El concepto de distopía proviene de un término anglosajón acuñado a partir de dos voces griegas que significan escena, espacio o paisaje malo. Aunque al día de hoy estamos totalmente familiarizados con él, el primero en utilizarla y, podríamos decir, quien la acuñó en el siglo XIX fue John Stuart Mill. Quizá su actual popularidad en la literatura y otros géneros artísticos tenga que ver con que vivimos en una época difícil y algo reacia a los adjetivos positivos. A lo mejor la explicación es otra; pero sea como sea, el hecho es que gran parte de las novelas que se publican en la actualidad se encuentran ambientadas en universos distópicos.
El concepto, que también se conoce como antiutopía, se utiliza para referirse a una sociedad ficticia en la que reina el caos y la sordidez: un paisaje o panorama que resulta indeseable y poco apropiado para el desarrollo de la vida feliz. Pero quizás lo más característico de este tipo de cosmos es la posibilidad de pensar la realidad o ciertos aspectos de ella a través de la analogía.
Y detrás de esos universos hay escritores pensando, tramando un escenario propicio e irónicamente fértil para sus historias. Al pensar en esos hombres y mujeres detrás de las historias surge una pregunta: ¿existen aspectos o sugerencias a tener en cuenta para desarrollar o construir ese tipo de universo (quizá más apropiado sería definirlos como contrauniversos)?
Hace unos días leía una serie de consejos publicados por Iria en su blog Literautas que, por cierto, no deberían perderse en torno a este tema. Algunos de ellos me han parecido realmente interesantes y quiero compartirlos con ustedes.
La realidad en la ficción
A la hora de trabajar en un universo distópico no debemos olvidarnos del objetivo principal: ofrecer una mirada sobre la propia realidad de una forma metafórica; es decir hacer de la ficción un espacio en el que interpretar la existencia.
Para ello debemos tener en cuenta qué es lo que caracteriza nuestra vida y qué nos molesta, aquello sobre lo que deseamos reflexionar. Ese será nuestro punto de partida. Entre los rasgos preponderantes de nuestro universo distópico resaltarán esos problemas de forma directa o no, para que los lectores puedan a través de la lectura acercarse a su propia realidad, pensar en ella y crear su propia opinión en torno a ella.
Generalmente los temas que se analizan en la literatura de ficción con mundos conflictivos y sórdidos parten de los miedos, las preocupaciones y las malas experiencias que los escritores han vivido o han observado de cerca. Muestran esos aspectos de la humanidad con los que no estamos de acuerdo, que deseamos denunciar o poner en palabras.
Es importante, por lo tanto que siempre tengamos presente que a través de nuestro universo distópico deseamos dar visibilidad a los problemas del mundo real.
Homogeneidad en el caos
Este es quizás el punto más importante y en el que muchas de las tan populares sagas, que se apoyan en la realidad distópica, fallan. Construir un universo en el que cada cosa exista por alguna razón es un trabajo arduo en el que hay que cuidar todos los detalles.
Al pensar este tema debemos tener en cuenta que uno de los aspectos fundamentales de todo mundo es la forma en la que se establecen las relaciones entre sus ciudadanos: su organización política, los organismos o grupos de poder, la tensión entre los diferentes estratos que conforman la sociedad. Y, también los sucesos o decisiones que llevaron a que ese mundo se convirtiese en ese sórdido espacio donde las posibilidades de sobrevivir son casi nulas.
Debemos pensar detenidamente el funcionamiento de la vida en dicha sociedad y todos los detalles que puedan servir para que el lector se sitúe. Y también delimitar esa frontera entre lo posible y lo imposible. No todo puede ocurrir o ser posible, todo tiene que tener un sentido e incluso en un universo distópico hay normas.
Algunas preguntas que pueden ayudarte a construir este mundo son: ¿Cuáles son las leyes y normas que restringen ese mundo? ¿Qué tipo de castigos existen? ¿Qué religión o religiones existen y cuál es su importancia?
Es muy importante analizar todos los aspectos políticos, sociales y económicos de nuestro mundo para conseguir crear un universo interesante y literariamente fértil.
Un conflicto para cada universo
Hace poco Antonio Soler nos decía que contar por contar no es hacer literatura, que siempre tiene que haber un conflicto, el deseo de desentramar algo, de incomodar al lector. Apoyándome en sus palabras me atrevo a afirmar que crear porque sí un universo distópico no tiene sentido, debemos pensar en un conflicto potente que pueda desarrollarse a lo largo de las páginas de nuestro libro de forma contundente y que pueda ayudar en algo al que nos lee.
Es importante analizar qué cosas motivan a los ciudadanos del universo que deseamos construir y cuándo esa armonía podría verse rota dando pie al comienzo de una historia en la que ese universo fuera cada día a peor.
Sin lugar a dudas el trabajo es arduo pero si siempre has deseado construir un universo distópico, quizás estos consejos puedan resultarte útiles. Les recomiendo que lean el artículo de Iria donde nos cuenta otras cuestiones a tener en cuenta. ¡A disfrutar de la escritura!
Comentarios1
Estoy totalmente de acuerdo. Toda creación debe partir de un conflicto y a la hora de crear un universo tiene que tener una estructura coherente.
Leeré con interés el artículo que mencionas.
Un abrazo, Tes.
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