Como siempre lo digo, para escribir no es que se necesiten grandes consejos o máximas, pero en ciertas ocasiones, estar en contacto con la forma con la que otros encaran ciertos aspectos del oficio puede ayudarnos muchísimo a crecer.
Ése es el objetivo fundamental de esta serie de artículos; mostrar pareceres y formas de entender el hacer creativo. En el de hoy, he hecho un breve análisis sobre una serie de consejos publicados en el libro «Escribir ficción» de la Escuela de escritores de Gotham Writer´s Workshop de New York. Espero que les resulte interesante.
Consejos de escritores americanos
En los últimos años el libro «Escribir ficción» de la escuela de escritores Gotham Writer´s Workshop de New York ha pegado fuerte. Dentro de ese libro hay algunas ideas interesantes; pero, como todo aquello que leemos o escuchamos, es necesario que lo pasemos por nuestro propio tamiz y decidamos si lo que nos proponen va de acuerdo a nuestra forma de entender la escritura o no.
No debemos atarnos a reglas y estructuras porque sí. La escritura es un oficio, sí, pero también es un arte, y como tal debemos dejarnos llevar por nuestra necesidad de decir tal o cual cosa de este o aquel modo.
- Sobre los personajes
Según este libro, al escoger a los personajes, debemos comprender que todos los individuos somos complejos; por lo que es importante que, más allá de la trama, sepamos que tienen una vida y los dotemos de ella.
Además, debemos buscar cuáles son sus rasgos fundamentales que los hacen imprescindibles en la obra y trabajar la construcción de la historia con coherencia, para que no se conviertan en figuras aburridas. Debemos conocer sus manías, su apariencia física, su personalidad, su forma de hablar, de caminar, de pensar…
Creo que, como ya lo hemos dicho en un artículo anterior, los personajes junto a los escenarios son los elementos principales de una historia. Encontrar los adecuados para cada historia puede ser una difícil labor, sin embargo si nos dejamos llevar es posible que ellos solos se acerquen a nosotros y nos muestren los acontecimientos.
- Sobre el uso de adjetivos y adverbios
En este libro hay una extensa recomendación sobre la utilización de adjetivos y frases adverbiales. Y, siempre que se pueda, se recomienda evitar al máximo los adjetivos y adverbios para evitar cansar al lector.
En este punto, habría que hacer un breve paréntesis, para saber llevar a la práctica el consejo. Es cierto que un texto lleno de adornos innecesarios y de «flequillo» no puede considerarse bien acabado. Sin embargo, tampoco debemos olvidarnos de que ciertos estilos literarios exigen un mayor uso de estos elementos; creo que lo importante es saber descubrir cuándo sobran y cuándo son imprescindibles para dotar a la obra de un tinte auténtico.
Por todo esto, supongo que no es bueno coartar del todo nuestra libertad y estilo sino adaptarlos a un uso adecuado del lenguaje. Es cierto que hay que buscar no cansar al lector, pero tampoco creo que sea una buena alternativa reducir las nuestras posibilidades narrativas por ese deseo de «mimar» al lector.
- Sobre los diálogos y el narrador
Respecto a los diálogos, se recomienda un uso restringido a aquellos temas y escenas realmente significativos de la historia. Este punto también es relativo. No necesariamente hay que evitar los diálogos, siempre depende del tipo de género que cultivemos y de la finalidad que cumplan en dicha historia los diálogos. Por ejemplo, si queremos conseguir una obra que tienda más al teatro o a la cinematografía, los diálogos deben ser sumamente importantes.
En cuanto al tipo de carácter que tendrá el narrador. En este punto sí coincido completamente; dicen que hay que decidir de antemano en qué persona narraremos la historia, para conseguir una coherencia y una mayor verosimilitud. Si quieren saber más al respecto, pueden leer el siguiente artículo donde tratamos este tema exclusivamente.
La influencia de los clásicos
En el libro «Personas como yo» de John Irving, podemos encontrarnos con la vida de un joven escritor que va descubriendo su vocación y desarrollándose como tal, a partir de la lectura de Charles Dickens.
Supongo que todos los que nos aficionamos por este oficio, comenzamos devorando kilos de lecturas. Posiblemente sean las buenas lecturas las que nos inspiraron a desear convertirnos y apasionarnos por la literatura. Por tanto, si a la hora de escribir tenemos en cuenta esos buenos libros, y releemos a los clásicos, seguramente encontraremos un sinfín de consejos interesantes y de alternativas para mejorar como autores.
Y creo que Charles Dickens es un referente ideal. Es cierto que en sus historias hay mucho para extraer a nivel humano, pero no debemos olvidarnos de que también tiene un contenido que va más allá de la historia en sí. Es decir, se trata de un autor del que se puede aprender muchísimo, sobre todo en lo referente a la descripción del universo íntimo de los personajes, así como también de la época. Además, podemos encontrar un autor sumamente entregado a sus tramas, capaz de conmoverte y de hacerte comprender los sufrimientos de los más desfavorecidos.
Saber leer es seguramente una de las mejores formas de aprender. A través del análisis de las obras de aquellos autores que han sabido expresarse de forma lúcida, podemos ser capaces de acercarnos a la literatura. Hablábamos de Dickens, sin embargo no es el único que puede ayudarnos.
Es interesante comenzar por aquellos autores clásicos y, a partir de ahí, ir escalando hasta llegar a la actualidad, donde también hay muchos autores que seguro pueden aportarnos interesantes conocimientos y trucos creativos.
Dicho todo esto, solo resta agregar la importancia de trabajar con responsabilidad y sobre todo, de disfrutar de cada momento que destinemos a la escritura; a través del placer creativo seguramente podremos conseguir existencias mucho más plenas y esa sensación de satisfacción nos motive a mejorar todavía más. Así que, ya lo saben ¡solo se trata de escribir!
Comentarios1
Interesante tu análisis!... Cada día aprendo más!...
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