Según Jaime Gil de Biedma a partir de los doce años no nos ocurre nada relevante o que pueda asemejarse en importancia a lo que nos ha sucedido hasta entonces y es posible que así sea; que nada de lo que realmente valoramos de la vida haya surgido después de esos instantes primigenios en los que la vida parecía maravillosa y movida por ciertos elementos mágicos; esa época en la que no parecían existir razones lógicas para que las cosas se dieran, simplemente eran.
En su última novela Carme Riera afronta esas pérdidas ancestrales, una época que no era feliz pero que tenía algo que la adultez no le ofrece, rayos de luz y de esperanza y sobre todo, un espacio luminoso, lleno de árboles, muy diferente al desierto del presente donde sólo sobreviven los cactus.
Tiempo de inocencia
«Tiempo de inocencia» transcurre en Mallorca, una isla de otro tiempo en el que olivos, almendros y algarrobos adornaban todo el paraje; ahora ese lugar, nos cuenta Carme, ha perdido todo su esplendor, se encuentra completamente desolado y seco pero guarda bajo los escombros de otro tiempo una historia regada de sangre y a la vez, de vida.
En la trama podemos encontrarnos con una niña que odia los espejos porque siente que no es tan guapa como su madre; de hecho tiene miedo de mirarse porque se ve tan parecida a su padre que teme que de un momento a otro le salga un bigote semejante al que él posee.
De todas formas no todo es miedo en esta niñita, además le encanta comerse la información que sucede a su alrededor; escucha detrás de las puertas para enterarse cómo es la vida realmente, más allá de lo que le cuentan, y fabula con esas tormentosas historias que su abuela le cuenta.
Mallorca y la infancia
En esta novela podemos encontrarnos con unas descripciones preciosas en torno a Mallorca, los rotundos cambios que ha sufrido este lugar desde la década de la posguerra, en el que el gran auge del turismo provocó que zonas antes totalmente naturales sufrieran los embistes de la construcción desaforada y con ellos se transformara todo el clima y el paisaje.
La autora expresa en su prólogo que dejar constancia de aquella época, en la que la naturaleza parecía más necesaria y respetada, le ha permitido de algún modo, recuperar ese paisaje ahora atrofiado y con él, ciertos aspectos de su infancia que la acompañarán para siempre.
Por otro lado esta obra permite acercarse a una época en el que las prohibiciones y las normas tenían una importancia absoluta y en el que la educación se basaba en una serie de temores impulsados a partir de viejas leyendas y tradiciones sumamente estrictas y hasta macabras. Se trata de un recorrido sobre la intimidad de una infancia puntual para acercarse a la realidad colectiva de un período de censuras y tristeza generalizada, el franquismo.
Sobre la autora
Carme Riera nació el 12 de enero de 1948 en Palma de Mallorca y es una importante autora española de este siglo a quien recientemente se ha nombrado como miembro de la Real Academia Española.
Su acercamiento a la literatura fue muy temprano, sintiéndose llamada con un especial fervor por este arte y entregándose incluso al estudio de la filología española en la Universidad Autónoma de Barcelona y posteriormente, a la enseñanza de literatura en diversas universidades.
Entre las grandes aficiones literarias de Riera se encuentran los autores del siglo de oro, los cuales suelen formar parte de sus clases y talleres.
La autora ha contado en diversas entrevistas que escribe sus novelas primero en catalán o más acertadamente mallorquín, su lengua natal, y que más tarde los rehace en español y que, a la hora de escribir ensayo, utiliza el español como primera lengua.
Entre sus obras podemos mencionar «Palabra de mujer«, «Una primavera para Domenico Guarini«, «El verano del inglés» y «Naturaleza casi muerta«.
Comentarios1
wooow, quiero ese libro definitivamente...!
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