5 consejos para ser lectores más eficientes

En su libro «La historia comienza» Amos Oz escribe sobre la forma en la que los lectores podemos transformar (o no) las historias, y en lo interesante que puede resultarnos el involucrarnos a tal punto en las historias que leemos que podamos no sólo captar los matices y los detalles de la escritura sino también extrapolarnos a nuestra vida, apropiarnos de ellos. Sin duda la lectura es una actividad transformadora que nos obliga a movernos intelectual y emocionalmente de un sitio a otro. Nos guste o no, leer nos cambia.

Por esa pasión lectora que nos une y a propósito de un texto publicado recientemente en Lecturalia, que les recomiendo muchísimo, se me ha ocurrido plantear nuevos consejos para planificar la lectura. El objetivo de este texto no está orientado a leer más libros al año sino a disfrutar más de la lectura; aunque, a la larga, el resultado termine siendo el mismo.

1- Hacerse con los libros adecuados

La lectura puede ser una actividad fascinante; sin embargo, si no somos capaces de dar con los libros que se adapten a nuestras inclinaciones y gustos podría resultarnos absolutamente tediosa. De ahí que muchos niños se frustren y terminen aceptando que no es algo para ellos: una orientación deficiente puede ser mortal para el interés lector.

Hacerse con los libros adecuados es fundamental, por tanto, para desarrollar el gusto por la lectura. Y una buena forma de descubrir cuáles son nuestros libros afines es realizar lecturas variopintas y descubrir cuál de ellas nos interesa más. Para cada persona existe en el mundo un libro adecuado, así que si todavía no sabes cuál es el tuyo búscalo y seguramente sabrás dar con él. Y a partir de ese momento podrás experimentar una de las sensaciones más bonitas de este mundo: la de mirar la vida con otros ojos.

2- Aprender a dejar libros a medias

Este es el mejor consejo que pueden darte y una de las cosas más difíciles de aprender como lectores. «Este libro que para los demás es fabuloso a mí no me gusta» o «Me he cansado de esta lectura, voy a dejarla» son frases que cuesta pronunciar y llevar a la práctica ni te cuento; sin embargo pueden ahorrarnos muchísimo tiempo e incentivarnos a colgarnos de nuevas e interesantes lecturas.

¿Y cuándo digo «basta para mí»? Eso depende del libro, el género y de las razones por las cuáles no te guste; sin embargo una buena medida es la regla del 30%. Consiste en leer hasta llegar a esa instancia. Cualquier libro que se precie de ser bueno debe habernos ofrecido el suficiente divertimento al llegar a esta etapa de la lectura, el suficiente como para no desear dejarlo a medias. Si algún libro llegado este punto continúa resultándote denso e incomible, entonces anímate a dejarlo para arremeter nuevas lecturas que te hagan disfrutar.

3- Hacer una lista de lecturas pendientes

Para muchos bibliófilos esta es la mejor forma de organizar las lecturas. Sobre todo es efectivo si eres una persona que realiza varias lecturas simultáneas. Puedes organizar así tus libros pendientes en varias listas simultáneas: por ejemplo, una para poesía, otra para ensayo y una tercera para novela. En cada una incorporas los libros que de ese género tienes pendientes y a medida que los vas leyendo vas quitándolos de la lista.

Para mí las listas han sido fundamentales para organizar las lecturas de trabajo. Organizo así los libros que van enviándome de las editoriales (por orden de llegada); sin embargo, en mis lecturas más personales soy muy poco organizada y me gusta dejarme llevar por la intuición y el deseo a cada momento. Ya sabéis que hay lectores de todo tipo y color. De todas formas, si no tienes bien claro por qué libro empezar y la pila de lecturas pendientes es muy alta, te animo a hacer una lista para ver cómo te resulta.

4- Poner de tu parte para que leer sea un placer

La vida contemporánea tiene la retorcida misión de acabar con nuestros momentos de disfrute. Tenemos que hacer tantas cosas y ocuparnos de tantas trivialidades que, a la larga, vamos perdiendo el tiempo y el entusiasmo para las cosas que realmente importan. A causa de este vivir acelerado y de otras razones vamos haciendo a un lado la lectura. ¡Ha llegado el momento de volver a ella!

Una buena forma de recuperar el gusto por la lectura es proponernos momentos de paz interior y de encuentro con nosotros mismos que no incluyan el contacto con el mundo exterior. Apagar los móviles, alejarnos de los espacios en los que la tentación de cambiar de actividad pueda entorpecer nuestra lectura pueden ser buenas alternativas para leer y solamente leer, por puro placer, para querernos y para cambiar.

5- Planificar momentos de lectura cotidianos

Por último, para leer más es importante un compromiso con esta actividad. Una buena forma de responzabilizarse con la lectura puede ser establecer horarios o días para leer. Es cierto que a mucha gente le encanta leer cada día al acostarse pero algunos llegamos a la cama tan cansados que lo único en lo que podemos pensar es en dormir y soñar. Y es que cada uno tiene también sus propios buenos-productivos momentos de lectura; por eso es importante descubrir cuáles son los tuyos y planificar tus lecturas cotidianas en ese horario.

En mi caso, por ejemplo, mis horarios de lectura son por la mañana bien temprano, antes del almuerzo y a la tardecita. Son los momentos en los que consiguo desconectar con más facilidad del mundo y asomarme a mi pequeño universo interior en compañía de un libro. Si bien lo ideal es no obsesionarse, una rutina de lectura puede ayudarnos a leer más y mejor. No debemos olvidarnos que la mente es un músculo, cuanto más lo ejercitamos más flexible se vuelve.