Decía Ray Bradbury que cuando daba vida a un personaje una de las cosas que más le interesaba era dotarlo de la capacidad para vivir al límite, explorando al máximo sus pasiones y sus emociones. Y cuando leemos sus obras nos topamos constantemente con esta particularidad, que tiene una doble consecuencia en nosotros: el disfrute de una historia intensa y el impulso a revisar nuestras propias emociones. Cuando me enfrenté a la lectura de «Círculos», la novela de Manuel Ríos San Martín, encontré también este rasgo en todos sus personajes y fue esta una de las primeras cosas que me conquistó. Necesitamos sentir que estamos vivos y buscamos la forma de cubrir esta necesidad como podemos; y la ficción se presenta como una de las mejores alternativas para hacer realidad esta urgencia. En esta novela que se localiza entre la ciencia ficción, las novelas detectivescas y que podría ser a la vez una parodia de ambas, la pasión con la que viven los personajes es uno de los grandes motores de la historia y una cualidad que nos obliga a empatizar y a leer cada vez con más voracidad.
Lilou, una niña de doce años, falleció al caer al vacío mientras realizaba un espectáculo de acrobacia suspendida del Cabo Ferret. La prueba estaba siendo grabada por la televisión francesa para un programa llamado ‘El monumento favorito de los franceses’. Esto es real. Paul Nipkow, un hombre de unos cuarenta años muere durante un show llamado «El especialista» al ser destrozado por dos tiburones toro hembra adultos en una prueba que está siendo emitida en vivo. Esto es ficción. Esto es real. Dos individuos con algo en común: la muerte que atraviesa las pantallas y penetra en la vida de todos aquellos que están pegados a ellas.
Lilou era una niña hasta hace poco con su encanto y los sueños propios de esos tiernos años. Una niña de carne hueso que se subió a un faro para que muchos espectadores disfrutasen de sus acrobacias: en vivo todo parece más real. Paul es uno de los personajes de la novela «Circulos» de Manuel Ríos San Martín; de carne y hueso también si entendemos que la ficción es una forma de vivir otras vidas. Y esto me lleva a preguntarme ¿cuál es la frontera que divide ficción y realidad? y aún más ¿puede decirse que la realidad es lo más cierto que existe, la verdad?
Realismo y verdad
‘La muerte es lo real’ y, aunque esa realidad sea siniestra posee algo excitante y atractivo que nos obliga a mirar, a googlear, a volver a mirar; por si acaso nos hemos perdido algo, para poner a prueba nuestras propias emociones e identificar la reacción que el dolor ajeno nos provoca. Nuestros ojos lamen la pantalla persiguiendo el realismo casi sin que tengamos que hacer nada para que eso suceda. Todo esto me recuerda a algo que dice Remedios Zafra en su último libro, «Ojos y capital»:exponernos es una condición que aceptamos automáticamente. Y sobre la relevancia de las imágenes que vemos y nuestra fascinación por la vida que existe detrás de las pantallas reflexiona Manuel Ríos San Martín en su novela «Círculos» (sólo descargable en la web oficial del proyecto).
Realismo es una palabra que nos gusta. Un término que persigue el grupo obtuso de los videojugadores que se sienta frente a una consola en busca de modelos de personas con pieles cada vez más realistas convencidos de que un buen videojuego que hable de la vida tiene que emular al máximo la realidad que conocemos. Es también una palabra que les gusta a los lectores que en cuanto terminan una novela intentan indagar en la vida del autor que la escribió para asegurarse de que lo que han leído sea autobiográfico. Realismo es un término que curiosamente vinculamos con verdad, aunque no necesariamente esté emparentada con ella. Pienso que esta lectura también puede servir para resolver (o al menos plantearse) inquietudes en torno a esta extraña relación.
La muerte de un concursante en directo es el punto de partida del que se vale Manuel Ríos (‘La muerte es lo real’) para abrir el telón de esta historia, que puede atraer tanto a los apasionados de las novelas policíacas como a los que hurgamos en las reacciones humanas, en lo que se desprende de aquellos hechos que marcan nuestra vida. No siempre una buena narración nace de un hecho dramático, aunque posiblemente para que haya una gran historia se necesita un hecho contundente, cruel al extremo o rebosante de humor. Y tanto la crueldad como el humor son elementos fundamentales de esta novela. Esta historia se caracteriza por ser una crítica al sedentarismo intelectual y una sacudida de nuestros ejes que nos obliga a replantearnos los hechos básicos de la vida y la forma en la que los experimentamos: el amor, el sexo, la enfermedad, la muerte.
El dolor que nos vincula a la realidad
«Círculos» comienza con la muerte sangrienta de Paul Nipkow. Pero no es la muerte el motor que la empuja a continuar sino la vida que gira en torno a esa muerte: los miles de dedos y ojos que cliquean y retuitean el suceso, que se convierte en trending topic al instante. La muerte provoca reacciones totalmente opuestas en las personas: la familia de Paul, sufre y llora; el resto de la sociedad, se mofa o alimenta su morbo y su excitación con las imágenes de la muerte.
El dolor, el sexo, la enfermedad, son sin duda las experiencias más punzantes, a través de las cuales podemos sentirnos vivos (o no) y aferrarnos a la realidad de los instantes. Y hay en esta novela una constante reiteración de lo que cada uno de ellos puede provocar en la vida y en la psique de una persona; quizá vale preguntarse (de nuevo) hasta qué punto estas experiencias no son las que nos condicionan rotundamente desde la más tierna infancia.
Si bien a simple vista podría decirse que es una historia que se apoya en las novelas policíacas nórdicas donde hay un detective (Jellineck) y su ayudante (Fesser) que se enfrentan a un caso difícil y que lo resuelven con asombrosa destreza, Manuel incluye un tercer personaje que está mucho más cerca de los detectives de lo que parece y que por momentos, se roba el protagonismo de la historia. Se llama Patrizia es una joven que está convencida de que el mundo está perdido y de que es necesario hacer algo rotundo para cambiarlo.
De Patrizia hay que hablar. Es difícil no empatizar con ella, con su juventud, con su pasión, con su rabia, con su pasado. Es un personaje lleno de matices que ansía conocerse, experimentar emociones, hurgar en el fondo de sus abismos. Se lastima el cuerpo porque considera que de este modo puede sentirse viva y se vincula con un grupo de jóvenes activistas que quieren cambiar el rumbo de la sociedad. En este personaje Manuel profundiza en torno a la forma en la que nos acercamos al dolor y en la que aprendemos a sentirnos vivos a través de él.
En el lado antagónico de estos tres protagonistas se encuentra Patrick Shultheiss, el presentador del programa en el que ocurrió el incidente, un personaje misterioso al que parece que nunca terminaremos de conocer en profundidad.
Vuelvo a la idea de Bradbury. La forma en la que Manuel construye a los personajes y les va dando cabida y nos obliga a entenderlos es otra de sus grandes conquistas. Conocer las razones que la llevan a Patrizia a mostrarse tan segura por un lado y por el otro a ser una niña vulnerable o la necesidad de resolver si Shultheiss es el responsable de la muerte de Nipkow, son otras de las motivaciones para continuar leyendo este libro.
Con esta trama que trasciende los límites de los géneros y que se enfoca en conquistar el borde de las cosas creo que decir que «Círculos» es una novela policíaca o negra sería negar sus numerosos matices reduciéndola a su mínimo potencial. Es una obra compleja que va al fondo de las emociones y de las miserias humanas e intenta explicarlas, consiguiéndolo sólo en parte, ¿acaso se puede más?
Innovar en literatura
Los apasionados de la lectura somos algo reacios a los cambios. Durante varios años una de las preguntas típicas con la que se atornillaba a los autores era si creían que la aparición del libro digital mataría las ediciones en papel. La industria del libro parece entender poco de grises y no es muy amiga de las innovaciones; no obstante, las cosas están cambiando.
«Círculos» es una novela que se apoya en las posibilidades que ofrece Internet para otorgarnos una experiencia completa: mientras leemos podemos consultar contenido multimedia que nos suma información y nos permite adquirir una idea más detallada del contexto de la historia. Al tratarse de una novela que critica la forma obsesiva con la que los humanos nos relacionamos con las nuevas tecnologías, pienso que es una apuesta muy acertada y posee un guiño de picardía que la vuelve más atractiva.
No creo que este tipo de formato transmedia sea útil para toda la literatura; por eso decir que pronto sólo leeremos en digital y nos fanatizaremos con los hipervínculos es una estupidez. No obstante, esta historia y otras que se ambienten en una realidad donde la tecnología sea importante y donde Internet colabore con el desarrollo de la historia, pueden-deben nutrirse maravillosamente de ellas.
Como lo decía, «Círculos» se define como un experimento transmedia que se compone de la novela propiamente dicha, dos cuentas en Twitter (@CirculosNovela y @Shultheiss65), una cuenta en Facebook y una página web donde se reúne todo el contenido y donde, además, hay una sección privada a la que pueden acceder sólo aquellos que hayan comprado la novela, con una clave única que se les proporciona al realizar la compra.
A Bradbury le habría gustado
Los lectores no sólo queremos buenas historias, también deseamos escritores que sepan contarlas. A Manuel Ríos ya lo conocemos. Ha sido guionista de cuidadas series, tales como «Médico de familia», «Amigos» y «Rescatando a Sara», y actualmente forma parte del equipo de guionistas de «Sin identidad», una de las mejores series que he visto en los últimos años. «Círculos» es una prueba más de la inteligencia y el talento de Ríos para contar historias que nos penetren a lo profundo y nos dejen pensando.
«Círculos» se encuentra narrada con una solvencia llamativa. Manuel Ríos juega de forma equilibrada con la sensualidad, el horror y muchos elementos cotidianos, y arremete contra nosotros provocándonos inquietud. Necesitamos despertar antes de que sea demasiado tarde, y pienso que proyectos como éste pueden ayudarnos a repensar nuestra relación con el mundo que nos rodea y empezar a tomar decisiones auténticas.
Lean esta novela y disfruten de una experiencia original y completa. Viajen al fondo de ustedes mismos de la mano de Patrizia y Jellineck y permítanse imaginar una vida real como esa. Consigan que la ficción sea la realidad y que lo que leen sea lo único verdadero. Intuyo que a Bradbury le habría encantado esta novela. ¡Ah!
Círculos
Manuel Ríos San Martín
Descarga de la Web Oficial
250 páginas
4,90 €
Fotografías: Web Oficial de Círculos
Comentarios3
Gracias amiga. por darme a conocer sobre este ,magnifico
guionista y cineasta. leeré sobre el , y conseguire el libro.
sabes si hay peli de este libro ??
¡Muchas gracias amiga! Abrazo forte Lyi
: )
Hola, Lyi. Gracias a ti por leerme. Te encantará el libro. Respecto a lo que me preguntas; puedes chequearlo en la web (circuloslanovela.com) Hasta lo que yo sé están preparando una miniserie de esta novela.
Un abrazo grande.
Okis buscare..
Abrazo correspondido,amiga bonita:)
Qué buena pinta y qué baratito ;). Emieza el verano cargado de lecturas interesantes. Gracias por tenernos informados, Tes. Un abrazo.
¡Esa es la actitud, Rapsódico! 🙂 Creo que este libro va a gustarte especialmente. Espero que te dé tiempo para leer y escribir mucho y que disfrutes mucho las vacaciones 😉
Un abrazo gigantezco.
- ¿Un libro que a Ray Bradbury le hubiese gustado? Pues entonces, no cabe duda... ¡mañana mismo lo compro! Jejeje.
- Me parece interesante, tanto el título, la temática, la visión que contiene y sobre todo, la crítica social (mi debilidad en toda obra, da lo mismo de que estilo). Así que de seguro, se transforme en mi próxima lectura.
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