Esa frase, tomada de un artículo de la web Academia Editorial del Hispanismo, me ha parecido sumamente oportuna para comenzar el texto de hoy.
Cuando tenía 10 años recitaba de memoria «El viaje definitivo» de Juan Ramón Jiménez. Entonces, no leía textos académicos ni me ayudaba para comprender el sentido de lo que leía con devoción. No sabía qué significaba exactamente ese poema, pero me llenaba de una melancolía extraordinaria. Cuando ahora releo ese poema intento volver a tener 10 años, para no entender el sentido real de las palabras y volver a esa inocencia, a esa comprensión blanca de los versos. No lo consigo. ¿Acaso mi postrimera forma de entender ese poema fue falsa o inadecuada? La crítica dice que sí. ¿Debería fiarme de ella?
Cuando la crítica no es ortodoxa
No todos hacemos crítica literaria. En mi caso, por ejemplo, cada vez que hablo sobre algún libro, intento hacerlo desde un punto de vista muy subjetivo.
No creo que la literatura sea algo estático ni que la comprensión de una obra pueda considerarse objetiva pues, como decía Barthes, cada vez que leemos estamos reescribiendo. No obstante, muchos especialistas consideran que la crítica debe ser algo objetivo, un ordenamiento del material que se inspecciona a través de un modelo científico. Maestro habla de una organización tomando en cuenta su contenido verídico.
La pregunta es ¿existe una única verdad? ¿No portamos acaso todos un gramo de verdad y en cada uno la totalidad de ella? Creo que, a menos que esa verdad interfiera negativamente en la libertad de otros individuos dañándoles, no debería ser algo susceptible de enjuiciamiento.
Desde el punto de vista de la investigación deben existir ciertos parámetros que nos permitan analizar un texto y sopesarlo en relación a otros, para encontrar el valor que encierra esa idea escrita; sin embargo, me atrevo a decir que esa «tabla» según la cual se lo mire puede ser muy diversa entre un escritor-crítico y otro.
Este trabajo de análisis literario intenso es muy antiguo, incluso anterior al Renacimiento; y sin embargo todavía no presenta teorías claras que puedan tomarse como irrevocables. ¿Será acaso porque la literatura es una entidad viva que varía en cuanto a quién se encuentra parado delante de ella y cuyas interpretaciones podrían considerarse todas válidas (o casi todas) ?
Pese a todo, la crítica se encuentra vinculada estrechamente a la gnoseología, que la une inevitablemente a la epistemología, limitándola en una serie de ideas pre hechas que funcionan como lupa para cada texto. Esto para muchos puede resultar inadmisible, pero para quienes defienden esta estructura, es la única forma de ayudar a los lectores a descifrar esos puntos que enmarquen su propia interpretación literaria.
Personalmente creo que esa manera de estudiar la literatura puede ser muy útil para entenderla desde un punto de vista histórico. Es decir, si deseamos comprender las guerras napoleónicas en Rusia nos vendría bien una lectura de «Guerra y Paz» acompañada por una rigurosa investigación histórica que nos permita comprender al máximo los sucesos y así sacarle mejor partido a este novelón. Pero no parece tan evidente su utilidad si se trata de cuestiones que nosotros mismos podemos razonar, asuntos que tienen lugar en nuestro tiempo histórico.
Leer con una mente abierta y activa
Leer la crítica literaria actual muchas veces nos pone los pelos de punta. Vivimos en esta era, podemos desarrollar nuestras propias ideas en torno a ella y no necesitamos que venga nadie a decirnos cómo interpretar una obra. Este pensamiento puede parecer acertado, aunque le falta un pequeño pero importante detalle: la apertura.
Leer lo que otros piensan de una obra, después de haberla leído, puede servirnos para comprender aún más y para llegar a una interpretación más profunda del texto, pero sin perder nuestro propio juicio de valor.
La forma en la que comprendemos el mundo se nutre de nuestras experiencias y de nuestra forma de pensar y sentir; la literatura también pasa por ese mismo filtro. Y, si bien es importante la revisión que otro apasionado lector ha hecho de ella, no debemos tomar sus opiniones como propias. Debemos someterlas a un análisis exhaustivo para ser capaces de crear nuestra propia opinión al respecto.
Existe un pensamiento extendido que dice que todo crítico es un escritor frustrado. Puede que haya algo de ello, si se considera que la ficción suele tomarse como una creación artística y la crítica es una investigación que se basa en la búsqueda de fundamentos que indiquen la veracidad o calidad de una obra.
Pero, ¿y si apareciera un crítico que expresara de una forma renovada (sin basarse en esnobismos y construcciones predeterminadas) lo que cada libro le ha causado..? ¿No sería también esta una forma de hacer arte? ¿Seguiríamos entonces pensando que se trata de un escritor frustrado?
Intuyo que lo que diferencia a esta clase de críticos con los escritores que hacen ficción es que encuentran más satisfacción creadora en un estilo más riguroso que el impuesto por la ficción. Que son personas que se dejan llevar por esa necesidad, puede que innata, para plasmar sus ideas y sentimientos por escrito valiéndose de este género.
Tres clases de crítica literaria
El género de la crítica literaria tiene un gran espacio en esta época; sin embargo, en un sentido estricto no todas las reseñas pueden ser consideras críticas. Por ejemplo, las mías lejos están de serlo ya que no se basan en investigar los fines que se esperan de la literatura sino los que yo espero, lo cual podría volverlos un tanto inaceptables, supongo.
De todas formas, existen muchos tipos de crítica y quizás ya va siendo hora que se establezcan subgéneros, para que todos los aficionados a este tipo de textos y de lecturas seamos capaces de sentirnos parte de una preciosa forma de expresión. Nuestra forma de entender la lectura puede ser muy útil para otros lectores, sean cuales sean nuestros pilares.
Personalmente, mis críticas favoritas en orden de jerarquía tienen nombre:
- Críticas Filosóficas: aquellas que analizan las cuestiones sociales y humanas que se esconden en cada uno de los textos y te permiten mirar más allá. Las que te llenan de preguntas en vez de darte respuestas.
- Críticas Académicas: las que persiguen la estructura como fin último y se interesan por juzgar cada uno de los textos según los métodos que impone la teoría de la crítica literaria de turno.
- Críticas Triviales: las que se dedican a escribir los datos que aparecen en las solapas de los libros y no te dejan nada. Las que no te ofrecen datos o razones que te hagan volverte loca por conseguir un ejemplar.
La crítica literaria es uno de los géneros con mayor repercusión hoy en día. Tal es así que casi la totalidad de artículos de la sección «libros» de los periódicos podrían incluirse en esta categoría. Preferiremos una más que otra, aborreceremos a ciertos taimados críticos; pero sin embargo, continuaremos leyendo esta clase de textos. Ya sea para repetir como loros lo que otros pensaron antes y plasmaron en un papel, o para enriquecer nuestras lecturas.
Vuelvo a leer aquel poema de Jiménez y sigo sin poder encontrarme con esa pureza de los 10. ¿Será que al introducir tantos elementos teóricos conseguimos que se vuelva menos esplendorosa y mágica?
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