Memorizando textos en secreto e imaginando sus mundos en la más profunda soledad pasó muchísimos años de su vida Aleksandr Solzhenitsyn. Ninguneado primero y luego perseguido por el gobierno soviético intentó dejar constancia de lo que sus ojos vieron de la que fue una de las etapas más cruciales de la historia de Rusia.
Hoy, que recordamos los nueve años de su fallecimiento, quiero sumar al desván de los libros perdidos una obra suya que me parece una verdadera exquisitez. Se titula «Cuentos en miniatura» y reúne una serie de cuentos-imágenes de una belleza inigualable. Espero que se animen a leerlos.
La miseria y la libertad en la obra de Solzhenitsyn
Fue la campaña de Kruschev, que buscaba destapar la violencia cometida durante el régimen stalinista, lo que animó a Solzhenitsyn a presetar en una editorial su novela «Un día en la vida de Iván Denisovich». Sin embargo, y aunque esta primera obra fue muy bien recibida, y se convirtió en la primera narración-testimonio que revelaba lo que el pueblo soviético había vivido en los campos de concentración, su carrera literaria no despegaría hasta muchos años más tarde. La razón: lo que este autor escribía no gustaba al gobierno y hubo una insistente campaña por parte de éste de difamarlo y calumniarlo hasta devolverlo al anonimato.
Su sentimiento de compromiso y su identificación con los oprimidos le llevó a convertirse en su portavoz, pero su versión de los hechos era muy diferente a la que deseaba el régimen soviético que pasara a la historia. Desde aquel libro, todas las obras posteriores fueron censuradas e incluso el autor fue vetado de viajar a Estocolmo cuando se le anunció como el ganador del Premio Nobel de Literatura. Solzhenitsyn continuó escribiendo. Hasta que ya no se lo permitieron. Le quitaron la nacionalidad rusa y le echaron del país. Se refugió en Estados Unidos y desde allí continuó luchando por su causa: la libertad, a través de la literatura.
En su obra, Solzhenitsyn dibuja de forma sutil la destrucción del patrimonio ruso, tanto espiritual como material y de qué forma la sociedad se ha visto transformada por el materialismo. Asimismo lucha por dejar constancia de las tradiciones y del estrecho lazo que existe entre los símbolos de la historia y el lenguaje y la naturaleza. Es importante tener presente que no estamos ante un autor político o dogmático, sino más bien un intelectual que duda, que se plantea conflictos éticos e intenta dar con una explicación frente a los horrores. Al leerlo es inevitable hacer un profundo análisis histórico personal y colectivo y buscar nuevas formas de mirar las mismas cosas.
Solzhenitsyn es autor de numerosas novelas, pero no he querido pensar en ellas (intensísimas y de lectura obligatoria, qué duda cabe) sino en una obra que pasa más desapercibida pero que para mí es una joya inolvidable. Se titula «Cuentos en miniatura» y reune una serie de relatos-pinturas que aportan color, ilusión y una mirada clara sobre la importancia de las pequeñas cosas.
Cuentos a medio camino entre tradición y alma
«Cuentos en miniatura» se compone de 16 relatos breves que nos permiten acercarnos al estilo de Solzhenitsyn y disfrutar de su lirismo. Al igual que haría un pintor, el autor ruso es capaz de cautivar ciertas imágenes y sensaciones propias de la vida cotidiana de esa Rusia que se halla luchando entre la libertad y la dictadura, y nos permite tener entre manos un testimonio único de aquel tiempo, no sólo por lo que cuenta sino también por la belleza con la que se cuenta.
Entre los cuentos más impactantes de este libro está «Sharik» que narra muy brevemente el júbilo de un perrito que se pasó muchos años amarrado y de pronto es liberado. Es una impactante metáfora sobre la opresión que vivía el escritor; en aquel perrito que saborea por fin la libertad y que descubre que no le interesan más los deliciosos huesos que le convidan que el poder pasearse por donde desee, vemos a ese Solzhenitsyn capaz de enfrentarse a la miseria con tal de no vender sus ideales. Un relato impresionante cuya lectura les recomiendo mucho.
«¡Nosotros no moriremos!» es otro de los relatos destacables de este libro. En él Solzhenitsyn dedica una irónica mirada sobre los cambios nefastos que la contemporaneidad ha provocado sobre las tradiciones. No se olvida de las muchas muertes provocadas por las guerras que asolaron a Rusia durante su siglo, y concluye que la nueva mirada filosófica sobre la vida es convencernos de que no moriremos. La forma en la que se halla escrito, la contundencia de sus sentencias y esa ironía que se desprende de cada una de sus frases me parece de una maestría inigualable.
El tercer cuento que elijo para recomendarles este libro es «El desconocido de Krechetovka». Aquí el autor se pone en la piel de un revolucionario que se siente engañado y ve derrumbarse su sueño. Todo su esfuerzo se ve arrasado por la guerra y la invasión extranjera. Su miedo no es morir y que su mujer se quede sola con un niño pequeño sobre un mundo devastado, sino desconocer cómo va a terminar la guerra.
Al leer este libro podemos encontrarnos con varios registros que supo manejar con maestría Solzhenitsyn, por lo que puede ser una buena forma de empezar con este autor. No dejen de leerlo, porque al hacerlo entenderán mis razones para incluirlo en el desván de los libros perdidos.
Comentarios1
Buena recomendación.
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