Daniel Krien, la hermana desconocida de Alyosha Karamazov

Daniel Krien, la hermana desconocida de Alyosha Karamazov

Si leíste a Fiódor Dostoyevski ¿podés no amarlo? La respuesta es sencillamente: NO. No lo creo posible. Es un autor que te cautiva desde la primera frase y que te tiene toda la lectura metido en sus historias.

Y es más. No solamente lo leés, vivís a pleno cada una de sus historias. No hay vuelta. Es un escritor que te conmueve y, si te llega a una edad temprana, posiblemente sea decisivo para que quieras escribir. Al menos, esa es mi experiencia. Y creo que la de Daniela Krien no es diferente. Por algo la llaman, la hermana Karamazov.

Inspirarse en buenos maestros: un buen punto de partida

«Algún día nos lo contaremos todo» es una novela que se sitúa en la Alemania de 1990. En el límite de una frontera que ha dejado de serlo. Una obra que reconstruye los acontecimientos políticos desde una perspectiva minimalista, tomando en cuenta los pequeños hechos desarrollados en la vida cotidiana de una pequeña aldea.

No puede negar Krien que se inspira en Dostoyevski.  Del mismo modo que nadie que lo admire profundamente puede negar la importante relevancia que tuvo este autor para su propia formación. No obstante, hay que señalar las cuestiones auténticas de Krien, la enorme carga de erotismo, que la alejan sin duda del estilo dostoyevskiano, quizás para mejor.

En esta obra hay mucho más que una historia de amor. Se puede decir que es una gran historia de amor. Porque siempre una buena historia confluye en una grandísima historia de amor (sea cual sea su tipo).

El tema más relevante de la obra es el contraste que existe entre las decisiones políticas y la vida del pueblo. El abismo que crece entre lo expuesto y decidido por un político o grupo dominante y las pequeñas decisiones cotidianas de la vida privada.

Es una novela que trata sobre la pérdida: de seres queridos, de oportunidades, de un tren que solo pasa una vez… Pero también es una historia de reconstrucción, como lo fue para Alyosha (de «Los hermanos Karamazov») la muerte de su padre. Aunque ese hecho ya no pudiera sustituirse ni recomponerse, a él le sirvió para ahondar en sus propios sentimientos, y para analizar a fondo su existencia y decidir cuál era su posición ante los hechos. Lo mismo le ocurre a Krien. No puede cambiar la historia de su país pero sí decidir de qué lado está. Y, más aún, si se identifica con alguno de ambos «bandos».

Daniel Krien, la hermana desconocida de Alyosha Karamazov

Personajes que se refugian en obsesiones

Como toda situación traumática, la única forma de enfrentarse a una realidad convulsionada y confusa (como lo fue la reunificación de Alemania después de la caída del muro de Berlín), es a través de una adicción, de la adquisición de una obsesión en la que volcar todas las energías. Parece ser la mejor forma que encuentra el ser humano de superar las complicaciones de la vida.

En esta novela, María, una joven de dieciséis años que intenta comprender cuáles son sus convicciones políticas pero que no puede reconocerse ni en el modelo dominante ni en la oposición, conoce a Henner, un hombre alcohólico que tiene el doble de su edad. Primer punto dostoyevskiano: una joven que ha sido abandonada por su padre en la infancia intenta reemplazarlo con otra figura masculina. La edad, rudeza y experiencia de Henner la conmueven y la llevan a volcarse a una relación adictiva. Lo que comienza como una simple aventura, se convierte en la mejor alternativa para entender su existencia, una obsesión persistente.

A lo largo de la novela, la adicción juega un papel fundamental, otro elemento dostoyevskiano. «Algún día nos lo contaremos todo» porque ahora no podemos hacerlo. La protagonista no puede hablar, no puede decidir; se encuentra viviendo, incapaz de aceptar sus verdaderos pensamientos y sentimientos. Casi diríamos que es incapaz de luchar, como muchos de los personajes del escritor ruso a quienes la vida les colapsa y los lleva a vivir sin hacerlo y a cometer actos con los que no siempre están de acuerdo. La vorágine de la adicción, de la impulsividad y del desacato, también distinguen la obra de Daniela Krien.

Daniel Krien, la hermana desconocida de Alyosha Karamazov

La hermana de Alyosha

Pero la presencia del escritor ruso no se da únicamente de forma indirecta. La lectura de esta obra prima de Krien podría ayudarnos en la comprensión de una de las novelas magnas de Fiódor, «Los hermanos Karamazov». María lee esta historia, la cual condiciona profundamente sus decisiones. La lleva a maquinar sobre ciertas cuestiones y la vuelve literalmente una obsesiva de la muerte y del futuro.

Un dato interesante para comprender en profundidad los límites que rasguña Krien es saber que «Los hermanos Karamazov» fue lo último que escribió Fiódor. De hecho, el propio autor tenía planeada una segunda parte que nunca llegó a componer. Y, por si hicieran falta más datos, la muerte circula en todas las páginas no solo de forma ficticia. Fiódor se la dedicó especialmente a su hijo Alyosha, fallecido de epilepsia, esa misma dolencia que el padecía.

No hay mucho más que agregar. Se trata de una obra que ya está siendo traducida a decenas de idiomas y que merecidos premios está conquistando.

«Algún día nos lo contaremos todo» es un grito de auxilio para hacer pie cuando el mundo se desmorona y la realidad se transforma, como lo hizo la de los hijos de Fiódor Pávlovich Karamazov después del juicio.

Y, ¡vaya si no habrá ejercido un papel fundamental Fiódor Dostoyevski! Hasta el título tiene conexión con él, inspirado en la última frase que pronuncia Alyosha en la citada novelaza de Fiódor. Dice:

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