Hoy les traigo otra entrega de Cuentos Imprescindibles. Dos autores muy diferentes entre sí pero que han sabido reflexionar sobre semejantes cuestiones, apoyándose en antagónicos géneros literarios: Ray Bradbury y Enrique Poncela.
Los cuentos escogidos son «Vendrás las lluvias suaves», de Bradbury (que forma parte del libro «Crónicas marcianas») y «Un marido sin vocación», de Poncela (uno de sus relatos más conocidos).
Al final, será la lluvia
Así comienza «Vendrán las lluvias suaves«, de Ray Bradbury. Su título original es «There Will Come Soft Rains» y se encuentra inspirado en el poema homónimo de Sara Teasdale, que pueden leer pinchando aquí.
Aunque a simple vista parece la forma más simple de comenzar una historia, creo que es sumamente atinada. Haciendo uso de pocas palabras y una decena de adjetivos, Bradbury nos adentra en un ambiente solitario (no así desolado) y mecánico. Nos topamos de lleno con la rutina de una casa en la que ya no habitan personas, donde los días se suceden de forma intermitente y metódica. Los aparatos continúan desarrollando sus habituales tareas, cuando los humanos han sucumbido a la catástrofe, y no prestan atención al paso del tiempo o a lo inútil de sus quehaceres: persisten como naúfragos en cumplir con esas obligaciones para las que han sido creados.
Como en el poema, la trama del cuento gira en torno a lo que quedará cuando ya no haya humanos poblando la Tierra. (Llegará el día en el que las golondrinas volarán felices y todo rastro de nuestra historia será imperceptible para la propia naturaleza.) No obstante, Bradbury llega todavía más lejos: la naturaleza será la encargada de exterminarnos para hacerse nuevamente con el control de la situación. Y todavía hay más, incluso de demostrarnos que, cuando creíamos llevar las riendas de nuestro entorno, en realidad también éramos instrumentos autómatas, como las máquinas, necesarios para que el plan evolutivo continúe en marcha.
Los buenos relatos son aquellos que tienen una idea central en torno a la cual gira toda la historia, y que siempre se encuentra en primer plano. Aquellos que nos presentan una ecuación perfecta de intriga y disfrute y a la vez nos hacen razonar sobre aquellas cosas que consideramos inamovibles. Creo que en este relato Bradbury consigue justamente eso: tomar un hecho (el fin de la humanidad) y escribir sobre él sin nombrarlo con precisión. Y, solo por esto, habría que aplaudirlo.
No es el contenido ni la trama lo que vuelve imprescindible este relato, sino la forma en la que ha sido construido. Bradbury crea una narración breve con pocos elementos, y los impregna de intensidad.
Por otro lado, si bien el tema escogido es relevante y profundo, lo que hace todavía más necesario este relato, es la calidad literaria escondida detrás de las imágenes y la forma en la que se van presentando los hechos, sin preámbulos ni ornamentos extravagantes.
Uno de los ejercicios que realizamos al acercarnos a una obra de arte, aunque de forma inconsciente, es la búsqueda del alma que vaga por ellas, o quizás nuestra propia alma reflejada en esas imágenes. Algo sorprendente de este relato es que Bradbury consigue crear un espacio y unos personajes autómatas, carentes de alma. Y esto, que a simple vista puede resultar superficial, es lo que hace que nos sintamos atrapados por la narración: porque no concebimos una vida fría, aun si en ella no estamos nosotros.
Poncela reflexiona sobre el matrimonio
«Un marido sin vocación«, de Enrique Jardiel Poncela es sin duda una narración fantástica que no puede faltar en esta lista que venimos anotando desde hace un tiempo. Se trata de un relato en el que se critican esas formalidades a las que nos acostumbramos con facilidad pero de las que nos resulta tan difícil desarraigarnos.
Este relato trata sobre un hombre que decide casarse y comparte la noticia con sus amigos. Al ser totalmente consciente de la decisión que él mismo ha tomado, y sentir que ya no puede echarse atrás, hace lo imposible por desagradar a su ¿amada? con el objetivo de que ella lo deteste y decida separarse.
A lo largo de la narración vamos viendo cómo el protagonista va acrecentando su odio hacia la mujer con la que acaba de contraer matrimonio. A medida que avanza ese odio también lo hacen sus actitudes negativas: que comienzan en simples ofensas hasta concluir en verdaderos actos de es capaz de llevar a cabo cosas impensables en un estado normal de salud mental, con tal de que el matrimonio fracase y de poder quedar libre de esa cárcel.
Con un estilo sencillo y directo, Poncela nos advierte acerca de los mecanismos humanos, capaces de enrevesarlo todo con tal de no enfrentar de verdad los conflictos, de tomar decisiones claras y de hacer que nuestros deseos se hagan realidad de una forma natural. Este es un cuento que les recomiendo especialmente porque se encuentra lleno de suspicacia y realismo. Y es totalmente diferente al de Ray.
Estos han sido los dos relatos de hoy. No olviden que pueden leer los artículos anteriores sobre los mejores cuentos de la literatura universal.
Comentarios1
Tomamos nota, Tes,.
Por cierto, he leído el poema de Sara Teasdale "Vendrán lluvias suaves", tan bonito como aterrador. Espero que nunca lleguen esas lluvias y voy a intentar leer el cuento de Ray Bradbury .
Muchas gracias y un fuerte abrazo.
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