar por su entusiasmo son buenas alternativas para atravesar este tiempo gris. «En mis entusiasmos todavía hay parcelas vírgenes», dice. Y ojalá que podamos sentirnos impulsados por esas palabras para volver a entusiasmarnos, con la fe en la presente.

Antonio Lucas en «Territorio Común», con Guillermo Busutil



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