Si hacemos un repaso por los grandes escritores españoles del siglo XX tenemos que hacer mención obligada a la santanderina Concha Espina (1869 – 1955), que se convirtió en un referente en su época y que aún lo sigue siendo gracias a obras tales como La esfinge maragata (1914), Altar mayor (1926) o Las alas invencibles (1938).
Hoy queremos conocer un poco más a esta ilustre pluma y vamos a hacerlo a través de algunas curiosidades sobre su vida o su obra. Toma nota:
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Su nombre completo era María de la Concepción Jesusa Basilisa Rodríguez-Espina y García-Tagle.
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Fue la séptima de diez hermanos.
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Comenzó a escribir sus primeras obras cuando tenía trece años y a ello la animó su madre.
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Con 19 años llevó a cabo su primera publicación, que fueron unos versos en El Atlántico de Santander. Lo hizo utilizando el seudónimo de Ana Coe Snichp.
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Fue esposa de Ramón de la Serna y Cueto así como prima de la conocida pintora María Blanchard.
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Una de las etapas más difíciles de su vida fue la que vivió junto a su marido en Chile, debido a que la fortuna de aquel le había sido despedazada por los administradores.
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Una de sus principales curiosidades es que Concha Espina celebraba todos los miércoles en Madrid un salón literario al que acudían ilustres figuras como Rafael Cansinos, Fresno o Luis Araujo-Costa.
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Su éxito como escritora le granjeó problemas en el seno de su matrimonio, ya que su marido sentía celos de la posición que aquella alcanzó. De ahí que en 1909 acabó separándose de su esposo, aunque no fue oficial hasta el año 1937.
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En 1909 publica su primera novela, La niña de Luzmela.
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Está considerada la gran dama de la Generación del 98, formada por ilustres autores como Valle Inclán, Miguel de Unamuno o Pío Baroja entre otros.
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A lo largo de su vida colaboró en periódicos y revistas al tiempo que cultivó distintos géneros literarios, aunque fue con la novela con la que logró más éxitos.
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Dos de los momentos más duros de su vida fueron la muerte de su madre y la de uno de sus hijos.
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Quizás no lo sepas, pero Concha Espina estuvo nominada en varias ocasiones al Premio Nobel de Literatura. La vez que estuvo más cerca de conseguirlo fue en 1926, cuando por un solo voto perdió ante la autora italiana Grazia Deledda (1871 – 1936), que escribió obras tales como Los caminos del mal (1892) y La huida a Egipto (1925).
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En 1940 quedó ciega, aunque no abandonó la literatura. Con la ayuda imprescindible continuó escribiendo.
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Tal es la importancia que tuvo y sigue teniendo esta autora que en Madrid hay una estación de metro con su nombre. Eso sin olvidar que hay, por ejemplo, un colegio en Reinosa y un teatro en Torrelavega en honor a ella.
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Algunas de sus novelas más premiadas consiguieron despertar el interés incluso del cine. Buena muestra de ello es que se llevó a la gran pantalla su obra Altar mayor (1926).
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