Hoy traigo al ciclo de Las Repeticiones una recomendación apropiada a la fecha. El 16 de mayo de 1917 nacía uno de los narradores latinoamericanos más reconocidos dentro y fuera del territorio latino, Juan Rulfo y quiero dedicarle mi artículo. He recordado la fascinación con la que leí su libro «El llano en llamas», como quien se interna en un bosque sabiendo que difícilmente encontrará la salida. De una forma intensa, inevitable, cayendo en su voz ya para siempre. Pero no vengo a recomendar este libro ni esa otra maravilla que es «Pedro Páramo», porque ¿quién no los ha leído una y otra vez? No, la elegida es una biografía gráfica que ha sacado la preciosa editorial Rey Naranjo y cuyos autores Óscar Pantoja y Felipe Camargo nos ofrecen una deliciosa mirada sobre la vida y la obra del queridísimo autor mexicano.
De la orfandad a la escritura
«Rulfo. Una vida gráfica» es una novela gráfica que recoge los hechos fundamentales de la vida de Juan Rulfo con una sensibilidad y una visión nítida del mundo en el que le tocó vivir que me ha resultado muy interesante. En Rey Naranjo tienen toda una línea de biografías literarias que es alucinante; por ella también han pasado otros dos autores internacionalizados de la literatura latinoamericana, Borges y García Márquez. Es ésta una editorial independiente que hace cosas preciosas y tiene cuidadísimas encuadernaciones.
Que la obra de Rulfo se encuentre atravesada por la muerte no es casualidad, dado que desde pequeño se vio tocado por ella. Perdió a sus padres de forma temprana y muchas personas de su entorno cercano fallecieron de formas agresivas o repentinas. La búsqueda de la supervivencia, lo llevaron en recluirse en un mundo donde muerte fuera nombrada para que no doliera.
Así fueron surgiendo sus primeras miradas literarias, que se convertirían en las dos obras fundamentales de la literatura latinoamericana: «Pedro Páramo» y «El llano en llamas», que servirían de guía-entusiasmo-inspiración a muchísimos narradores de la región.
Literatura para todos
Una de las cosas más destacables de la obra de Rulfo es la sencillez de su voz. Ese rasgo ha sido captado a la perfección por Óscar Pantoja y Felipe Camargo en este libro. Han sido capaces de componer una fusión de imagen y palabra alucinante. Unas imágenes con trazos que pueden asemejarse a la narrativa minimalista y cercana de Rulfo y una escritura sin ambages que quiere contarnos cómo fue Rulfo y por qué.
Tenemos aquí una novela gráfica con un estilo oscuro que nos acerca los hechos más relevantes de la vida de Rulfo: la muerte de sus padres, su crianza en un orfanato, su acercamiento a la literatura, su primer amor, sus primeros cuentos, y el período de sequía creativa que lo volvió más taciturno y que derivó en una depresión casi crónica. El miedo de haber perdido el pulso literario y el deseo de que la vida se termine, estos dos elementos se encuentran muy bien captados. Y todo se halla plasmado en consonancia con la vida de Pedro Páramo y otros personajes que pueblan la reducida obra del autor mexicano.
Depresión y alcoholismo
¿Por qué sólo dos obras en una vida como la de Rulfo? Esa pregunta se extiende a lo largo de todo el libro, es como si los autores quisieran responder a ella. Cuánto afligieron las presiones a este escrito que comenzó con muy buen pie pero que se quedó en silencio, y durante demasiado tiempo, para siempre.
La sensación de fracaso llegó con la depresión y con ella el alcoholismo; si hiciéramos un análisis exhaustivo del perfil psicológico de Rulfo a lo largo de su vida igual podría encajar en el diagnóstico bipolar, aunque lo más probable es que fuese una depresión crónica que se mantuvo más o menos estable durante la primera y segunda parte de su vida pero que al aseverarse en su madurez lo llevó a caer hasta niveles de los que no pudo recuperarse.
El final de la obra
El alcohol le sirvió entonces como baluarte, pero consiguió dejarlo, como la literatura lo había dejado a él. El mundo editorial dejó de esperar nada de un escritor que no escribía y terminó sus días triste y frustrado. Lo cierto es que el panorama es deprimente, sin embargo, en el lápiz y el papel de Pantoja y Camargo es realmente interesante la luz que se filtra. Nos queda tu Pedro, Juan, no desesperemos.
Creo que este libro puede ser una interesante propuesta de lectura para este día, para recordar al adorado y apocado Rulfo y celebrar ese lazo milenario que existe entre imagen y palabra, por eso quería traerlo a este ciclo de lecturas imprescindibles que llamamos Las Repeticiones.
¡Lean este cómic, descubran a ese Rulfo tierno e inolvidable!
Hace un tiempo publiqué una reseña más amplia sobre esta obra, si te interesa, puedes leerla aquí.
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