El Día de los Enamorados, antes y después

Llegó el 14 de febrero y explotó el amor. Las parejas salieron a recorrer las calles pero, sobre todas las cosas, se embarcaron en un frenesí de compras y consumo. Desde las clásicas flores, pasando por los chocolates y los libros, la ecuación fue sencilla para muchos: para demostrar el sentimiento, nada mejor que un producto.

Los interrogantes, filosóficos si se quieren, son muchos. Si la gran mayoría de la gente coincide en que no es necesario un regalo material para demostrar afecto, ¿por qué se dan los récords de ventas en esta fecha? Participar de una celebración que, más allá de su historia, es impulsada comercialmente… ¿es vaciar al amor de significado? ¿O se trata simplemente de relajarse y disfrutar de una jornada a puro besos y caricias?

Es cursi y obvio que el día de los enamorados debería ser cada día de la vida para aquellos que se encuentran en pareja. No hace falta ningún motivo extra para que un hombre agasaje a su mujer y viceversa. Si cada historia de amor tiene su propio universo… ¿por qué el 14 de febrero es una fecha en la que se duplica la cantidad de gente que se casa? Tal vez un acontecimiento tan importante en la vida de dos personas no debería estar estandarizado.

Esta especie de fiebre colectiva del enamoramiento llega hasta la organización de concursos de besos. En Perú, por ejemplo, un certamen premió a la pareja que logró besarse ininterrumpidamente por más tiempo. Como si un beso fuera algo cuantificable y pasible de ser juzgado en público por personas ajenas al acto.

Pero en fin, tampoco se trata de hacer berrinche por una fiesta que es disfrutada por millones de personas en todo el mundo. No es cuestión de seguir el ejemplo de las autoridades de Arabia Saudita, quienes prohibieron la celebración de San Valentín por considerarla “inmoral”.

Desde este blog, que no es otra cosa que un espacio para las letras y la literatura, los invitamos a seguir reflexionando sobre el amor a través de lo escrito por grandes personalidades, como Pablo Neruda, Mario Benedetti, Rubén Darío, Gustavo Adolfo Becquer y tantos otros. Feliz día para todos.