Cómo escribir poesía

Trucos, consejos, tips, recomendaciones, para escribir. Internet está lleno de ellos. Basta poner en el buscador palabras claves como «consejos para escribir» o «tips para poetas» y te saldrán una innumerable lista de artículos.

La pregunta es: ¿los necesitamos para escribir? Eso depende de la forma en la que cada uno construya la poesía. Pero una de las razones por las que considero que es interesante leer esos artículos  es porque podremos saber qué piensan otros escritores de la poesía: la forma en al que conciben la creación, los movimientos más relevantes, los secretos que consideran imprescindibles para escribir cada vez mejor, etc.

Cómo se compone la obra de cada uno es algo muy personal pero a veces la noción que otros tengan de este mundo puede ser sumamente útil para nosotros.

Hoy les traigo un nuevo artículo donde reflexiono acerca de algunos consejos leídos o escuchados que, personalmente me han ayudado, eso sí todos ellos son el resultado de mis propias reflexiones esto significa dos cosas: 1) son totalmente subjetivos y provienen de mi experiencia, 2) no creo en los dogmas por lo que entiendo que para algunos de ustedes lo que aquí escribo no sean más que memeces. Les recomiendo que no se tomen todo al pie de la letra y les recuerdo lo que siempre les digo, no me tomen muy en serio (en su lugar, yo no lo haría 😉 ).

La poesía se escribe a sí misma

«La poesía es subjetiva, esto quiere decir que su calidad varía según el observador«. Esto que he leído en alguna parte es muy cierto. Cada vez que nos sentamos a leer un poema, éste se reescribe a través de nuestras experiencias y emociones, que son diferentes en cada ser humano. Por esta razón algunas poesías son más para algunas personas que para otras. Incluso el interés por ciertos géneros es algo muy personal. Un poema no es bueno o malo si gusta o no gusta a los demás, así como las personas no pueden considerarse feas o bellas por gustarle a una mayoría de personas.

Si ponemos sobre la mesa la obra de Pablo Neruda y la de Alexander Pushkin posiblemente encontraremos muchos más seguidores del primero y unos escasos conocedores de la obra del segundo; no obstante, en lo estrictamente poético no podemos decir que Pushkin no estaba a la altura de la poesía nerudiana por haber sido un incomprendido. A mí me gusta más el segundo, lo reconozco, y no obstante no creo que eso lo convierta en un poeta mejor que el otro; lo es para mí, porque me ha aportado más que Pablo, pero no puedo hacer de esto una premisa irrefutable y les aconsejo que tampoco lo hagan.

El ambiente es fundamental

Creo que eso es muy cierto. Eso no significa que para escribir tengamos que tener un espacio físico particular. Algunos necesitamos la habitación propia, nuestro escritorio, con los libros y detalles que nos motivan a ponernos a trabajar mientras que otros necesitan la mesa de un bar, al estilo Hemingway, para sentarse frente a una taza de café o una copa de coñac para poder exteriorizar la poesía que llevan dentro. Así como los gustos no hacen a la buena poesía, tampoco los ambientes lo hacen.

Buscar un lugar donde nos sintamos cómodos a la hora de escribir es fundamental.  No podemos estar escribiendo si nos molesta el entorno; así que, procurarnos un hábitat donde nos sintamos seguros y confortables puede ser una excelente idea para poder escribir tanto como deseamos y necesitamos.

Usar siempre diccionarios de rimas

Uno de los consejos más reincidentes es el de utilizar diccionarios de rimas para armar versos con musicalidad. Pienso que eso puede ayudar; no obstante, así como no se nace sabiendo tocar la guitarra, la única forma de hacer buenos versos es entrenando muchísimo.

Los diccionarios pueden ayudarnos, qué duda cabe, pero basarse en ellos para escribir es como intentar hacer una torta mezclando todos los ingredientes sólo porque aparecen en la receta. Puede que termines la torta pero quedará mejor si entendemos por qué utilizamos cada ingrediente, cuál es el efecto de cada uno y qué pasaría si no estuviera. Un poema que se basa únicamente en una buena estructura carece de lo esencial: sentido.

Pero es importante que no nos vayamos al extremo opuesto. Estamos acostumbrados a escuchar que la rima es algo anticuado y que la métrica no debe tener espacio en la poesía. Posiblemente estemos de acuerdo con que un buen poema no le debe su grandeza a la estructura únicamente; sin embargo, ella forma parte indeleble del sentido de las palabras y por eso debemos tenerla en cuenta.

Tenerla en cuenta no es armar poemas perfectamente metrados, sino pensar en ella, aunque no la utilicemos. La mejor forma de prescindir de la métrica es conocerla; conocer los diferentes tipos de poemas que existen y han existido, el origen de cada uno y el uso que se le dio.

Leer y estudiar la poesía de otros autores

Así mismo, empaparse de la poética de autores de los diferentes períodos históricos e intentar apropiarse de sus palabras, de entender por qué escogieron tal o cual término o estructura, es una fantástica forma de entrenar.

Estudiar y aprender de la poesía de los otros puede ser una fantástica manera de hacer de ella una de nuestros mejores pensamientos y obtener el mejor resultado: escribir mejor. Porque cuanto más leemos más vocabulario poético adquirimos y sin darnos cuenta aprendemos a darle a nuestras ideas un tinte nunca antes imaginado por nosotros.

Por último no debemos olvidarnos que la mejor forma de escribir mejor es haciendo de la poesía lo más importante de nuestra vida, dedicándole horas, tiempo y poniendo nuestras mejores intenciones en ella. Y, otra cosita, no intentar ser los mejores sino hacer lo mejor que nosotros podemos; ése, creo, debería ser el primer consejo que se nos dé, junto al de: disfruta de la escritura porque pocas cosas en la vida son comparables a la satisfacción de vivir creando a través de las palabras.

Y ahora ¿Se animan a intentarlo?