Un día como hoy pero en el año 1999 falleció Carmen Kurtz, una escritora catalana que ha dejado una gran cantidad de obras que exploran en las raíces de nuestras relaciones, apoyadas en una estética que está a mitad de camino entre el costumbrismo y la literatura moderna.
Sin duda, una buena forma de recordarla es leyendo y recomendando una de sus obras más importantes «Duermen bajo las aguas», que ya iba siendo hora de incorporar a nuestro Desván de los libros perdidos. No dejen de leerla.
Carmen, antes y después de la guerra
Carmen Kurtz nació en Barcelona el 18 de septiembre de 1911. Si bien se la ubica en el género infantil y juvenil, gracias a sus novelas sobre el pequeño Óscar que vivía con una oca de nombre Kina, también publicó varias novelas para adultos como «Duermen bajo las aguas» y «En la oscuridad», en las que podemos entender los intereses de la autora, los miedos y las pérdidas, que giran en torno a la guerra, a la extranjería y a la soledad.
La infancia de Carmen se caracterizó por ser de índole cosmopolita. Hija de padre cubano y madre estadounidense, construyó un bagaje cultural amplio que le permitió mirar la vida desde una visión multicultural, lo cual se ve reflejado en su obra y en las características de sus personajes. Recibió además una educación amplia, que incluyó varios años de estudio en Inglaterra, esto marcó de forma contundente su escritura.
A los 24 años se casó con Pedro Kurz y se fue a vivir a Francia donde permaneció hasta bien acabada la Segunda Guerra Mundial. Fueron los años más difíciles y dolorosos para la autora, en los que debió afrontar la manutención de sus hijos y soportar la angustia de las inquietudes en torno a la vida de su esposo: que estuvo durante dos años en un campo de concentración.
El silencio que todo lo habita
«Duermen bajo las aguas» es una novela escrita con profundísima sensibilidad que plasma de forma contundente los muchos quizás que vamos haciendo a un lado para mantenernos firmes en una vida que creemos estable. Las palabras silenciadas, las experiencias que no aprovechamos, las cartas importantes que no llegan a destino, la risa que se quedó a mitad de camino, el deseo que no llega a comprenderse… En fin, todas esas pequeñas (y grandes) cosas que de haber existido podrían haber provocado un cambio profundo en nuestra vida, en definitiva, que nos habrían convertido en otra persona.
Pilar, la protagonista de esta novela, es una joven llena de sueños que vive una vida acomodada. En su juventud se enamora de Enrique, con quien finalmente se casa y se va a vivir a Francia. Cuando se desata la II Guerra Mundial, él es solicitado en el ejército. Este hecho marca un antes y un después en la vida de Pilar que, debe seguir adelante con sus hijos, trabajar para mantenerlos y gestionar la angustia y el miedo de la forma menos perjudicial para ellos. Ésta es una situación que debieron afrontar muchísimas mujeres en esta época y de la que no se ha escrito lo suficiente, por lo que siempre viene bien leer acerca de ella. Las mujeres como luchadores y responsables de la permanencia de la vida y la familia.
En esta época Pilar conoce a un chico que la descoloca totalmente y se enamora perdidamente de él; esto la llevará a tomar decisiones no del todo recomendables para una joven de su edad y la obligará a decidir si prefiere mantenerse a raja tabla con los principios morales que las tradiciones le inculcan o si dará prioridad a sus emociones y se dejará llevar por el deseo.
A lo largo de la historia podemos conocer los miedos y las ilusiones de Pilar de una forma cercana y entender por qué ha tomado determinadas decisiones en su vida. Es una novela que nos ayuda a entender el pavor que muchas mujeres sentían de vivir una vida distinta a la propuesta, por miedo a terminar solas, marginadas de la sociedad o abandonadas.
Sin duda, se trata de una novela maravillosa que todos deberíamos leer. ¡Ya era hora de incorporarla en nuestro desván de los libros perdidos!
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