«Los objetos sagrados, sufren, como nosotros, los efectos imparables del paso del tiempo. Desde el mismo instante en que su autor humano, consciente o no de su armonía con el infinito, les pone punto final y los entrega al mundo, comienza para ellos una vida que, a lo largo de los siglos, los acerca también a la vejez y a la muerte».
Con este párrafo tan significativo, dejando claro el leit-motiv de la obra, da comienzo El último Catón (2001) de Matilde Asensi.
Una novela que es una de las muchas que, en los últimos años, han visto la luz y que tienen un nexo común: la religión. Episodios históricos movidos por la fe, y en algunos casos por el fanatismo, que han sido utilizados por la literatura para crear unos trabajos donde realidad y ficción van de la mano.
Como decíamos El último Catón ha sido una de las obras más afamadas sobre esta temática. Más de 1.250.000 ejemplares de aquella son las que se han vendido de esta historia que gira entorno a la Vera Cruz, la cruz de Cristo.
La religiosa y paleógrafa Ottavia Salina es la protagonista, junto a Farag Boswell (Profesor del Museo Grecorromano de Alejandría) y Kaspar Glauser-Röist (Capitán de la Guardia Suiza del Vaticano), y será la encargada de descifrar diversas inscripciones aparecidas en un cadáver. Resolviéndolas estará más cerca de saber sobre la existencia de la mencionada cruz.
Eco y la turbulenta situación religiosa
Cuando se habla de literatura, y en concreto de novelas que tomen a la religión como punto de partida, nos viene a la cabeza, sin duda, El nombre de la rosa (1980) de Umberto Eco. Historia y ficción se entremezclan en este libro que toma como escenario una abadía benedictina donde se va a llevar a cabo una reunión entre miembros de la orden franciscana y los delegados del Papa Juan XXII.
La herejía o no que supone la pobreza apostólica es el tema de debate en este encuentro que se verá empañado por el asesinato de varios monjes. El franciscano Guillermo de Baskerville y su novicio Adso deberán esclarecer los crímenes mientras se llevan a cabo además diversos juicios en nombre de la Inquisición.
Precisamente, un inquisidor (Fray Agustín Leire) es uno de los personajes centrales del libro La cena secreta (2004), de Javier Sierra, y el encargado de viajar hasta Milán para intentar descifrar los mensajes ocultos que Leonardo da Vinci, posiblemente relacionado con los cátaros, está incluyendo en su cuadro La última cena.
Da Vinci y la religión
Una obra pictórica y un autor estos que también hacen acto de presencia en el libro El Código da Vinci (2003) de Dan Brown. Y es que fundamentalmente el trabajo de este artista es tomado como una de las pruebas que demostrarían que el Opus Dei participó en el proceso de ocultación de la relación que mantuvieron Jesucristo y María Magdalena, fruto de la cual tuvieron descendencia.
Muchas fueron las voces críticas que se levantaron en contra de este libro de Brown que no deja de ser una novela de ficción con ciertos tintes históricos y religiosos.
La Orden del Temple es uno de los pilares de este libro y lo es también de El último templario (2009) de Raymond Khary. Y es que el robo de unas reliquias del Vaticano, expuestas en el Museo Metropolitan de Nueva York, por unos hombres vestidos como los miembros de la citada Orden abre una ardua investigación. La arqueóloga Tess Chaykin y el policía Sean Reilly serán los encargados de aclarar dudas y recuperar la riqueza robada.
Aventuras, intriga, hechos y figuras históricas, y fe son los ingredientes de todas estas novelas que no dejan indiferente a nadie.
Debes estar registrad@ para poder comentar. Inicia sesión o Regístrate.