La novela negra es uno de los géneros que más seguidores tiene en todo el mundo. De ahí que también sean numerosos los escritores que se han especializado en la misma, para poder reflejar su calidad narrativa.
Entre esas plumas se encuentra el norteamericano Chester Himes (1909 – 1984), que se ha convertido en el referente de muchos compañeros y de nuevos talentos que empiezan a darse a conocer.
Él logró darle una vuelta de tuerca a ese tipo de historias y además dio vida a personajes muy singulares que pasaron a ser protagonistas de series enteras. Este sería el caso de dos detectives: Ataúd (Ed Johnson) y Sepulturero Jones, que trabajan en el famoso barrio de Harlem, en Nueva York.
El día a día de la zona y del trabajo policial se convierten en los principales atractivos de las obras que componen la saga de aquellos. Entre las mismas podríamos destacar las siguientes novelas:
Por amor a Imabelle. En el año 1957 fue cuando se publicó este libro policíaco, el primero de la serie, que cuenta cómo Jackson es un hombre que pierde todo su dinero por culpa de Imabelle. Esta es una hermosa y pícara mujer que le vuelve loco y que le llevará a la ruina.
Una situación que le desesperará hasta tal punto, que le llevará incluso a robar a su propio jefe. Y ahí no acabará todo, pues entrará en escena su hermano gemelo que resulta ser un auténtico embaucador y que quizás pueda ayudarle a saldar las deudas que ha adquirido, al perder lo poco que le quedaba en una sala de juegos.
Todos muertos. Otras de las novelas más interesantes escritas por Chester Himes y que dan forma a la saga es esta, que llegó a las librerías en 1960.
Los dos detectives, Johnson y Jones, tendrán que hacer frente a dos casos muy complicados que acabarán entrelazándose en el momento que empiecen a recabar pistas.
Por un lado, está el atraco a un político. En concreto, se le han robado unos 50.000 dólares que iba a utilizar para poder hacer frente a la campaña electoral que tenía por delante. Un suceso que ha ocurrido delante de un club de homosexuales, pero del que parece ser nadie ha visto ni ha oído nada.
Por otro lado, deberán resolver el atropello de un joven, que ha fallecido en el acto al ser empotrado contra un edificio, lo que ha provocado que esté totalmente desfigurado.
Algodón en Harlem. 1965 fue el año elegido para publicar esta novela, la sexta de la saga, que toma como punto de partida un curioso proyecto del párroco del barrio de Harlem: por 1.000 dólares, los vecinos de color que lo deseen podrán regresar a la tierra de sus antepasados, a África.
Un total de ochenta y siete personas toman la decisión de seguir las palabras del reverendo y ponen su dinero para conseguirlo. Una cifra bastante elevada que el sacerdote guarda a buen recaudo, pero que unos ladrones consiguen robar. Sin embargo, lo singular del asunto es que estos, para esconder el botín, lo esconden en una bala de algodón, que acabarán perdiendo.
Ante todo eso, entran en escena los dos detectives protagonistas que intentarán dar con el dinero. Y es que quieren que no se vean frustrados los sueños de casi noventa personas.
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