Pocos hombres han tenido la clarividencia de Liev Tolstói y han sabido expresar sus ideas de una forma tan rotunda y accesible. En este artículo profundizaremos acerca de su historia y su entrega absoluta a trabajar por un mundo más justo.
Sobre el autor
Liev Tolstói nació en 1828 en Yasnia Poliana y falleció en Astapovo en 1910. Era hijo de un acaudalado noble, dueño de grandes tierras y con una posición social prestigiosa.
Desde pequeño, Liev presenció cómo era la vida de las personas más humildes, sobre todo de los campesinos que trabajaban con su padre y cuánto se diferenciaba de la vida de la ciudad, en la que los grandes espacios se veían plagados de personas que despilfarraban su dinero intentando demostrar a los otros que eran más poderosos y buscando destacar siempre del resto.
Su vida se vio marcada por el fallecimiento de su madre, cuando Liev tenía tan sólo dos años y poco tiempo después el de su padre, razón por la cual fue enviado a vivir con unas tías.
Creció en un ámbito en el que las cosas resultaban sumamente fáciles, sin tantas exigencias y una completa despreocupación de sus obligaciones; sin embargo, algo en él bullía, no le gustaba esa vida. Sabía, porque lo había visto en la infancia, que había otro mundo donde las personas no sabían leer y sufrían tormentosas miserias.
Estos pensamientos lo llevaron a abandonar la ciudad y refugiarse en su campo natal, acercándose a esa subrealidad y siendo sacudido por el aterrador espectáculo de las personas que vivían en ella. A partir de entonces se empeñó en la lucha por el mejoramiento de las condiciones de vida de los campesinos.
Cabe mencionar que una de sus medidas fue fundar una escuela en la que él mismo enseñaba a los hijos de los campesinos a leer y escribir; a diferencia del resto de las escuelas del país, esta institución era completamente gratuita y los alumnos podían entrar y salir de clase a su antojo sin que jamás se les castigara por nada. Sus viajes por Francia, Suiza y Alemania le dieron material pedagógico para llevar a cabo de forma eficiente esta tarea.
Este intento por cambiar la vida de los más desfavorecidos promoviendo una educación libre y tolerante, no duró demasiado ya que las ideas revolucionarias y libertarias de Tolstói fueron tomadas como amenazantes para el gobierno, el cual mandó a cerrar dicha institución.
Pero no fue el gobierno el único enemigo del escritor, también la Iglesia Ortodoxa, que se sintió atacada por las palabras de Liev que se mostraba en contra de toda la parafernalia litúrgica, la superficialidad de los popes y el ambiente hipócrita que caracterizaba a esta institución, decía que eran motivos para denunciarles.
Tratados contra la violencia y la desigualdad
Entre las ideas fundamentales de Liev se encontraba su oposición a la violencia en cualquiera de sus formas, incluso llegó a proferirse en contra de las enseñanzas de castigo impuestas por la iglesia, declarando que eran contrarias a las expuestas por Cristo.
Además es importante señalar su convicción absoluta de que un mundo justo era uno en el que los seres humanos se alimentaran sólo de vegetales, puesto que la violencia que conlleva la alimentación con cuerpos de otros animales nos convertía en una especie cruel e imperfecta. Lamentablemente al día de hoy todavía no se toman en serio sus palabras, aunque realmente fue Liev el primer vegetariano con ideas absolutamente claras en contra del maltrato y la explotación animal.
En lo que respecta a la desigualdad, cabe mencionar que su vida dio un importante giro cuando cedió todos sus bienes y se entregó a una vida en la pobreza más absoluta, distanciando completamente de su familia (recordemos que pertenecía a la aristocracia más alta), sin fumar ni beber y llevando una dieta vegetariana estricta. Murió en una estación de tren, absolutamente solo y despojado de todos sus bienes materiales.
Una obra todavía vigente y necesaria
Liev fue sin duda un ejemplo de un autor que se entregó al estudio de las sociedades en busca de un equilibrio que permitiera que los grupos más desfavorecidos pudieran vivir de una forma más estable y justa. Podría decirse que consagró toda su vida a la búsqueda dramática del compromiso más sincero y honesto con la sociedad, donde todos los animales humanos y no humanos tenían los mismos derechos y debían convivir en armonía.
La lectura de las novelas que este impresionante autor nos ha dejado puede ser fundamental para comprender conceptos que tienen que ver con la búsqueda de una vida más ética y equilibrada y para trabajar entre todos por una realidad más justa para todos.
Para terminar deseo dejarles otra frase que puede ser sumamente reveladora en lo que al pensamiento y a la lucha de Tolstói se refiere.
Comentarios1
Afortunadamente, Tolstoi murió antes de la Revolución de Octubre, de lo contrario hubiera sido encarcelado, torturado enviado a un campo de concentración y fusilado como otros grandes autores, entre ellos el gran poeta Nikolai Gumiliov, el gran sacerdote científico Pável Florenski (el Leonardo ruso) y el gran prosista Isaac Babel. No cabe absolutamente ninguna duda que eso hubiera sido el destino de Tolstoi.
Lamentablemente, el pueblo ruso escogió el camino de Stalin, quien ordenó la ejecución sumaria de alrededor de dos mil poetas, escritores y científicos, entre la primavera de 1937 y otoño de 1939. Los “grandes” poetas y escritores de izquierda latinoamericanos y españoles guardaron un silencio sepulcral. Neruda incluso ¡recibió el Premio Stalin de la Paz!
El gran innovador, Vladimir Mayakovski, se suicidó (o lo suicidaron) poco después de la muerte de Lenin. Otro gran poeta, Serguei Esenin (1895-1925) antes de ahorcarse en el cuarto de un hotel, se cortó una vena para escribir un verso: “En esta vida no es nuevo morir, pero no es más nuevo vivir.” A Eduardo Galeano se le olvidó incluirlo en sus venas abiertas…. Otro “despistado” que sólo denunciaba al imperialismo norteamericano.
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