Construcción del marco narrativo. El espacio físico (II)

La semana pasada escribí sobre la importancia del marco narrativo en la escritura y postulé las características principales que debe reunir. Recordemos que el marco narrativo se conforma del espacio físico, sociológico y psicológico, y que estos tres elementos tienen la finalidad de aportar datos imprescindibles para la elaboración de una historia y, posteriormente, para su comprensión. Teniendo en cuenta la relevancia que cada uno de estos espacios tiene en la escritura he desarrollado una serie de artículos en los que me enfoco en cada uno de ellos. Hoy le toca el turno al espacio físico.

Características del espacio físico

El espacio físico hace alusión al entorno en el que tiene lugar una historia. Sin este dato no tenemos marco en el que ubicar nuestra narración, de ahí que sea tan importante. Y es que el espacio físico nos permite orientar al lector a través del escenario y ayudarlo a armar en su cabeza el cuadro de lo que está ocurriendo y cómo está ocurriendo, a falta de imágenes gráficas. Nuestra misión es valernos de la escritura para ofrecerle al lector datos fundamentales para sentir la historia, como ciudad en la que se desarrolla, época y contexto social.

Ahora bien, dentro del espacio físico entran en juego otros elementos: ambiente, el tiempo y entorno. Estos tres puntos son decisivos para estructurar de forma sólida nuestra historia. El ambiente está definido por el lugar real o imaginario y la descripción gráfica del sitio en el que transcurre la historia. El tiempo es el que definirá la lógica en el transcurso de los hechos, permitiendo establecer de forma ficticia una línea de tiempo para ubicar en ella los hechos narrados; (volveré más adelante sobre este tema). El entorno está vinculado al contexto social que rodea al personaje desde un punto de vista fotográfico.

A continuación trabajaremos cada uno de estos elementos por separado y la importancia de definir con claridad cada uno.

3 consejos para construir el espacio físico

1- Definir el lugar

Antes de comenzar a escribir debemos haber resuelto si la historia se desarrollará en un escenario real o ficticio. A partir de ahí tendremos que trabajar sobre las características materiales del sitio. Sea un entorno real o imaginario debemos resolver cuestiones como las características físicas del suelo, del escenario, el tipo de fauna y flora, los colores más resaltables de los edificios, el clima, la época del año, etc.

También en este punto debemos definir si nuestra historia transcurre en una ciudad o en un escenario rural y a partir de ahí definir las cualidades fundamentales. Si es un entorno natural tendremos que darle mucha importancia a la forma en la que nuestros personajes se relacionarán con el medio ambiente y éste deberá ocupar un sitio importante en nuestra historia.

Si es un escenario urbano tendremos que resolver cuán poblado es, qué nivel de riqueza hay en el barrio en el que transcurren los hechos, cómo son los edificios, las calles, la circulación. A su vez, si se desarrolla en un ambiente cerrado (colegio, casa, tienda) debemos definir los elementos representativos del lugar: iluminación, ventilación, color de las paredes, tipos de muebles, seres que viven o comparten el espacio con los personajes, etc.

2- Definir el tiempo

Cuando estamos por contar una historia debemos tener muy claro cuándo transcurre (en qué época, día, año, mes). Aunque a lo largo de la obra no demos estos detalles es imprescindible que los tengamos claros para evitar cometer errores de coherencia y para poder apoyarnos en ellos en el caso de que sea necesario. Por decir algo; si nuestra historia se desarrolla en el período navideño podremos jugar con la emoción propia de estas fechas, la iluminación de las calles, para darle más credibilidad a nuestra narración.

Es vital tener bien claro el período histórico en el que transcurre nuestra historia porque esto nos evitará muchos dolores de cabeza. Si nuestra historia, por ejemplo, se desarrolla en el plano real y en el pasado, los elementos que aparezcan en ella deben ser respetuosos con esa realidad. Si en cambio se ambienta en el futuro, dependiendo de la lejanía temporal de éste con el presente, podremos jugar más o menos con la tecnología a disposición de la historia y los cambios obrados sobre el escenario.

En este punto cabe hacer una aclaración. Hay quienes creen que lo mejor es pasar de la realidad y centrarse en la fantasía porque entonces podrás inventarte el mundo que se te ocurra y tendrás más libertad al escribir. ¡Falso! Siempre el ambiente debe ser respetuoso con las posibilidades; esto significa que todo elemento, objeto o artilugio que aparezca en la narración debe tener una justificación en la historia. Por pensamientos como este se publican al año millones de títulos futuristas llenos de defectos y horrores de coherencia, por lo que es importante que estemos muy atentos.

3- Definir el ambiente

La atmósfera espiritual forma parte también del escenario físico. En este punto debemos decidir aquellas cosas que están relacionadas con el contexto social y que establecen parámetros o muros para nuestra creatividad. Es importante saber cómo es la vida de los personajes y para ello hay que conocer el entorno en el que ésta se desarrolla.

Este punto está ligado a otro de los espacios, el sociológico, pero cuenta con sus propias características. En el espacio sociológico se tendrán en cuenta las características morales, éticas y estructurales de la sociedad en la que se viven los personajes; mientras que en el espacio físico pondremos un especial énfasis en pensar los aspectos ligados a la supervivencia: de qué se alimentan, cuántas personas viven en una casa, de qué trabajan, qué idioma hablan, etc. Resolver estas inquietudes antes de sentarnos a contar la historia podrá ahorrarnos muchísimos dolores de cabeza.

Teniendo en cuenta estos tres elementos seguramente tendremos un buen punto de partida para la estructura de nuestra historia. ¡No se pierdan la próxima entrega sobre el espacio psicológico!