Una de las novelas más importantes de la historia de la literatura universal y que ha pasado a ser un clásico es, sin lugar a dudas, Mujercitas (1868) de Louisa May Alcott. Se trata de una obra que no solo hemos leído sino que, además, hemos visto en series e incluso películas de televisión, pues se ha adaptado en numerosas ocasiones.
No obstante, a pesar de todo, existen curiosidades en torno a la misma que no todo el mundo conoce. Por eso, a continuación, vamos a desentrañar algunas particularidades que quizás te resulten interesantes:
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Su autora se vio en la necesidad de escribirla para poder ver publicada otra novela. Y es que la editorial le juró que daría la luz verde a esa otra obra, con un cierto componente erótico, si le daba forma a un libro para chicas.
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La inspiración para darle forma a este trabajo la autora lo encontró en su propia familia. En concreto, en sus hermanas y en sí misma. Así, su hermana Lizzie fue la que inspiró para crear a Beth, su hermana Anna le sirvió para darle forma a Meg y su hermana May le permitió crear a Amy. La rebelde Jo de la novela fue el personaje creado a partir de sí misma.
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El libro lo tardó en escribir unos tres meses, durante los cuales estuvo trabajando más de diez horas al día.
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Cuando llevaba en torno a diez o doce capítulos decidió pasárselos a su editor y ambos estuvieron de acuerdos en que eran demasiado “simples”. No obstante, la sobrina de aquel los leyó y le encantaron. De ahí que tuvieran claro que la novela iba a ser un éxito.
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Se publicó en dos partes: la primera llevaba por título Meg, Jo, Bethy y Amy mientras que la segunda respondía al título de Buenas esposas.
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Tuvo varias continuaciones: Aquellas mujercitas (1869), que se desarrolla cuatro años después de la primera novela, y dos obras más que giraron en torno a los descendientes de las hermanas. La primera de esas fue Hombrecitos (1871) y la segunda Los muchachos de Jo.
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Para muchos, este trabajo de Louisa May Alcott es mucho que una simple historia familiar. En concreto, vienen a dejar patente que es una obra “revolucionaria” para su época. Y lo es, sobre todo, por el personaje de Jo. Y es que esta joven va en contra de las normas sociales impuestas a las mujeres: no se quiere casar, es capaz de “afearse” cortando su larga cabellera para ganar dinero con el que ayudar a sus familia y sueña con convertirse en escritora.
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Los lectores de Mujercitas no dudaron en enviar miles y miles de cartas a su escritora pidiéndole que la citada Jo se casara. Y la autora tenía claro que no quería hacerlo. Sin embargo, al final, la presión del editor y de los seguidores hicieron que cediera. Eso sí, lo hizo a su manera porque en lugar de que se desposara con quienes todos creían, la casó con un profesor mayor que ella y sin una economía solvente. Este no era otro que el alemán Breuer, con el que tendrá dos hijos: Rob y Teddy.
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