Antonio Skármeta habla de la publicación en papel

Antonio Skármeta es uno de los escritores latinoamericanos que goza de cierto renombre, luego de la puesta en escena de una de sus novelas más emblemáticas «El cartero». En un reciente artículo publicado por la Revista Ñ, se hace referencia a la conferencia que el escritor chileno dio en Focus 2011 sobre «Culture and Cultural Industries«. En ella habló sobre la presencia del libro electrónico en nuestros días. Dijo algunas cosas que creo que son importantes y me han dado pie a escribir este artículo, en torno a este tema que ronda nuestra actualidad literaria.

El mercado de los libros reemplaza el término literatura

En los últimos años la cultura se ha convertido en una industria más, ahora se mide con números, exactamente igual que como pasa con los alimentos, la ropa y todos los otros mercados. El término mercado del libro ocupa un lugar de importancia mayor que el de divulgación de la literatura o el de cultura en general. Se mide el espacio que hoy en día tenga la literatura en el mundo por la cantidad de libros que se hayan vendido y en el formato en que lo hayan hecho. Sin embargo la verdadera cultura no puede medirse como la temperatura, no es posible relativizar y frivolizar todo tanto, no le hacemos bien al arte, no le hacemos bien al libro y mucho menos planteamos soluciones claras para las sociedades venideras.

La literatura, expresa Skármeta, es mucho más que esos libros que se encuentran en las librerías y bibliotecas esperando a ser leídos, manoseados, rescatados; se diferencia de una ropa, de un auto y de los complementos de nuestra vida en que tiene vida, como los juguetes. Lo que importa realmente no es qué edición de «Viaje al centro de la tierra» tenemos, sino la historia que hay dentro de esas tapas; esa historia que mientras leemos sucede y ha sucedido millones de veces y volverá a hacerlo cada vez que alguien agarre ese libro y se decida a vivir nuevamente esa increíble de Julio Verne. El formato puede que lo olvidemos pero no la historia.

La oralidad es lo único fundamental

Cuenta Antonio que cuando era pequeño se sentaba junto a su abuela mientras ella tejía y escuchaban juntos los melodramas que pasaban por la radio. En ocasiones, cuando se cortaba la luz, ella le pedía al pequeño Antonito que dijera qué creía que pasaría, y entonces él buscaba desenlaces parecidos a los que sabía a ella le gustaban. Un día mientras estaban escuchando la radio, ella la apagó y le pidió que él contara el final de aquella historia. Skármeta asegura:

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Y no me extraña, las primeras experiencias de acercamiento a la literatura son las que más nos marcan. Donde no importa realmente cómo se veían los libros que utilizábamos sino aquello que sentíamos, porque esas emociones son las que irán siempre con nosotros, las que no pueden borrarse porque se han grabado a fuego, es una marca que nos identifica, que nos vuelve pertenencia de la literatura, al igual que el ganado pertenece al dueño de la marca.

El verdadero soporte de la literatura es la oralidad, eso es lo que piensa Skármeta. Dice que él aprendió a amarla en esas historias contadas por la radio y comenzó a escribir antes de decidirse que iba a encaminarse en esta hermosa huella, al contar esos finales de las radionovelas que su abuela escuchaba.

Seguramente todos nos acercamos a la literatura antes siquiera de saber leer, por eso me atrevo a darle la razón a Antonio en esto y afirmar que el único soporte que sí o sí no debemos perder es el de la voz humana, para seguir contando historias pese a que pase el tiempo. Los formatos en los que las historias sean escritos pueden modificarse, nacer nuevos, morir otros, siempre que lo más importante permanezca, las historias.

Falta de lectores y diferentes formatos

Antonio aclara que para él el verdadero problema de la literatura no es el tipo de soporte en el que es distribuida, sino la falta de lectores, las transformaciones son buenas. Asegura que sus lectores llegaron a él no sólo por los libros en papel, sino también por las películas y obras que se han hecho en torno a ellos, por eso considera que es bueno abrirse a otros tipos de soporte que permitan aumentar el número de lectores, que en definitiva es uno de los elementos sin el cual la literatura no puede ser.

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En un artículo anterior, en el que les contaba acerca de la completa digitalización de la Enciclopedia Británica, planteaba un futuro adecuado para los libros.

Estoy convencida, y luego de leer lo planteado por Skármeta comprendo que no soy la única que así lo cree, de que el futuro depara para la información y todo el contenido que deba ser utilizado para el aprendizaje, el soporte en formato digital (una forma sencilla, económica y sumamente eficiente pues para investigar es imprescindible tener acceso a Internet), mientras que para la literatura seguirá utilizándose el formato en papel. Según Antonio, el libro tradicional es un elemento estético que supera las necesidades de la información, es decir que puede ser ideal para leer poesía o ficción, para viajar a otros mundos pero que cada vez se vuelve menos propicio para el aprendizaje.

El autor y la propiedad intelectual

Otro tema que según Antonio no es menor y que está íntimamente ligado con el futuro del libro, es el del autor. Asegura que es de suma urgencia que se proteja la propiedad intelectual porque los medios electrónicos crecen a una velocidad vertiginosa y no lo hacen del mismo las leyes para proteger a los autores.

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Y si esto ocurre el escritor terminará dejando replegada la literatura a un hobby y cada vez podremos disfrutar de menos obras que valgan la pena.

Agregó también que temía que una de las frases de su cartero haya sido tergiversada y se haya convertido en un lema para robar el contenido creado por otro. Se refiere a esa situación en la que Neruda le reprocha al cartero que le robó sus poesías recitándolas como si fueran de él; el cartero le dice que «la poesía no es de quien la escribe, sino de quien la usa«. Esta frase indica una verdadera declaración de amor a la poesía, pero ha sido utilizada para hacer apología al robo de frases o historias de forma indiscriminada. Por supuesto que quienes lo hacen olvidan mencionar la respuesta que el poeta le dio al cartero, diciéndole que no podía llevarse la democracia tan lejos al punto de preguntarnos quién es el padre en una familia.

De todo esto se desprende lo siguiente. Como lo hemos dicho, puede que los formatos no sean realmente importantes, porque la literatura siempre existirá entre nosotros; pero si cada vez los autores vamos a sentir que no hay respeto por nuestra propiedad intelectual, con el paso del tiempo desistiremos de publicar nuestras obras, y entonces sí tendremos un problema realmente importante. Muchas veces por crearnos un problema donde no lo hay, olvidamos mirar los posibles problemas reales que pueden existir.

Comentarios2

  • kardosdan

    Amiga, nací entre libros, hijo de un carpintero inmigrante, que me enseño a querer a los libros, crecí con libros en derredor y moriré con libros; las letras y la oralidad son fundamentales en nuestras vidas, ya jamás en pensado de otra forma. Impecable artículo amiga, un gran abrazo para ti.

  • Ruben Garcia

    Es un buen artículo que, creó, logra acercarse mucho a la realidad, en cuanto a los pensamientos y la redacción, del escritor y de la articulista, algo difícil de ver hoy en día.
    En cuanto a las leyes de la propiedad intelectual, creó deben existir para estos nuevos formatos, deberían ser regladas por instituciones totalmente independientes, algo totalmente imposible, ya que solo se aplican su leyes a quienes publican sin beneficio para las grandes compañías, quedando impunes muchos escritores protegidos por estas. Ya sucede con la literatura escrita en papel, de lo cual se deduce que en formatos digitales será la muerte de la literatura tal como la conocemos. El problema no es, como bien se menciona en tu artículo, como se transmite, si no quien la transmite.



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