Curiosidades sobre Alejandro Casona

La sirena varada (1934), Sinfonía inacabada (1940), Los árboles mueren de pie (1949) o La casa de los siete balcones (1957) son algunas de las obras que han encumbrado al escritor asturiano Alejandro Casona (1903 – 1965) como uno de los grandes autores españoles del siglo XX. Es más, está considerado uno de los grandes maestros de la llamada Generación del 27.

Precisamente por ese papel tan esencial que ha ocupado y sigue ocupando en la literatura, vamos a proceder a descubrir algunas de las principales curiosidades de su vida y su obra para poder conocerlo un poco más a fondo:

Su nombre completo era Alejandro Rodríguez Álvarez.
Fue conocido como “El perdido”.
Vivió una infancia muy humilde, de ahí que se conociera que su único juguete de niño fue un castaño, al que se le llamaba “La Castañarona”.
De niño le apasionaban la historia, la geografía y la literatura.
El primer libro que fascinó a Alejandro Casona fue La vida es sueño (1635), de Calderón de la Barca.
Además de como escritor, a lo largo de su vida llegó a trabajar como actor, como carpintero y como Inspector de Primera Enseñanza. Eso sí, en algún momento de su vida no dudó en reconocer que si no hubiera sido escritor, le hubiera encantado ser herrero como su abuelo.
Una de sus grandes pasiones fue el teatro, lo que le llevó a escribir obras de ese género, a poner en marcha un grupo de teatro infantil en el Valle de Arán e incluso a ejercer como director teatral. Es más, incluso en los primeros compases de la Guerra Civil se dedicó a montar representaciones para los heridos de la contienda.
La sirena varada fue la primera obra de teatro que escribió y le costó mucho que se estrenara porque en Madrid no le conocían como escritor y nadie se dignaba ni siquiera a leerla. Decidió entonces confiar en un empresario teatral de Barcelona, Adrián Gual, y le dio resultados porque este rápidamente mostró su ilusión por llevarla a los escenarios. Una obra que enamoró además a la mejor actriz española del momento: Margarita Xirgú, que le envió una cara para decirle que se comprometía a ponerla en escena en el Teatro Español de Madrid y así fue.
Una de las obras con las que consiguió más éxito nacional e internacional fue con Nuestra Natacha (1935).
Alejandro Casona reconoció en más de una ocasión que el autor que tenía como referente y que más le marcó a lo largo de su vida fue Ramón María del Valle-Inclán.
Fue un fiel defensor de la Segunda República y eso le llevó a tener que exiliarse. En concreto, vivió en países tales como México, Venezuela, Colombia, Argentina o Perú, entre otros. No obstante, en el año 1962 consiguió regresar a España y eso hizo que manifestara que «Me encuentro como el hijo que ha vuelto a casa de la madre; me encuentro feliz; me encuentro cómodo; me encuentro cordialísimamente rodeado; francamente a gusto».