Charles Bukowski fue otro de los autores que se dejó arrollar (arrullar también) por el alcohol para abrazar (casi) un nuevo género literario, sucio, dolido, escrito con saliva y sangre. Así como les ocurrió a Ernest Hemingway, a Dorothy Parker, Oscar Wilde, Jane Bowles y Elizabeth Bishop, Bukowski supo poner en práctica en carne propia las íntimas cercanías entre literatura y alcohol. Tal es así que suele ser uno de los primeros nombres que surgen al trabajar sobre este interesante binomio.
Bukowski, el extranjero
La escritora gallega Rebolledo, una apasionada de la obra de Bukowski expresa que nadie como él ha sabido explicar esta intensa relación entre literatura y alcohol, haciendo del vicio un camino de ida hacia las profundidades de su interior para extrapolar las emociones con las que muchos otros se sentirían identificados; y continúan haciéndolo.
El 16 de agosto de 1920, en Andernach, llegaba a este mundo un joven híbrido (hijo de padre alemán y madre estadounidense) al que llamarían Heinrich Karl Bukowski, aunque desde pequeño lo apodarían Henry y más tarde, Charles. Cuando tenía pocos años la familia se mudó a Estados Unidos, debido a la severa crisis que asolaba Europa. Doblemente extranjero, Bukowski cursó periodismo y se abrazó a las letras.
Los «Escritos de un viejo indecente» y «La máquina de follar» son sin duda los dos mejores ejemplos de lo que este escritor supo hacer. En ellos se puede comprender la extraña relación que el autor tuvo con los excesos: sexo, alcohol y demás vicios. En Bukowski el alcohol hace las veces de compañero y de inspiración. Es a través de la bebida que el autor consigue ofrecernos frases contundentes, ásperas y llenas de ironía. Porque, quizás sin ese agregado, su escritura no habría alcanzado el grado de sinceridad absoluto que a todos nos ha fascinado siempre de Charles.
Pero en su época las letras de Charles no despertaban fascinación en la gente, sino más bien repulsión y crítica. Tal es así que durante mucho tiempo estuvo malviviendo y dedicándose a muchísimos trabajos que nada tenían que ver con la escritura. Cuando ya perdía las esperanzas de que alguien confiara en su buen hacer literario recibió la interesante oferta de Black Sparrow Press: trabajaría exclusivamente de la literatura y se le pagaría un modesto sueldo por ello. Charles, con su humor que le caracterizaba, expresó a raíz de esta oferta:
Bukowski y el alcohol
Ese hombre directo, cruel a veces, e intenso, Charles Bukowski era en el fondo un niño perdido e inmaduro. Un hombre que se sentía profundamente mal y que se refugiaba en el alcohol para evitar enfrentarse a su verdadera sombra. Porque solamente cuando estaba bebido era capaz de explorar lo más profundo de su alma y extraer letras valiosas y sinceras: textos que le ayudaban a soportar la existencia.
Un hombre que decía amar a las mujeres y a la bebida pero que frente a las primeras se sentía un idiota, y frente a la bebida sucumbía como un perdedor. Quizá justamente por ello las amaba. Le escribe a Ann Bauman en una carta (después de haber colgado el teléfono tras una charla telefónica con ella):
Bukowski no podía hablar y encontró en el alcohol la posibilidad de romper esa barrera que le impedía acercarse a lo más profundo de su ser para hablar a través de la escritura de una forma contundente, directa y donde no hubiera lugar para la duda.
Comentarios5
A pesar de lo políticamente incorrecto que es decir; no está dentro de mis autores favoritos. Me ha encantado el artículo y las citas que expones, Tes. Un placer, levantarse y leerte.
Pobre hombre.
no, no fue pobre, fue un muy rico escritor ......todos elegimos el camino a seguir en esta vida y nadie puede decir cual es el correcto o el erroneo !!!!!
Este es uno de mis poetas favoritos, intenso, claro, preciso muy cuestionado en su tiempo, pero a mi me fascina.
quienes somos nosotros para hablar de tan gran ser humano? le admiro mucho su dolor le hizo grande
fue un héroe en su tiempo con la literatura
MARFRAM 2019
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