Frases del refranero popular ordenadas alfabéticamente. Refranes de la A a la Z. Letra C. [Aquí puedes encontrar más artículos sobre refranes.]
En esta vuelta de tuerca a las sentencias del refranero popular que venimos publicando, hemos llegado a la letra C del abecedario. Aquí recojo frases de la sabiduría popular que comienzan con la letra C, y una brevísima explicación sobre el sentido de cada uno. Puedes leer aquí las entregas anteriores: A, B.
Refranes con la letra C
Este es un refrán contra la imprudencia humana: esa peculiaridad de la que ninguno está del todo a salvo. En él se advierte que quien mucho habla tendrá que atenerse a las consecuencias que puedan devenir de sus palabras. Revelar más información de la necesaria, hablar por hablar u demostrar cualquier otro descuido en la comunicación es un signo de imprudencia. Quienes aprenden a ser discretos podrán controlar mejor su situación y sus relaciones, evitando enfrentarse a problemas innecesarios. Suele utilizarse este dicho para demostrarle a alguien que ha hablado demasiado y que ahora deberá asumir la responsabilidad de sus palabras.
Las calumnias no son un invento moderno; siempre han existido y por eso el refranero les guarda un espacio importante –hay muchas sentencias relacionadas con el hablar mal de otros cuando no se hallan presentes–. En este refrán en particular se hace alusión a las consecuencias de las calumnias. Incluso cuando después de haber difamado a alguien, quien lo hace se arrepiente e incluso hace público su arrepentimiento, no conseguirá que su rectificación llegue a todas las personas a las que llegaron sus primeras afirmaciones; así queda un sedimento de esas acusaciones, en las personas que continúan creyendo en ellas. Por eso, antes de difamar a otra persona debemos pensárnoslo muy bien, porque aunque después nos arrepintamos, el daño de nuestros actos no desaparecerá con nuestra disculpa.
Esta es otra sentencia que comienza con la letra C y que quiero analizar. Probablemente muchos de nosotros nos ajustamos a la afirmación de esta frase. Lo que quiere expresar es que muchas personas son muy agradables con la gente de afuera y se llevan bien con todo el mundo, pero en su casa suelen tener muchas dificultades para relacionarse. Es una sentencia que madres y padres utilizan para reprocharles a sus hijos un comportamiento equilibrado y tierno fuera de casa que no se refleja en el trato que el niño les prodiga a ellos.
Este dicho proviene de un pueblo originario de México y su significado es que no se puede confiar en las personas dejándose guiar por su apariencia. El sentido está relacionado con una costumbre de dicho pueblo, los nahuas, que consideraban que una persona valiosa era quien cultivaba tanto el espíritu como el cuerpo. Y que no basta con conocer una de las dos partes para saber cómo es la persona realmente. Así, en la frase se nos advierte que con verle la cara a alguien no podemos intuir cuáles son sus intenciones o discernir la valía de su espíritu.
Este otro refrán con la letra C expresa las intenciones de casi todos los humanos: conseguir tratar los asuntos desde el punto en que a nosotros nos conviene. Se utiliza para señalar a aquellas personas que sólo buscan su propio beneficio y que no son capaces de reparar en las necesidades de los otros, incluyendo el daño que su accionar puede provocarles. Si bien todos tenemos una pulsión egoísta de hacer aquello que nos hace bien a nosotros mismos, cuando no somos capaces de hacernos responsables de nuestros actos somos fieles reproductores de este dicho.
Y hasta aquí he llegado con los refranes que empiezan con la letra C. Existen muchos otros, pero he seleccionado aquellos que más me gustan. Pronto continúo con este repaso de refranes siguiendo el abecedario. ¡No te alejes mucho!
Comentarios3
Que divertido tu post. Me gustó mucho. Esperaré los siguientes. ¡Saludos!
Sobre "candil de la calle..." la interpretación debe ir más allá, es un refrán además de una metáfora y una ironía.
Este refrán se refiere a lo contradictorio del ser humano, cuando en muchas ocasiones resuelve problemas ajenos —"arroja luz" (como un candil) sobre problemas de otros, cuando él también los tiene y no los atiende— antes que los propios, se equipara con "en casa del herrero, azadón de palo" así se establece la ironía en ambos refranes.
Cuando en diciembre veas nevar, ensancha el granero y el pajar.
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