«El cuarto de las estrellas», de José Antonio Garriga Vela

Hoy a nuestro desván de los libros perdidos llega una novela que me ha conmovido especialmente. Se trata de «El cuarto de las estrellas» de José Antonio Garriga Vela. No, no es un libro antiguo, tampoco está olvidado; pero me he decidido a incluirlo porque he llegado tarde a él y ya que no he podido reseñarlo a tiempo, al menos lo incluyo en este apartado. Cabe mencionar que con él Garriga Vela, uno de los grandes narradores de habla hispana, ganó el Premio de Novela Café Gijón en el 2013.

Un hombre frente a su pasado

«El cuarto de las estrellas», cuya segunda edición data del 2014, relata la historia el de un hombre que, a causa de un accidente, pierde parte de su memoria: sus recuerdos más recientes. Y de pronto se ve asaltado por una serie de recuerdos antiguos y ve pasar ante sus ojos su vida toda, y es como si la luz le ceguera y, curiosamente, le permitiera ver lo que no pudo en su momento. Una historia que recorre nuestra humanidad y que intenta mostrarnos cómo el paso del tiempo vuelve menos truculento el pasado y los dolores de antaño se suavizan bajo la luz amarillenta de la memoria.

La repentina pérdida de memoria obliga a nuestro protagonista a recluirse en su barrio de infancia con el objetivo de reconstruir su historia en una novela: partiendo de esos flashes e intentando resucitar a través de su escritura la memoria de sus padres y el pasado.

Una de las cosas más fascinantes de esta novela es su escenario. Cuando leemos una historia que se ambienta en nuestra ciudad nos resulta mucho más fácil empatizar; por eso en cuanto leí «La Araña» y me encontré con esa detallada descripción de la fábrica de cemento, me sentí absolutamente conmovida y embullida en la historia. Porque Garriga Vela consigue darle a este pueblo fantasma un protagonismo impresionante; y plasmar esas ideas o imágenes que cualquiera que haya pasado por este lugar es capaz de sentir.

«La Araña» un diminuto barrio perdido en la autovía que une Málaga con Rincón de la Victoria, se ve gris, apagado, lleno de polvo y de casas (parece) vacías; no obstante, sus fantasmas tienen historia y así nos lo demuestra Garriga Vela en esta novela en la que reconstruye tan sólo un par de vidas mutiladas, sepultadas bajo el cemento y la memoria de esa mole que parece la identidad propia del mismo barrio. Un barrio que parece acorralado por la furia del mar que quiere llevárselo todo y el cemento que también sirve para tapar huecos y sepultar a los muertos.

Pero también en estos barrios ocurren cosas imprevistas. Cuando el padre del protagonista se queda sin trabajo, se compra un décimo, con la esperanza de olvidar seguramente lo que le está ocurriendo. Pero algo le resucita de ese vacío: ha comprado el billete ganador. Esto corrige el rumbo (o lo retuerce más) de esta familia de clase media que, de pronto accede a cosas que no podía imaginarse: como viajar a New York, el sueño que su progenitor tenía desde pequeño. Y en ese viaje todo parece cobrar sentido, a la vez que perderlo. Porque será ese el momento que escoja el padre para desvelarle a su hijo un secreto que ha venido con él desde hace mucho tiempo y que será el que conecte todos los sucesos de esta novela.

La forma de narrar que escoge José Antonio se encuentra llena de nostalgia pero sin sensiblería. Se apoya en la mirada de un hombre que no entiende el presente y que, si tuviera que escoger, preferiría refugiarse en el pasado para siempre, como si fuera esa época la única capaz de comprender y explicar. La narración nos va cautivando lentamente y nos obliga a continuar leyendo para desvelar las pequeñas intrigas que van surgiendo a cada paso y para determinar si ese hombre desmemoriada se quedará en la infancia o será capaz de regresar, finalmente, a la realidad.

Hay quienes dicen que el pasado son sólo cenizas, trozos de cemento resquebrajado; sin embargo, partiendo de esas partículas Antonio construye una novela llena de presente y de emotividad, demostrándonos que nada está perdido para siempre y, si lo está, es porque nosotros también estamos absolutamente perdidos.

Creo que es una novela maravillosa que no pueden dejar de leer; que los cautivará desde el principio y que les permitirá conocer uno de los rincones malagueños que, si bien no aparece en la lista de sitios turísticos para visitar, es un lugar con un cierto encanto y magia. ¡Vayan a La Araña y encuéntrense con esta novela dibujada en cada una de esas diminutas callecitas de cemento!