Antonio José Royuela habla rápido. Parece como si las palabras se pelearan dentro de su boca con ganas de saltar al vacío. La suya es una voz metálica con un acento cordobés que se ha ido tiñendo con los matices de los acentos de los lugares en los que ha vivido. Y en esa voz, tan precisa cuando recita, también se halla la contradicción de este hombre: su escritura. Cuando Antonio escribe, la lentitud abraza sus manos y las palabras juegan entonces una lenta carrera hacia adentro, y adquieren cuerpo, seguridad y rotundez. En una charla bien cercana el autor de «Zonas», nos cuenta qué experiencias le han marcado y a qué autores lee. Aquí, la primera parte de nuestra entrevista.
P—Cuéntame acerca de tus orígenes. ¿Cómo te llegó la literatura? ¿Alguna influencia familiar en esta pasión?
R—Sería difícil explicarlo con exactitud. Imagino que siempre estuvo cerca de los márgenes donde respiraba. Mi pasión por la lectura, la suerte de encontrarme con un magnífico profesor de lengua y querer decirles cosas bonitas a las chicas, entre otras cosas, seguro que han sido piedras angulares de mis raíces literarias.
»La influencia familiar me llega a través del quiosco de prensa en el que durante muchos años trabajó mi padre. Gracias a él, me aficioné a la lectura de prensa y también a la escritura periodística, como son los artículos de opinión.
P—¿Por qué escribe Antonio José Royuela? ¿Qué pretendes cada vez que te sientas a plasmar una idea sobre el papel?
R—Las razones son múltiples. La primera es la combinación de la necesidad y, al mismo tiempo, el placer que me produce hacerlo. Escribir es una forma de auto conocerme.
»Cuando escribo poesía es un impulso vital que me urge expresar y aunque soy de los que creen que la inspiración llega trabajando, es decir, escribiendo, muchos de mis versos nacen de ese estímulo irredento. Con la narrativa es distinto. Independientemente del formato elegido, el placer de crear mundos ficticios es una droga muy adictiva que si la dejo de lado, el mono me desquicia.
P—Este poemario viene acompañado de microrrelatos que nos permiten acercarnos a tu escritura en prosa. Pese a haber publicado (hasta hoy) sólo poesía la narrativa es algo que cultivas desde hace bastante tiempo. ¿Te defines como un poeta que escribe narrativa, lo contrario, o prefieres quedarte a mitad de camino entre ambos géneros?
R—Más allá de los vocablos novelista, poeta e incluso, articulista, me gustaría decir que soy escritor. Reconozco que es un traje demasiado grande, pero ateniéndonos a las distintas acepciones que recoge el Diccionario de la Real Academia de la Lengua, se podría decir que sí lo soy. Aunque de momento el género que más he cultivado es el de la poesía, no querría que me encajonaran solamente como poeta.
P—¿Qué te aporta la poesía que no sientes o encuentras en la prosa?
R—La belleza de las palabras, el ritmo interno de la composición, lo íntimo del mensaje, la precisión que requiere y, sobre todo, el uso de la metáfora. Para mí, la poesía es en esencia metáfora. Esa posibilidad de imaginar tu mundo personal a través del significado que queramos o podamos darle a un verso, es una experiencia única que no tiene comparación.
P—Háblame de tus autores de referencia. ¿Algún poeta al que vuelvas una y otra vez? ¿Eres obsesivo en tus lecturas? ¿Qué buscas al acercarte a un nuevo libro?
R—Son tantos los autores leídos y los que voy descubriendo por el camino, que la lista se haría farragosa. Además, siempre se me olvidaría alguno de manera injusta. Lo que sí podría, es indicarte algunos de los que no prescindiría.
»En narrativa: John Irving, Murakami, Gabriel García Márquez, Rosa Montero o Felipe Benítez Reyes.
»En poesía: Juan Gelman, Luis García Montero, Joaquín Sabina, Elena Medel, Jaime Gil de Biedma o Andrés Neuman entre otros.
»Procuro no ser obsesivo con las lecturas. A pesar de que sea un autor que admiro, valoro cada obra nueva intentando ser lo más objetivo posible.
»Siempre que me acerco a un nuevo libro busco el gozo intrínseco de la obra pero, cada vez más, valoro la aportación profesional que además pueda conseguir con su lectura.
P—¿Cómo es tu trabajo poético? ¿Tienes manías a la hora de sentarte a escribir?
R—No me considero un «escritor» con excentricidades. Mis hábitos son muy sencillitos. Me gusta leer antes de ponerme a escribir. Hace que me ponga en perspectiva.
»Desde que empiezo el poema hasta que lo doy por terminado pueden pasar meses y meses. Y necesito la tranquilidad de la estancia correspondiente para poder plasmar lo que tenga en la cabeza.
»Como ves, no soy nada problemático, jijiji.
P—¿Cómo surge un poema? ¿Qué es primero: la idea poética, el tono, los colores..?
R—Lo primero es la idea. Sin ella no habrá poema. El tono, los colores, la forma, etc., vendrán con el desarrollo del mismo.
»El poema surge de muchas formas: a veces, leyendo a otro poeta. En ocasiones, leyendo la prensa o escuchando una noticia, un reportaje… También, observando con detenimiento a la gente o realizando un ejercicio de introspección.
»No hay reglas universales. Cada poeta utilizará diferentes canales para iniciar el poema.
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El jueves 1 de octubre a las 19hs en el Museo Casa de los Tiros de Granada, Royuela presenta sus últimos dos libros «Zonas» (poesía) y «Resiliencia» (narrativa). ¡Están todos invitados!
Foto Principal tomada de la página web de Antonio Royuela
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