Volver a la infancia. A esos inviernos fríos en el campo donde la oscuridad de las casas que me ofrecían las hermanas Brontë me parecía casi acogedora. A esa instancia en que la lectura era una fascinación constante. Cada paso, una aventura. Cada nueva historia, otra vida posible. Esas son las sensaciones que he tenido al leer por enésima vez «Cumbres borrascosas» de Emily Brontë, pero esta vez en una preciosa e impresionante edición de Editorial Tres Hermanas.
De esta lectura hay que destacar tres cosas: el trabajo de traducción exquisito que ha hecho Amelia Pérez de Villar, el delicado cuidado de los trazos de Fernando Vicente en las ilustraciones, y la deliciosa encuadernación que ha desarrollado Tres Hermanas para ofrecernos esta indiscutible obra de arte. Un libro del que escribo desde el alma, aunque intentando que el delirio y la fascinación que ejerce en mí el País Brontë no nuble la cordura y me permita escribir con cierta objetividad.
Releer «Cumbres borrascosas»
Lockwood llega en 1801 a un rincón de West Yorshire. Ha alquilado una granja para retirarse durante una temporada y disfrutar de la tranquilidad del campo. «Granja de los Tordos» es la propiedad que le ha alquilado al señor Heathcliff, que vive en «Cumbres borrascosas». Ambas casas se encuentran a pocas millas la una de la otra. En una de sus visitas a casa de su anfitrión, a Lockwood lo sorprende una violenta tormenta de nieve que le obliga a pasar la noche en aquel caserón sombrío, donde todas las criaturas parecen taciturnas y apáticas.
La habitación en la que se aloja es fría y parece abandonada y lo que le sucede estando en ella no sabrá explicarlo con precisión. La figura de una joven se asoma a la ventana y le ruega que le permita entrar. El joven se tapa la cara e intenta volver a dormirse, aunque no lo consigue. Finalmente el miedo lo impulsa a gritar y abandona la habitación invadido por la desazón.
Si aquella experiencia fue una especie de ensoñación o visión causada por la fiebre que ya comenzaba a aquejarle y que continuaría afectándolo durante la siguiente semana, no lo sabemos, lo que sí nos queda claro es que gracias a ella Lockwood siente la necesidad de descubrir qué ha pasado en aquella casa y por qué quienes la habitan se muestran tan descorteses y disconformes con la vida. Será Nelly Dean, el ama de llaves de la «Granja de los Tordos», la que le cuente la larga historia de dos casas-familias enfrentadas. Así conocerá a los Earnshaw y los Linton y descubrirá de qué manera la vida de los habitantes de «Cumbres borrascosas» ha ido torciéndose.
El sello Tres Hermanas nos ofrece la oportunidad de volver a «Cumbres borrascosas» para enfrentarnos nuevamente al resentimiento de Heathcliff y revisar la forma en la que los golpes de la vida le han marcado. Al mismo tiempo, que disfrutamos de una de las narradoras anglosajonas más interesantes del Siglo XIX.
Un lavado de cara a las viejas traducciones
Cuando hace unas semanas abrí la correspondencia y me encontré con esta belleza, inmediatamente me remonté a mis primeras lecturas. Las novelas de las Hermanas Brontë me marcaron profundamente, ¿y a quién no? Es evidente que la forma en la que trabajaron su obra, dando un espacio ineludible al paisaje y convirtiéndolo en un personaje más de sus novelas, fue sorprendente, y aún al día de hoy resulta llamativo. Debo decir que aunque existen en español numerosas ediciones de esta novela, algunas que incluyen ilustraciones, hasta ahora no me había cruzado con una edición tan completa y colorida como ésta.
Las ilustraciones de Vicente le dan a la historia un movimiento impactante, porque ha sabido captar de forma maravillosa esa bruma que se pasea por la obra y que llega a tocarnos el ánimo. Por su parte, el trabajo de Amelia como traductora nos permite disfrutar de una nueva versión, más neutral (¡qué necesario se vuelve este adjetivo en las traducciones!) y cuidado, desde mi humilde punto de vista. Coincido con Amelia en que la versión de la inmensa Carmen Martín Gaite, era muy Carmen. Sin duda, yo sí me decantaré de ahora en más por tu traducción, querida Amelia.
Tres Hermanas es un sello que tiene unos pocos años pero que ha decidido rescatar obras clásicas de prestigio con un lavado de cara. Y para tamaña labor han escogido arrancar con dos libros maravillosos: «Cumbres borrascosas» de Emily Brontë y «Alicia en el País de las Maravillas» de Lewis Carroll. En una época en la que muchas editoriales se decantan por las versiones digitales y por ediciones económicas, esta editorial apuesta por los colores, las tapas duras y el cuidado en la impresión. Me parece éste un gesto de valentía tal que, aunque sólo fuera por eso, se merecen toda nuestra atención. Pero hay más: Tres Hermanas apuesta por nuevas versiones, por revisiones de esas traducciones que casi nadie se animaría a cuestionar y nos invita a zambullirnos en el horizonte de estos clásicos con una mirada limpia, recuperando esa pasión lectora de los primeros años.
El legado de Emily Brontë
De las Brontë se ha escrito muchísimo, pero pese a haber sido autoras que cambiaron rotundamente el panorama de la literatura anglosajona del Siglo XIX, sabemos bastante poco sobre ellas y su universo. Algunos lectores afortunados habrán podido visitar Haworth y Thornton, y esa, estimo que ha de ser una experiencia inolvidable para los que amamos a las Brontë. Sin embargo, el misterio que rodeó las obras que las hizo famosas («Jane Eyre», «Cumbres borrascosas» y «Agnes Grey»), también se ciñó sobre ellas impidiendo que ocuparan el lugar que les corresponde en la historia de la literatura.
Sin duda hay que ser muy necio para no aceptar el talento literario de las hermanas, pese a ello, sus nombres siempre vienen acompañados de esas formas peyorativas en la que el universo de las letras ha tratado-apaleado las obras escritas por mujeres. En las Brontë la muerte temprana, la falta de interés que recibieron por parte del mundo literario de la época y el haber vivido apartadas, también colaboró con que las tres vivieran una vida personal y literaria silenciosa, y con que los datos que se tienen de sus biografías sean más bien escasos. Las indivisibles Hermanas Brontë, sin embargo, fueron criaturas y autoras absolutamente diferentes entre sí. De hecho, basta con acercarnos a sus obras para entender que la pulsión literaria en cada una fue diferente.
El misterio es el gran ingrediente de las novelas de las Brontë. Gracias a él fueron capaces de construir obras atrapantes desde la primera hasta la última línea. Esa bruma fantasmagórica que trepa por las paredes, que se apodera de las casas y que es capaz de trastornar a cualquier lector. Sin embargo, la forma en la que cada hermana trabajó ese misterio fue muy diferente. En el caso de Emily, la fantasía ocupa una mayor relevancia que en Charlotte (donde los misterios se ven explicados a través del realismo). Esto nos permite comprender el espíritu de cada una: Charlotte era reflexiva y lógica, Emily era apasionada e impulsiva y Ana, dulce y mística.
La valentía en la escritura de las Brontë
Aunque el hilo principal de «Cumbres borrascosas» es ese amor pisoteado de Heathcliff tras la pérdida de su adorada Catherine, parece más bien un pretexto para contar algo más. Y en esto las tres hermanas comparten territorio al haberse valido de historias de amor que les permitiesen cuestionar de forma ineludible las costumbres más férreas de la cultura anglosajona de la época. En ese sentido, la mirada de Emily, así como lo es la de Charlotte en «Villete», y que también comparte Ana en «La inquilina de Wildfell Hall», se dirige hacia la grieta social que pone a unos individuos en condición de superioridad respecto a otros.
Esa diferencia entre clases es uno de los puntos más destacables de «Cumbres borrascosas», y aunque el mundo de las letras haya intentado vendernos de todas las formas posibles una simple y victoriana historia de amor, lo que tenemos en nuestras manos es una novela social a la altura de «Madame Bovary» de Flaubert, «Papá Goriot» de Balzac o «Grandes esperanzas» de Dickens, por nombrar a tres intocables de la literatura. Lejos de simplemente presentarnos una historia de amor, lo que Emily hace es entregarnos una contundente obra que reflexiona en torno a las retorcidas relaciones que se establecen entre los miembros de una familia, y en la forma en la que esos lazos pueden dar origen o cabida al malestar emocional, o al desarrollo de la demencia.
En lo que respecta a su estilo, es sorprendente el detalle que encontramos en los movimientos de los personajes. No me había percatado antes de esta virtud de Emily: su escrupulosa mirada puesta en la textura de las cosas, en los colores y en la forma en la que se modifican las facciones y las posturas de los personajes.
Aunque el estilo de las tres Brontë tenía puntos en común, cada una supo desarrollar características propias. Y mientras Charlotte se detenía en los monólogos y en la autoreflexión para explicar actos y emociones en los personajes, Emily prefiere contarnos todo eso a través de sus gestos y de un texto mucho más dialogal. Por su parte, el punto fuerte de Ana es la descripción de los escenarios y paisajes. Mientras en Charlotte los personajes permanecen en silencio en los momentos clave, en Emily los sentimientos están a flor de piel, y en Ana se convierten en abnegación (porque en ella todo es más medido). Emily es de las tres la más impulsiva, la que nos acerca personajes que son atravesados por sentimientos extremos y nos invita a una lectura que se siente como el paseo en una montaña rusa. ¡Con qué injusticia las ha tratado el universo de las letras a las tres!
Vale la pena volver a esta historia, no sólo por lo que implica la voz de Brontë en la literatura, sino porque de la mano de Fernando y Amelia se vuelve sencillísimo el traslado a ese West Yorkshire, donde las Brontë idearon un mundo diferente, que a tantos de nosotros no sólo nos acercó a los libros sino que nos sirvió de aliciente para soportar el frío. En estos tiempos que corren, editar este clásico con la seriedad con que lo ha hecho Tres Hermanas me parece un bellísimo acto de rebeldía contra la mirada patriarcal con la que siempre se ha observado-criticado las obras escritas por mujeres. ¡Que viva nuestra querida Emily!
CUMBRES BORRASCOSAS
Emily Brontë
Amelia Pérez de Villar (Trad.)
Fernando Vicente (Ilus.)
Tres Hermanas Ediciones
978-84-944348-2-2
327 páginas
30 €
Comentarios2
No puedo añadir nada más. Los has dicho todo en este fantástico y justo artículo a la autora y a la obra. Desde que leí Cumbre Borrascosas no ha dejado de anidar en mí. Un abrazo, Tes.
¡Qué bueno, Rapsódico! Es una buena oportunidad entonces para releer a Emily, en esta edición de Tres Hermanas 😉
Un abrazo.
De niña me impactó la película, que vi casi en secreto en el cuarto de invitados de mi casa y eso me llevó a leer el libro, que me dejó fascinada, fue una de mis primeras lecturas en serio...un saludo
¡Qué linda historia de rebeldía y lectura, Ana! Sin duda, después de leer esta novela muchas nos convertimos en lectoras voraces.
Un abrazo grande y gracias por tu comentario.
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