Así comienza una reciente nota escrita por Carlos Boyero para El País sobre el escritor Christopher Hitchens, un controversial escritor e intelectual del Reino Unido que luchó durante su vida por la igualdad social y por eliminar ciertos dogmas como la necesidad de un dios para conseguir la salvación.
Breve biografía de una larga lucha
Christopher Hitchens nació en Portsmouth(UK) el 13 de abril de 1949 y falleció en Houston(USA) el 15 de diciembre de 2011, e caracterizó por ser un hombre atrevido capaz de hablar acerca de todo lo que pensaba y de no vivir al margen de los peores males que acosan la historia de la humanidad. Una de sus principales tareas consistió en enviar mensajes sumamente críticos a todos aquellos organismos que fueran responsables de algún acto terrible contra la especie humana, como la Iglesia.
Comenzó su trascendente carrera como redactor en el semanario estadounidense «The Nation» donde se oponía a las administraciones de los dirigentes del país, durante las presidencias de Ronald Reagan y Bush padre. Entre algunas de sus duras críticas destacó su resistencia a apoyar la participación americana en la Primera Guerra del Golfo. En el año 2003 dejó la revista por diferencias de pensamiento con la dirección.
A lo largo de su vida, Hitchens ganó muchos adeptos pero también numerosos detractores; de todas formas a simple vista no parecía un hombre que fuera detrás de los aplausos, sino de frente a la justicia. En su obra «El Juicio a Henry Kissinger», Hitchens explica por qué el consejero del presidente Nixon y ex secretario de Estado, debía ser condenado por crímenes de lesa humanidad. Pese al gran renombre que tiene a nivel político Kissinger, se estima que pudo estar involucrado en las dictaduras latinoamericanas de Chile y Argentina y que participó en varias ocasiones en la toma de decisiones que conllevaran sacrificios y martirios de inocentes.
Christopher Hitchens luchó contra las injusticias sociales, desde una perspectiva intelectual. Entre sus acciones estuvo la de criticar severamente las políticas del apartheid ( donde los negros NO podía gobernar, votar, habilitar negocios, ejercer profesionalmente, utilizar el mismo transporte público que los blancos o entrar en las zonas de la población blanca, acceder a oficinas o instituciones por la misma puerta que los blancos. Por otro lado los hospitales de los blancos contaban con un gran desarrollo mientras que los de los negros estaban equipados muy pobremente y eran escasos), la guerra de Vietnam, la legalización de las drogas y la eutanasia. En sus últimos años, sus trabajos se concentraron en probar la inexistencia de Dios, mechando dicha idea con política y literatura de una forma increíble.
Entre las obras más conocidas de Christopher Hitchens figuran «El Juicio a Henry Kissinger», «La victoria de Orwell», «Cartas a un joven disidente», «Dios no es bueno» y «Dios no existe».
Las memorias de Hitchens
Un año antes de su muerte publicó una obra con sus memorias a la que dio en llamar «Hitch-22» el que cobra mayor sentido al asociarlo con la obra que Joseph Heller escribió en 1962, Catch-22, una clara sátira contra los conflictos bélicos.
Pese a que, como aclara Carlos Boyero, de un autor no debería importarnos su vida privada, sino aquello que nos haya ofrecido, sus obras de arte, en este caso acercarse al universo íntimo de Hitchens puede servirnos de gran revelación para comprender sus escritos filosóficos y enriquecernos con su personalidad, sus amores y aquellas cosas que le hayan despertado sentimientos profundos.
Leer una memoria tiene un gran riesgo porque muchas veces te encuentras con un libro que no te trasmite lo mismo que cualquier obra de arte surgida de ese autor, te aburre, te hace aborrecer al propio autor, no es el caso de Hitchens. Dicho por el propio Boyero:
Un hombre que desconocía la cobardía
Ni las duras experiencias sufridas (como el suicidio de su madre cuando era niño), ni las severas acusaciones que ha debido soportar, supieron callarlo, o acobardarlo, dejándolo tendido en una cama. Respondió con la lucha, y con una fuerza y una pasión tan desgarradora que posiblemente cualquiera que lea sus textos compartirá lo que escribo. Hitchens era romántico porque sentía vértigo por la vida y se jugó por aquello que creía, sólo alguien cuyos sentimientos e ideas se encuentran tan cercanos, es capaz de transmitir la seguridad y la fortaleza de sus convicciones del modo que lo hacía Hitchens. Un romántico que hemos perdido, pero del que nos quedan sus obras, sus aterradoras declaraciones y su exquisita prosa irradiada de una filosofía de vida envidiable.
Como no podemos compartir la ideología al 100% de una persona, debo señalar que me opongo al pensamiento de Hitchens de que era necesaria la guerra de Irak y la invasión de Inglaterra a las Islas Malvinas para luchar contra las dictaduras presentes en ambos países en los respectivos momentos.
Me niego a creer que la guerra pueda ser una forma de combatir cualquier mal, y no estoy hablando desde un punto de vista esnobista o chovinista (esta palabra le gustaba especialmente a Cortázar, a mí también me gusta, la verdad) sino desde una perspectiva humanista. No me pregunto si las Islas Malvinas son argentinas o inglesas, me tienen sin cuidado los límites de soberanía, lo que digo es que ninguna injusticia como lo son las dictaduras o las masacres en masa, puede ser combatida con una represalia de violencia. Porque, del mismo modo entonces podemos aceptar (¡de ninguna manera!) que la Madre Teresa se haya puesto del lado de políticos influyentes, silenciando las injusticias, para conseguir a cambio donaciones, como lo expresa Hitchens en su obra.
Para Hitchens el pluralismo no era una opción, la religión era responsable de las infernales masacres vividas por la humanidad desde tiempos ancestrales y debía ser erradicada de las sociedades. No hacía distinción entre diferentes ramas religiosas, era tan nefasto el Catolicismo, como el Islamismo y toda aquella doctrina que hiciera al ser humano esclavo y lo obligara a cumplir con una serie de mandatos, aunque esto no coincidiera con su voluntad personal.
Es más importante el «cómo» que el «lo que» pensamos
Hitchens era contrera, es cierto, pero no resentido. Elegía los objetivos en base a aquello que creía era digno merecedor de un debate y pensaba las cosas con una autenticidad que genera envidia, no se fijaba en lo que pensaban sus amigos o compañeros de línea ideológica, sino que buscaba sus propias conclusiones. Estudiando, razonando y armando una idea clara que era capaz de exponer con la mayor pulcritud y claridad frente a aquellos que sabía no la compartían. Parecía querer convencer a sus oponentes de que había otras formas de pensar posibles, y mejores.
En su obra «Cartas a un joven disidente» dice que el contenido de las opiniones no es lo que importa, sino la forma en la que se llega a ellas, y diferenciaba los términos ideología y principios diciendo que ideología podemos tener todos, basándonos en lo que otros han pensado o expuesto con antelación, pero que tener principios es el resultado de una búsqueda interior manifiesta, un trabajo arduo pero el único que en verdad vale la pena. Decía:
Este intelectual será altamente recordado por sus polémicos manifiestos, sus discursos y sus columnas periodísticas, sin embargo es necesario destacar también que poseía una cualidad innata para la escritura. Conseguía manifestar claramente sus ideas con un prosa robusta. Era como si hablara al escribir, algunos objetan que probablemente ni retocaba los documentos porque la naturalidad y la sinceridad que reflejaba en su prosa, daban la extraña de sensación de estar oyéndolo realizar un discurso. Seguramente uno de los mejores ensayistas de finales del siglo pasado y principios de este.
Hitchens será recordado por su incansable búsqueda de la verdad, la que afirmaba que no existía, que jamás podría alcanzarse, pero que consistía en la mejor tarea que cualquier ser humano podría realizar, aquello que lo convertiría en mejor persona.
Les dejo para finalizar un vídeo tomado de un debate sobre la existencia entre Christopher Hitchens y William Lane Craig.
Comentarios2
por lo que he leido era un hombre especialmente realista y muy idealista que lucho por y contra la injusticia y por desgracia se fue demasiado pronto no lo conocia pero voy a leer sus libros para opinar mejor sobre este hombre
Es una lástima que pusiera sus conocimientos en contra de Dios, ya que su inteligencia se opaca ante la negativa del Dios Eterno, el que quizás estuvo esperando su conversión...Y aunque Jesús dijo: "por sus frutos los conocerán." ..sus frutos de apoyo y defensa a la igualdad y libertad, terminaron creando desigualdad en los que lo escuchaban...pues si criticó a la Madre Teresa, que trataba de recibir donaciones, (y las lograba) para los más pobres...(aunque la tildaran de estar al lado de políticos influyentes) pero lograba lo que hacía falta, que era llevar el amor y el plato de comida a todos aquellos desprotegidos...pero qué se podía esperar del que gastaba dinero escribiendo y hablando en contra de la injusticia y no aportaba nada..?
En verdad era sólo un demagogo que utilizaba su demagogia para tratar de convencer con su equívoco ateísmo.
Es mi humilde opinión.
Gracias Téxil por su interesante artículo, que nos ayuda a conocer la mente humana.
Lena.
Debes estar registrad@ para poder comentar. Inicia sesión o Regístrate.