Consejos literarios de Charles Baudelaire

Charles Pierre Baudelaire fue sin lugar a dudas uno de los autores del simbolismo francés que más huella han dejado en la literatura. Se dedicó no sólo a cultivar la poesía, sino que además escribió cuantiosos ensayos acerca de literatura y semiótica. Por otro lado, sus pensamientos en contra del costumbrismo y el estilo de vida de la sociedad de su tiempo lo convirtieron en un poeta amado por aquellos revolucionarios y odiado por los defensores de las tradiciones y las buenas normas.

Sus obras y forma de pensamiento, llevó a que fuera denominado «el poeta maldito», sobre todo luego de la publicación de «Las flores del mal», un texto donde dejaba de manifiesto que consideraba que el poeta era un ser maldito al servicio del mal.

Entre sus numerosos ensayos existen muchos consejos para escritores, los cuales aún hoy en día se encuentran en vigencia y que compartiré con ustedes en el siguiente artículo.

Un hombre controversial

Baudelaire fue un hombre que siempre dio de qué hablar, siendo joven rechazó continuar una carrera diplomática como era el deseo de sus padres, para conseguir dedicarse a la literatura.

Posteriormente fue conocido en París por llevar una vida libertina y entregarse a los placeres de la carne, a la vez que escribía poesías. En este período frecuentó círculos literarios y artísticos; allí conoció a Jeanne Duval con quien lo unió una aventura amorosa que sería fuente de inspiración para algunas de sus poesías más controversiales.

Entre las actividades intelectuales que realizó Baudelaire destacó como crítico de arte, fue de hecho el principal responsable de la fama de Delacroix, a través del cual se impuso la moderna concepción estética.

Baudelaire era un gran admirador de Hoffmann y Edgar Allan Poe, de este último realizó numerosas traducciones.

Comenzar a escribir

Según Baudelaire los comienzos de todo escritor no están marcados por la suerte, como comunmente suele afirmarse, lo que está en juego es la capacidad del autor y la forma en la que encara dicha tarea. Cuando un autor conseguía la fama, era este el resultado de un arduo trabajo. El éxito sólo es posible alcanzarlo a través de pequeños logros, aunque estos no puedan ser reconocidos a simple vista.

Cada cosa en su lugar

Una de las cuestiones fundamentales a la hora de convertirse en escritor es trabajar duramente y ofrecer una obra bien acabada, aquellos que ponen por delante de su labor lo que desean recibir por él, probablemente fracasen en su deseo de ser buenos escritores, pues poniendo su cabeza en lo más secundario de todo que es la venta o no del libro, obtendrán tan sólo un producto, cuyas cualidades literarias dejarán posiblemente mucho que desear.

A la hora de sentarse a componer una obra es fundamental tener en cuenta que todos los golpes, que todo lo que se haga sea útil. Es necesario ir despacio pero escribir apresuradamente para que las ideas lleguen a buena orilla; refiriéndose de este modo que dejar durante largo tiempo un trabajo lierario no es del todo aconsejable.

Baudelaire decía que cubrir una tela no es cargarla de colores, sino más bien disponer las masas en tono ligero y transparentes

Recomendaba entonces que antes de sentarse a escribir se tenga una clara idea de lo que se desea explayar para que el resultado de dicho trabajo sea productivo.

La inspiración, hermana del trabajo constante

Según Baudelaire es tan importante una buena inspiración como el trabajo arduo. De hecho para él no existe la inspiración sino hay una dedicación rutinaria a la actividad de escribir, decía «la inspiración es hermana del trabajo cotidiano».

Acerca de la poesía

Por otro lado, a propósito de los que se dedican a cultivar la poesía, Baudelaire les recomienda que una vez se encaminen por ese sendero, no lo abandonen jamás, pues considera que es una de las artes que más aportan a nivel emocional e intelectual pese a sus escasos ingresos económicos.

Para Baudelaire la poesía es como el alimento, algo sin lo cual no se puede vivir y que permite satisfacer las necesidades más profundas.