Leer es una palabra que suena tan hermosa. Es sencillísima pero ¿no les pasa que al pronunciarla algo se les mueve dentro? A mí esas «e» unidas me hacen pensar en dos ojitos dispuestos a pasarse horas frente a unas páginas, a introducirse en mundos insólitos para aprender a apreciar más de la vida que disponen.
¿Sabemos leer?
Pese a que estamos sumamente acostumbrados a vivir rodeados de contenido y de información, es poco lo que sabemos hacer con todo esto.
Nuestro problema es que no somos capaces de discriminar lo que sirve de lo que no y, una de las cuestiones que impide ese trabajo, es nuestra incapacidad para leer. Si bien muchos hemos ido a la escuela y podemos leer con mucha facilidad, no somos capaces de interiorizar lo que leemos; de analizarlo y de comprenderlo realmente.
Saber leer con una actitud crítica no es solamente propio de los escritores, todos deberíamos poder hacerlo; esto nos permitiría relacionarnos de una forma mucho más directa con nuestro entorno y apreciar lo que cada texto que llega a nuestras manos tiene para ofrecernos de fondo. Incluso, creo que seríamos menos propensos a sufrir engaños, porque seríamos capaces de descubrirlos antes de que nos sorprenda la letra pequeña.
Como a la mayoría de ustedes, aprender a leer fue algo que marcó una diferencia absolutamente tangible en mi vida.
Cuando uno es niño el universo que te ofrece la lectura es una de las únicas cosas capaz de hacerte sobrellevar la propia existencia. Aprendes a vivir muchas vidas fuera de la propia, a dividirte en mil posibilidades y eso te ayuda a darte cuenta de que puedes transformarte, si lo que te rodea no te hace bien.
La lectura nos da alas para ir en pos del futuro que queramos, para redefinirnos y, por ende, para soñar y buscar activamente una vida más agradable. (No me gusta hablar de felicidad porque creo que es un término demasiado amplio, ambiguo y manoseado.)
Aprender a leer de forma crítica
Leer en nuestros primeros años por el solo afán de devorarnos una historia, está muy bien; sin embargo, a medida que pasa el tiempo debemos incorporar otro tipo de lectura, una más comprometida y crítica que nos permita apreciar de verdad lo que tenemos en nuestras manos.
Porque leer no es suficiente, tenemos que saber leer. Sobre todo si tenemos el extraño deseo de convertirnos en escritores.
Pero esto no se consigue tan solo prestando más atención, requiere de todo un aprendizaje. No me refiero a que es indispensable concurrir a tal o cual universidad, pero sí es necesario que nos abramos totalmente y aceptemos que nuestra forma de leer es incorrecta. De este modo, podremos prepararnos a cada nueva lectura con el deseo de extraer de ella todo lo que podamos. Y conseguiremos disfrutar de las tres bondades de la lectura: el disfrute, el aprendizaje y el crecimiento.
Cada individuo sabe de qué forma leer para apreciar la lectura y sacarle el mayor jugo posible a cada libro; sin embargo, no están demás algunos consejos.
a forma más recomendable al encarar un libro es leerlo varias veces (tres, como mínimo). Una para disfrutar de la historia y aquellos aspectos emocionales que nos toquen la sensibilidad. Entonces, conviene leer sin casi detenerse en los aspectos lingüísticos, aunque ellos nos llamen a gritos.
Una segunda lectura servirá para analizar minuciosamente el texto; intentando comprender las razones por las que el autor tomó tal o cual decisión. Y en una tercera, para revisar aquello que haya podido pasar desapercibido en las dos lecturas anteriores.
Por supuesto y sobre todo en las dos últimas lecturas, es importante contar con un cuaderno o algún espacio donde realizar nuestras anotaciones (apuntar páginas, ciertas frases, determinadas usos de las palabras, etc). Muchas personas suelen escribir estas aclaraciones en los márgenes, cada uno lo hace de la forma que le resulte más cómodo. En mi caso, prefiero el cuadernito puesto que al escribir con tu propia letra puedes fijar mejor las palabras; además no me gusta estropear los libros. 😉
En su libro «Saber leer», Giovanni Parodi dice que para alcanzar un grado de satisfacción real a partir de una lectura y poder construir conocimientos perdurables a partir de ella, una de las cosas más importantes es que como lectores seamos directos al reaccionar. Esto significa que debemos asumir un rol activo y exponer nuestras ideas con claridad y responsabilidad; de este modo asumiremos una postura honesta y franca frente a lo leído y seremos capaces de sacarle el máximo provecho.
Aprender de los grandes para escribir mejor
Debemos recordar también que hubo un tiempo en el que no existían talleres y cursos de escritura; entonces, los aspirantes a escritores crecían y aprendían leyendo a sus predecesores. De este modo, construían su propio lenguaje con la ayuda inestimable de los que marcaron el sendero con antelación.
Con el paso de los años nos hemos acostumbrado a que nos lo den todo servido, a esforzarnos menos; de ahí el éxito de este tipo de talleres.
Es indispensable, sin embargo, que recuperemos el gusto verdadero por la lectura. Enfrentándonos a esta fabulosa tarea con una mente atenta y consciente de lo que hay por aprender, a fin de descubrir los magistrales mecanismos literarios que encierra cada gran obra que llega a nuestras manos.
Leer a Dostoievski, Flaubert, Kafka, Austen, Dickens, Woolf o Chéjov para tan solo disfrutar de sus historias es comparable a acudir al cine y pasarnos todo el rato pendientes de nuestro teléfono móvil. Seguramente comprenderemos lo que hemos visto de forma superficial, pero nos perderemos todos los detalles. No seremos capaces de comprender los silencios ni de profundizar en las características de cada personaje.
En definitiva, no captaremos el contenido que se esconde y en el que los creadores han trabajado intensamente. Es volver a la infancia y tomar un libro y apenas ser capaces de leer el título, porque todavía no somos capaces de leer correctamente.
Dicho todo esto, solo resta agregar que así como para aprender a escribir el mejor consejo es ESCRIBIR, la mejor forma de aprender a leer de forma crítica es LEYENDO.
Comentarios3
Es totalmente cierto, es maravillosos el artículo y enseña si no el amor, el interés por la lectura, que tanto ayuda, sobretodo la lectura que hace pensar.
Fuera bueno que las familias modernas enseñaran a sus hijos el amor a la lectura, -como sucedia antes- algo que se agradece a través de los años. Nada mejor que el ejemplo.
Gracias por el excelente artículo.
Saludos.
¡Muchas gracias, Lena! Me alegro de que te haya gustado y ojalá que te sirva de ayuda. Un abrazo y ¡a seguir leyendo! 🙂
Genial tu acento, es un bello panegírico a la lectura y sobre todo lo que dices de leer tres veces, yo lo leo seis veces porque aún el lector más avispado siempre se le puede escapar un detalle. Esto debe estar en una antología de lectura por lo bien escrito que está.
¡Guau! ¡Qué hermosas palabras, Edna! Te estoy muy agradecida. Y sí, creo que debemos leer el mayor número de veces posible los textos, ya que siempre hay algo nuevo para aprender. Un abrazo enorme y que tengas muchos años de buena lectura.
Muchas gracias por tus amables palabras.
Excelente Artículo!... Cada vez aprendo más de ti! Un fuerte abrazo!
¡Me encanta escuchar eso! ¡Muchas gracias, Nhylath! Yo aprendo con ustedes muchísimo, así que es mutuo. 🙂
Un beso gigante.
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