Curiosidades sobre Rosario de Acuña

Obras como El padre Juan (1891), La voz de la patria (1893), Sentir y pensar (1884) o Ecos del alma (1876) son las que convirtieron a la escritora madrileña Rosario de Acuña (1850 – 1923) en una de las autoras más relevantes de su época. Es más, fue una mujer adelantada a su tiempo, que luchó por la igualdad entre hombres y mujeres y que no dudó en realizar libros que eran tan liberales como valientes. Por eso, también recibió muchas críticas por parte de los sectores más conservadores.

Hoy queremos conocerla un poco más a fondo y vamos a hacerlo a través de algunas curiosidades de su vida o de su bibliografía como son estas:

Su familia desciende del famoso líder comunero el Obispo Acuña.
Su formación estuvo tutelada en todo momento por su padre, Felipe de Acuña.
Sus primeros textos fueron poemas. En este sentido, hay que exponer que los críticos consideran que tenía unas grandes cualidades para la poesía, aunque es cierto que con lo que más triunfó fue con el teatro.
Empezó a trabajar dentro del ámbito del periodismo y más tarde llegaría su primera incursión en el ámbito literario. Llegó con la obra Rienzo el tributo (1875), que fue su primera obra de dramaturgia.
Como hemos mencionado, fue una mujer avanzada a su tiempo. Así lo demuestra el hecho de que decidió abandonar a su marido (Teniente de Infantería Rafael de la Iglesia) después de conocer las reiteradas infidelidades que ese había cometido. Eso sí, con el paso del tiempo iniciaría una relación sentimental con un joven que desde ese momento permaneció siempre a su lado. Se trataba de Carlos Lamo Jiménez.
Tanto desde su trabajo dentro del periodismo como en la literatura, luchó contra las desigualdades sociales.
En el año 1884 le fue organizada una velada en su honor en el Ateneo de Madrid. Eso hizo que se convirtiera en la primera mujer a la que se le dedicó una velada poética.
Algunas de sus obras fueron alabadas por figuras tan importantes del sector literario como sería el caso de José de Echegaray o de Leopoldo Alas “Clarín”.
Formó parte de una logia masónica, Constante Alona, en la que ingresó con el nombre de Hipatia.
Rosario de Acuña fue una apasionada de la avicultura. Tanto es así que durante una época vivió en la localidad cántabra de Cueto donde consiguió hacer realidad su sueño de tener una granja avícola. No obstante, tiempo después se le rescindió el contrato de alquiler de esa granja y buscó un nuevo lugar donde vivir.
El hecho de que, en un momento determinado, ninguna compañía teatral quisiera llevar a los escenarios sus obras por la controversia que estas suscitaban, le hizo tomar la determinación de crear su propia compañía. Así, consiguió poner en escena su obra El padre Juan, que generó tanto éxito como escándalo al atacar a la Iglesia por considerarla, entre otras cosas, manipuladora. Una obra aquella que llegó a ser censurada.
Siempre dejó constancia de sus fuertes convicciones republicanas.
Los últimos años de su vida los pasó en una casa que se construyó en un acantilado en la zona de Gijón. Vivienda que, en la actualidad, ejerce como escuela taller.