Hablar de obras teatrales es hablar, sin lugar a dudas, de Antón Chéjov, un escritor ruso que compartió su vida entre la Medicina y la Literatura, y que precisamente en este último campo marcó una profunda huella gracias a sus trabajos teatrales. Es cierto que cultivó diversos géneros pero ninguno le granjeó tantos éxitos y alabanzas como el teatral donde se convirtió en un referente, y aún lo sigue siendo pues continuamente sus obras son llevadas a los escenarios de todo el mundo.
Los problemas del hombre, los sentimientos y miedos que le acuciaban y la manera tan sencilla y directa de presentarlos fueron quizás algunos de los responsables de ese reconocimiento que el citado autor tuvo y sigue teniendo.
Si aún no has tenido la oportunidad de acercarte al universo de aquel te recomendamos que empieces con la obra cómica titulada Petición de mano. En el año 1889 fue cuando publicó y estrenó la misma que nos presenta en clave de comedia las relaciones amorosas.
En concreto, el punto de partida de la misma es una petición de compromiso: la del joven Iván Vassiliyitch Lomov a su vecino Stepan Stepanovich Chubukov para poder casarse con su hija, Natalia.
El progenitor de la futura esposa accede al enlace así que lo que permite es que ambos jóvenes se encuentren y mantengan una conversación para ver si la chica accede a la propuesta. Lo que en principio pudiera plantearse como un encuentro romántico se acaba convirtiendo en un auténtico campo de batalla pues aquellos discutirán sobre unos terrenos y eso acaba con un estado casi a punto del infarto de Iván.
Stepan echa a aquel de su hogar pero más tarde volverá a reclamarlo en casa a petición de Natalia que quiere volver a verle. Las aguas parece que se han calmado pero una nueva discusión, en este caso sobre perros, toma acto de presencia e Iván sufre un colapso que a punto está de costarle la vida.
Esta situación hará que finalmente el padre de la joven les obligue a ambos a jurar su compromiso con un beso y así será como da comienzo una nueva vida para ellos donde las disputas volverán a aparecer.
El destino del hombre
El amor, el presente y el futuro vuelven a ser también los protagonistas de otro de los trabajos teatrales más importantes de Antón Chéjov. Nos estamos refiriendo al drama Las tres hermanas, que vio la luz en el año 1901.
En este caso las protagonistas son las tres hermanas Prózorov: Irina, Olga y Masha. Se trata de tres mujeres que sueñan con tener una vida diferente a la que poseen en ese momento y que se ilusionan ante la posibilidad de conseguirla cuando, tras la muerte de su padre, se marchan a vivir a Moscú. Allí, empezarán a pensar en cómo será acabar con ese presente que les disgusta: Irina vive dejando volar su imaginación, Olga desea acabar con su soltería y Masha vive al lado de un marido al que considera mediocre.
Cuando un destacamento de soldados llegue a la ciudad y estos estrechen lazos con alguna de las hermanas, las Prózorov creerán que su futuro está a punto de cambiar, pero sus planes se frustrarán cuando esos hombres se marchen nuevamente.
Así, sólo les quedará resignarse y aceptar lo que el destino ha preparado para ellas.
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