Uno de los géneros literarios en los que se hace menos presente, a lo largo de la historia, a las autoras ha sido el teatro. Un campo este en el que conocemos el nombre de los hermanos Machado o Álvarez Quintero, Shakespeare, Lope de Vega o Tennessee Williams pero donde no somos capaces de realizar una lista amplia de dramaturgos de género femenino.
Sin embargo, eso no significa que las mujeres no hayan trabajado en este género o que la calidad de sus obras no haya sido buena. Nada más lejos de la realidad. Han existido y existen magníficas escritoras que han enriquecido el teatro y que lo han hecho grande pero el machismo pasado de las artes las ha mantenido en segundo plano. No obstante, existen figuras de peso como Ana Diosdado.
En Buenos Aires, aunque nacionalizada española, nació esta artista que desde su más tierna infancia estuvo vinculada al mundo de las bambalinas pues ya con tan sólo cinco años intervino en la obra Mariana Pineda que interpretaba su madrina, la actriz Margarita Xirgú.
Esos inicios actorales siempre estuvieron presentes en su vida pues la interpretación la compaginó con su labor literaria que la llevó a publicar su primera obra teatral en el año 1970: Olvida los tambores, que obtuvo el Premio Maite. Esta gira entorno a la vida de un matrimonio que ve alterado su día a día cuando hacen acto de presencia la hermana de ella y un productor musical.
Cuatro años más tarde, Diosdado presenta otro trabajo que logra cosechar un importante éxito: Los comuneros. Un anciano Carlos V es el narrador y el eje central de esta historia en la que se cuentan los acontecimientos convulsos que sacudieron a Castilla en el siglo XVI al producirse el levantamiento de los citados comuneros.
Los 80, época mítica española
Sin embargo, habría que esperar hasta 1988 para que se estrenara la obra más conocida y elogiada de esta escritora: Los 80 son nuestros. Esta toma como escenario un garaje donde, en plena década ochentena, se reúnen un grupo de amigos.
La sexualidad, el futuro, la diferencia de clases, la situación política que se vive en el país, el amor o la muerte son algunos de los temas que abordarán dichos jóvenes durante esta reunión en la que también adquirirá protagonismo un crimen: el de uno de los chicos conocido con el nombre de El Barbas.
Las relaciones de pareja son, sin embargo, el eje central de Trescientos veintiuno, trescientos veintidós, el trabajo teatral que publicaría en 1991. En él se narra la vida de dos parejas que se encuentran ocupando sendas habitaciones de hotel, las que dan nombre al título de la obra, y que comparten algo en común: un destino ilusionante. Una de ellas porque acaba de casarse y la otra porque ve que se inicia su historia de amor.
Pero todo ello se truncará cuando aparezcan en escena terceras personas que hagan tambalear los sentimientos.
Cristal de bohemia (1994), Decíamos ayer (1997) o La última aventura (1999) son otras de las obras teatrales que conforman la bibliografía de Ana Diosdado. Una mujer esta de excelente pluma que merece ser destacada por el importante enriquecimiento cultural que nos ha aportado gracias a unos trabajos de exquisita calidad, y que esperemos que lo siga haciendo. Y es que, al mismo tiempo, hace que la mujer escritora de teatro también sea reivindicada.
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