Ya hemos hablado en otras ocasiones de la importancia de la lectura en el desarrollo de la imaginación en la infancia, y muchos de nosotros podemos dar prueba de los numerosos efectos que esta disciplina causa en nuestra vida.
En el artículo de hoy hablaremos acerca de los efectos positivos que puede tener la lectura en el desarrollo neuronal de los niños.
Las bondades de la lectura en los primeros años
Así como sucede con un bebé que es criado a base de lactancia materna y otro a lactancia artificial (el primero tiene un desarrollo cerebral más eficiente que el segundo), lo mismo ocurre entre niños que leen y niños que no. La lectura o la no lectura puede marcar una diferencia abismal en el desarrollo cerebral entre unos y otros.
Según lo han revelado numerosos estudios, la importancia de los estímulos externos desde los 4 años hasta los 8 es sumamente importante para potenciar el desarrollo del cerebro. Y una buena forma de brindar esos estímulos es a través de la lectura.
Existe una gran diferencia en la forma del cerebro de un niño en etapa de crecimiento que lee y uno que no lo hace. Los primeros tienden a desarrollar una corteza cerebral más estilizada que los segundos. Esto demuestra que la estimulación mental promovida por la lectura puede ser fundamental para desarrollar cerebros capaces de procesar la información con mayor eficiencia.
¿Qué ocurre en el cerebro para que se efectúen estos cambios? Los niños lectores aprenden a través de la lectura a simular de forma abstracta todo tipo de situaciones (aquellas que aparecen en las narraciones). Deben armar un escenario, estar atentos a los detalles de las acciones y a la percepción de las emociones presentes en la historia; sentirse identificados con algún personaje, sentir rechazo por otro, etc. Esto los prepara mucho mejor para enfrentarse a situaciones reales y para comprender eficientemente su entorno.
Su sistema emocional se pone alerta ante la lectura a la vez que lo hace la parte de su cerebro que se encarga de los razonamientos lógicos. Además, lo que lee puede ayudarlo a comprender sus experiencias pasadas con mayor claridad.
Según lo demuestran los científicos, un niño leyendo es capaz de activar las regiones de su cerebro relacionadas con las acciones que aparecen en la narración; por ende, es capaz de observar, imaginar y realizar actividades similares en una realidad abstracta como si lo hiciera en la realidad.
La pasión lectora es genética
Pese a saber de sobra lo importante que es la lectura para todos, no es sencillo inculcar esta disciplina en los niños. Y cada vez se vuelve más complicado, dado que nos hallamos inmersos en una vida cada vez más vertiginosa y acelerada. Lo curioso es que la mayoría de nosotros ignoramos que la necesidad o la tentativa de leer en un niño no puede motivarse a través de la crianza, la principal responsable del florecimiento de ese gusto es la genética. Es decir que los que amamos la lectura de algún modo no hicimos nada por conseguirlo, ni nuestros padres (más que cedernos esa parte que venía inculcada en sus genes).
Sí, según los especialistas el gusto por la lectura es algo que no puede forzarse. Si un niño que no tiene una predisposición genética para la lectura es impulsado en la infancia a saborear mágicas historias y se siente satisfecho con esa realidad, puede que, sin embargo, al llegar a la adolescencia o a la adultez abandone el hábito.
Teóricamente ni siquiera si nacemos en una familia donde alguno de nuestros padres es apasionado de la lectura y lee con devoción tenemos asegurada nuestra inclinación a la lectura; solo si hemos recibido una herencia de ese lado de la familia. Curioso ¿no?
Que la lectura ayuda a un buen desarrollo cerebral es un hecho, también lo es que muchos de nosotros no sabríamos qué hacer si los libros no nos hubieran encontrado. Al margen de todo, si amamos la lectura, ¿qué mejor forma de rendirle homenaje a la literatura que incentivando a los más peques a leer? Aunque no podamos conseguir que se apasionen de por vida por la lectura, la afición en los primeros años marcará una diferencia importante en su desarrollo neuronal, por lo que el trabajo habrá valido la pena.
Verdadero o falso… La vida es un misterio. Lo es también la pasión irremediable por la lectura (¿qué perseguimos y por qué?). El hecho de que exista una predisposición genética, sin embargo, no es razón para dejar a un niño a la deriva. NO. Debemos esforzarnos por inculcar la lectura porque de este modo podremos llegar a tocar esa necesidad hereditaria que habita en un niño dormido. Así que, sigamos intentándolo.
No obstante, después de leer estas cuestiones me han entrado más dudas. ¿Qué ocurría antes de que existieran los libros cómo tal? ¿Cómo es que se generó ese gusto? Muchas preguntas que intentaré responder a través de más lecturas sobre el tema 😉
Comentarios2
Voy a enviar una copia del artículo a cada uno de los padres de mis alumnos 😉
Un abrazo, Tes.
¡Buena idea! 🙂 Y a no aflojar con tu empeño por crear niños lectores, o despertar los autores que llevan dentro 😉
Un abrazo enorme.
Very interesting...I love to read !!!
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