Hoy se cumplen los 93 años del nacimiento de Carmen Martín Gaite, y he pensado que podría ser un buen momento para incorporarla a nuestro ciclo de Entrevistas para el Recuerdo. Como ya lo he comentado otra vez, y ya que muchos me comentáis que el título del ciclo es incorrecto, lo aclaro: no son entrevistas pero me ha gustado ponerle así porque las ideas en las que me centro para construir la semblanza han sido tomadas de entrevistas al escritor protagonista.
Carmen Martín Gaite fue quien dijo que el aprendizaje sólo puede nacer del dolor mientras buscaba su identidad navegando a través de diversos géneros, empapándose de todos y cada uno, y dejando un legado impresionante para los que vendríamos después. A través de sus obras podemos conocerla a fondo ya que ella uso la escritura como un medio de autoconocimiento. Una escritura atravesada por la memoria, donde la Guerra Civil ocupa un lugar fundamental tal cual la relevancia que tuvo en su vida, marcando un antes y un después en sus días de infancia.
Sin embargo, y pese a que la suya es una escritura con tintes intimistas, a Gaite no le gustaba la autobiografía y consideraba de mal gusto el ventilar los chismes y polémicas en torno a la vida de las personas; así como también expresaba sin tapujos que la gente discutiera sobre aspectos superficiales de la vida, teniendo en las manos algo tan preciado: la posibilidad de vivir. Decía:
Carmen Martín Gaite diseñó su propio camino, al margen de las imposiciones y convencionales sociales, y en su obra consiguió inspirarnos para vivir libremente, sin miedo a expresar lo que somos o sentimos. Era una ferviente defensora de la las palabras y de la libertad para utilizarlas para intentar explicar el mundo y la vida a través de ellas. Sus palabras son contundentes:
Esta forma de entender la vida la llevó a vivir una escritura muy solitaria, porque atarse a un movimiento le habría resultado contradictorio; porque las personas evolucionamos cada año y las estructuras estéticas en lugar de fomentar la libre corriente del pensamiento resultan ser firmes censuradores de la libertad de expresión. En la obra de Carmen Martín Gaite encontramos elementos contradictorios según pasan los años, sin embargo, si los tomamos como indicios de crecimiento y evolución entendemos que haya necesitado una escritura solitaria.
Convencida de que es preferible equivocarse a callar, construyó una obra en la que el pensamiento fluye de forma armoniosa y se va contradiciendo y tramando de una forma absolutamente detallada y puntillosa.
Ante la pregunta de por qué no ha escrito sus memorias responde que le da miedo porque teme envenenar la memoria:
Con un espíritu indómito y una fuerza absolutamente positiva, la mirada de Gaite fue siempre clara, precisa y llena de esperanza. Expresa que tira de la memoria para explicar el presente pero que no le gusta quedarse varada en el pasado. Considera que esta es una buena forma de envejecer sin oxidarse. Y concluye:
Cuando se trata de hablar de su estilo, Carmen Martín Gaite tiene los principios bien definidos. No le gusta la escritura retorcida y persigue con esmero la frescura y sobre todo la verosimilitud. Y expresa que siempre ha querido escribir pensando en la naturalidad de los rusos, en esa forma de captar los momentos cotidianos e inmortalizarlos con tanta espontaneidad. Sin duda, ella aprendió de estos escritores y construyó una obra contundente.
¡Leamos a Carmen, para recuperar su frescura y su mirada lúcida sobre el mundo!
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