La crisis se entromete en la literatura

Vivimos tiempos difíciles, de duda constante, de temor absoluto hacia el futuro que parece presentarse cada vez más lúgubre. ¿La causa principal? el dinero. Fuente de casi todos los problemas que aquejan a nuestra especie. Y, como no podía ser de otro modo, la literatura no escapa a este terrible mal.

Pese a todo, hay muchos autores que siguen apostando por la creatividad y que se valen de la situación dramática para pintar nuevas historias e inspirarnos a afrontar la realidad con una sonrisa.

Nórdicos con aires de cambio

Maj Sjöwall es la escritora sueca que ha sido condecorada con el VIII Premio Pepe Carvalho, creadora del detective Martin Beck, un icono de la novela negra. Detrás de estas novelas y junto a esta mujer, se encuentra Wahlöo, también autor de estas fantásticas historias.

De todas formas, no son simplemente historias sobre crímenes sino donde se ponen en evidencias ciertos problemas graves. El haber militado en el Partido Socialista les ha ayudado muchísimo para hacer, a través de la novela, un manifiesto en favor de todas las libertades y sobre todo, las de las clases más perjudicadas con los arreglos económicos que no traen más que desajustes a nuestras sociedades.

Se los conoce como los maestros de la novela negra nórdica, son Sjöwal y Wahlöö y se han dedicado a crear preciosas historias donde no hay espacio para el amor medio criminal sino para la denuncia y el discurso político, tan necesario en los tiempos que corren.

Ambos dijeron alguna vez que en las obras pertenecientes al género de la novela negra pueden encontrarse ciertos paradigmas que se repiten:

Escribir ficción desde la realidad

Pero como todo lo malo también puede traer encadenado algo positivo, la tremenda crisis que está haciendo estragos en nuestras sociedades, ha permitido que muchos autores reinventaran la literatura, valiéndose de la situación para construir historias que se situaran en la propia realidad y darle una mano de pintura a los ya tan usados escenarios que rodean las letras.

Decir entonces que la crisis ha llegado al universo de los libros no sería tan errado, ni tampoco podrían por eso tildarnos de pesimistas, cierto es que son numerosas las historias que detallan situaciones como las que vivimos a diario en la calle o nos enteramos por los periódicos.

Varias obras de ficción, ensayo y cómic escogen la realidad de los bancos, de los desahucios, del desempleo y la volatilidad del dinero para plasmar historias o ideas más cercanas para el lector; permitiéndole salirse de la realidad sin dejar de reflexionar sobre ella.

Algunos autores prefieren el análisis y la crítica al sistema capitalista en el que nos hayamos inmersos; otros prefieren simplemente situar historias en esta realidad pero sin mostrar ninguna postura, simplemente contando «las cosas como son»

El autor Paul Krugman, no sólo utiliza el término en el título de su último libro,»¡Acabad ya con esta crisis!», sino que ha redactado un contundente texto reflexionando sobre el tema. En él dice con claridad:

Esta tendencia no es para nada nueva en la literatura. Los escritores más críticos de todos los tiempos supieron enfrentarse a la realidad que les tocó haciendo buen uso de las palabras, criticando y exigiendo una respuesta por parte de los que llevaban los hilos del mundo en aquel entonces o simplemente, buscando que el público despertara de su adormecimiento.

De todas formas, de un tiempo a esta parte se había ido perdiendo esta necesidad de criticar el presente de esta forma, por eso como lo decía antes «no hay mal que por bien no venga».

Y por supuesto que no podemos dejar de mencionar las numerosas propuestas que han surgido en los últimos años gracias a la tecnología: encuentros de poetas a través de la red, contactos necesarios para llevar adelante el trabajo de la escritura sin morir en el intento y sin tener que desenfundar toneladas de euros/pesos/dólares/libras, etc. Todas propuestas que llegan al mercado de los libros para enriquecerlo profundamente, pese a la crisis.

La crisis nos satura, nos exige dar más de nosotros mismos y a los escritores les obliga a recrear sus mejores historias en un ámbito actual, porque valernos de la realidad para hacer ficción es posiblemente la mejor de las formas de convertir lo nauseabundo y atroz de la vida en literatura, y salvarnos de la tristeza.