Curiosidades sobre Lord Byron

Hablar de la poesía universal es hablar, sin lugar a dudas, del poeta inglés Lord Byron (1788 – 1824). Y es que este está considerado como una de las figuras claves del movimiento romántico en su país.

Como poeta maldito e incluso como uno de los mejores poetas de todos los tiempos de lengua inglesa está considerado ese autor. Una pluma de la que, sin embargo, existen muchas particularidades que no son conocidas por todo el público. ¿Te animas a descubrirlas ahora? Toma nota:

Su verdadero nombre era George Gordon Byron y era el sexto barón de Byron.
Vino al mundo con una deformidad en uno de sus pies. De ahí que durante su infancia tuviera que caminar con un zapato de tipo ortopédico. Su padre pensó que nunca llegaría a andar, pero se equivocó pues aprendió a andar y a correr a pesar de la cojera. Una cojera que, siendo joven, aprendió a disimular.
Uno de los episodios más singulares que vivió debido a su cojera fue el encontronazo que tuvo con la duquesa Devonshire, que era bizca. Esta le preguntó en tono jocoso: “¿Cómo andáis?”, a lo que él respondió de igual forma: “Ando como vos veis, muy mal”.
La relación con su madre, que se volvió triste con el fallecimiento de su esposo, era un constante “tira y afloja”. Se querían pero, al mismo tiempo, no dudaban en insultarse. Ella le llamaba “cojo bribón” y él la denominaba como “vieja”.
El padre del poeta si por algo se caracterizó fue contar con una gran ajetreada vida amorosa, llena de amantes. Y su hijo parece ser que la heredó. Así, se cuenta que Lord Byron se inició en el sexo con solo nueve años y de la mano de su institutriz Mary Gray.
Aunque tuvo muchas relaciones con mujeres, parece ser que también en su historial sentimental tienen cabida varios hombres.
Una de sus obras preferidas era Las mil y una noches.
Era un ferviente amante de los animales. Tanto es así que, cuando murió su perro Boatswain, no dudó en erigir un monumento a su memoria en el que escribió la frase que hoy es célebre de “Cuanto más conozco a los hombres, más quiero a mi perro”.
Su primer libro de poesías llevó por título Composiciones fugaces y vio la luz durante sus años universitarios.
Entre 1809 y 1811 se dedicó dos años a viajar. En ese tiempo se enamoró de la belleza de las mujeres españolas, tanto es así que escribió el poema La chica de Cádiz.
Abandonó Inglaterra en el año 1816 y jamás volvió. Y es que en su país fue acusado de antipatriota, de sodomía e incluso de mantener relaciones incestuosas con su medio hermana Augusta.
Mantuvo una amistad epistolar, fruto de la admiración mutua, con Goethe.
Tras fallecer, el cuerpo del autor fue trasladado a Inglaterra en una barrica de coñac mientras que su corazón, como él había pedido, quedó en Grecia. Y es que amaba esa tierra de una manera realmente profunda.