Ya sabemos de sobra la importancia de contar una historia con las palabras adecuadas, pero ¿realmente le prestamos atención a la tensión en el conflicto desarrollado? En este artículo me enfoco en el que considero uno de los aspectos imprescindibles a tener en cuenta a la hora de narrar. Espero que les sirva para trabajar más intensamente esa narración que tienen entre manos.
Las historias que nos fascinan
Cuando era niña adoraba el momento de la cena porque era cuando mi madre nos leía a los peques de la casa: la única forma en la que podía calmarnos. Recuerdo con especial cariño ese detalle de la infancia porque allí comenzó a gestarse mi fascinación por el mundo de la literatura. Mi madre era una buena lectora que se dejaba llevar y actuaba los diálogos de una forma intensa, transmitiéndote las emociones de cada instante. Julio Verne, Emilio Salgari, Mark Twain, Hugo Wast y tantos otros impresionantes autores merodeaban aquellos instantes y se grababan a fuego en mi cabeza. Estoy segura de que muchos de ustedes habrán vivido experiencias similares y justifiquen con ellas la fascinación por las letras. Pero ¿qué tenían esas historias que las volvía tan interesantes? Una estructura donde el conflicto estaba desarrollado de una forma tal que te atrapaba e impedía que dejaras de leer o que pidieras un capítulo más a tu madre antes de que llegara la hora de ir a dormir.
Cuando fui creciendo y descubrí mi inquietud de escritura me enfrenté a la típica pregunta: ¿de qué forma tengo que escribir para causar en otros esa fascinación que sentí yo de pequeña? Y, sin duda también esta inquietud ha estado en la mente de la mayoría de ustedes. Pues bien; la respuesta en mí fue aflorando y materializándose en dos de los aspectos más importantes de una historia: el tono y el enganche.
Cada historia a su debido tono
Encontrar el tono adecuado para una historia no es sencillo (a veces, sí) porque en el fondo todas las historias podrían contarse de otra manera, aunque sólo hay una que es la apropiada (a esto Cortázar le llamaba estilo, aunque el mundo insiste en decir que el estilo es otra cosa). Encontrar el tono de una historia es fundamental para ir por buen camino; una mala perspectiva puede destruir incluso la historia más interesante.
Es fundamental prestar atención al comienzo de nuestra historia pero también es importante saber mantener la tensión y crear un cierto misterio para conseguir que los lectores se sientan atraídos y los atrape la historia. De la forma en la que trabajemos este elemento de la historia dependerá, sin duda, no sólo que los lectores permanezcan leyendo sino que, además, quieran repetir (releer o leer nuevas historias nuestras).
La tensión debes construirla teniendo en cuenta algunas pautas; si las respetas y has dado con el tono adecuado, seguramente el resultado será una maravillosa historia; así te lo deseo.
En primer lugar debes hacer un planteamiento de los personajes y el conflicto que sea atractivo a la vez que claro. Ten en cuenta que es el momento de incluir elementos que puedan generar duda en el lector, a fin de que sienta el interés de continuar leyendo.
En segundo lugar debes ir de lleno al conflicto; buscando la mejor forma de contarlo. En este momento de la narración debes tener en cuenta que el conflicto es un hecho inesperado que viene a perturbar la tranquila vida del protagonista; puede ser un hecho contundente como la muerte de un ser querido o una experiencia nimia como el conocer a alguien, que acarrea otras complicaciones que irán desarrollando a lo largo de la narración.
El enganche es fundamental en todas las narraciones
A partir del conflicto comienza la acción, el misterio y las consecuencias de aquel inesperado suceso en la vida del protagonista, que debe reaccionar, posicionarse ante lo que se le viene encima.
Llegar hasta aquí tiene mucho valor; sin embargo, no es suficiente. Una vez que se plantea el conflicto es importante trabajar lo suficientemente bien la tensión para evitar que la narración se caiga. Para ello conviene acercarse al giro con precisión, sabiendo lo que estamos contando, y decidiendo cómo se resuelve el conflicto y por qué no podría solucionarse de otra forma. En una narración todo tiene un por qué y aquéllos que no seamos capaces de responder, provocarán una debilidad en nuestra historia, y serán potenciales precipicios por los que los lectores se caigan y abandonen la lectura.
Si llegas a terminar la historia y te sientes satisfecho con la forma en la que has sabido manejar y mantener la tensión, entonces ya sabes lo más importante para narrar.
En lo que a mí respecta, continúo buscando en lo que leo y escribo volver a esa primera emoción que experimentaba cuando mi madre me leía en las noches de infancia. Pero como dice el dicho ¡a escribir se aprende escribiendo!; por lo que siempre que estemos en camino, tendremos posibilidades de narrar mejor.
Comentarios2
Estoy contigo en todo lo que planteas, Tes. Como lector, lo tengo claro. Como escritor es a lo que aspiro, pero...En fin, un nuevo artículo muy interesante amiga. Un abrazo.
¡Qué bien! Me alegro de que coincidamos. Es cierto que la expectativas nunca se acercan al resultado conseguido en la escritura; no obstante, es bueno saber hacia dónde queremos llegar. ¿No? 😉 Un abrazo grande!!
Que bueno es entrar de nuevo en comunicación contigo querida Tes. Gracias por tu sabiduría y conocimientos tan útiles para nuestros propósitos. Ánimo y sigue ilustrándonos de lo que ete estarmos siempre agradecidos. Cariños.
Hola, Ramon33. Yo no es que sea sabia, soy más bien curiosa y expongo lo que recojo que andan diciendo los sabios. Muchas gracias por leerme y por tu cariño. Te mando un abrazo gigante.
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