La última obra del poeta Luís García Montero es un aliciente para estos tiempos revueltos, de crisis y dolor. En ella el poeta observa que el problema que atravesamos como sociedad no es sólo económico, sino también social, una pérdida de valores, un declive de todo lo importante. Vivimos en un tiempo «de desamparo» y «de individualismo», donde la vida parece obligar a la competencia salvaje, olvidando el vivir en comunidad.
Luís García Montero nació el 4 de diciembre de 1958 en Granada, es uno de los poetas españoles actuales más leído y también crítico literario. Sus obras son muy buscadas y su último libro, «Un invierno propio» ha vendido gran cantidad de copias en España y otros países del mundo.
Tuve la suerte de encontrarme con este fabuloso poeta hace poco tiempo, pero me atrapó con su estilo tan cotidiano, tan embadurnado de vida, al punto que se ha convertido en una de mis lecturas de cabecera. A veces hace mucho bien descubrir que existen nuevos poetas capaces de despertar en una las sensaciones de los clásicos, creo que Montero consigue eso con sus colores que van y vienen del pasado al presente, donde la memoria parece el puntal indiscutible y al que pueden unirse todas sus poesías.
El paso del tiempo y la literatura
En una entrevista realizada en el Instituto Cervantes en Dublín, García Montero expresó que le teme al paso del tiempo, sin embargo considera que no comparte la visión actual de la vida. Nos encontramos completamente rodeados de eufemismos, ignorando que somos seres llamados a envejecer y a morir; no conseguimos tener una relación natural con el tiempo. Dice que cree que la vida contemporánea invita a olvidarnos de la memoria y la literatura tiene la obligación de mostrar ese otro lado de la realidad, ese que no se envuelve en papel de regalo, el que tiene que ver con el dolor y la pérdida. La tarea del escritor es reivindicar la importancia del paso del tiempo y de lo que hagamos con él.
Si le pretuntamos si es feliz, dice que en medio del invierno y de la crisis, la palabra felicidad es demasiado solemne; sin embargo, asegura que no renuncia a la alegría, pues la única consigna que se debe seguir es no perder la capacidad de disfrutar de la vida y no abandonarse a la angustia y al dolor, en este mundo lleno de precariedades. Aferrándose a la amistad y a la literatura él consigue encontrar ese rincón de calorcito que le hace sentir a gusto.
Palabras indispensables
Casi todos los poetas y escritores tenemos palabras favoritas, esas que al oírlas o pronunciarlas producen algo especial en nuestro interior. Nos gusta saborearlas, decirlas lentamente, de atrás hacia adelante, y analizar su significado y cada uno de los sonidos de las que se hallan compuestas. García Montero también tiene la suya, y es «Despertador».
Luís está convencido de que las palabras preferidas hay que cuidarlas mucho, protegerlas y decirlas con delicadeza. Si bien para él «Damajuana» y «Ojalá» son maravillosas, sin embargo su palabra favorita es «Despertador», aclara las razones por las que le produce una especial emoción esta palabra.
A simple vista puede parecerse a «Amanecer», pero es menos solemne, está menos gastada. «Despertador» y «Amanecer» representan el fin de algo y el comienzo de otra cosa, sin embargo es despertador la que mejor representa la lucha, el tiempo de dormir y de continuar trabajando y de realizar la tarea que nos ha sido asignada en nuestra realidad.
A decir verdad cuando comprendí las razones por las que escoge esta palabra entre las millones que tiene nuestro alfabeto, me sonó más bella y necesaria; y entonces supe que su labor como poeta, defendiendo la vida a través del lenguaje y aferrándose a palabras tan sencillas y rutinarias como «Despertador» puede enseñarnos a aquellos apasionados de la poesía que la belleza no se encuentra en las sílabas y expresiones pomposas, sino en aquellas que se acercan más a nuestra existencia, esas que podemos rozar con nuestros dedos y sentirlas cada día de nuestras vidas.
La crisis, ese invierno permanente
En «Un invierno propio», Luís García Montero permite que nos acerquemos a la condensación de su universo moral, en él pueden reencontrarse todos sus libros poéticos y ensayísticos.
En cada poema de este libro García Montero ofrece consejos para enfrentar este momento crítico que vivimos; no intenta mostrar sus ideas como dogmas irrevocables sino como posibles ayudas para quienes se detienen a encontrarse con el universo de este impresionante poeta granadino.
Una de las cuestiones más destacables de este libro es el poema titulado «La verdad no es un punto de partida», que contiene el subtítulo de «Consideraciones», donde el autor deja entrever su forma amplia de entender las ideas, como algo tan propio que nadie puede voltear. No existen verdades absolutas, nadie puede corromper nuestros sentimientos individuales ni nuestro mundo, y todos tenemos la capacidad de pensar y construir nuestra pirámide de razonamientos según lo que consideremos. También puede señalarse de esta obra la visión del amor como conexión con el entorno, con lo social, un espacio donde cobijarnos y defendernos de los achaques de la historia.
Resistir para no morir
Para garcía Montero la resistencia parece ser el modo de enfrentarnos a estos tiempos difíciles, de conseguir un cambio. Se trata de una forma precaria pero a la que no podemos renunciar.
A través de las páginas de esta colección de poemas, García Montero ofrece un dibujo de su universo donde su individualidad se fusiona con el mundo, donde la resistencia del uno hace posible cambios lentos pero necesarios en el entorno y donde el amor hace que todos los avatares del día a día sean más soportables y hasta puedan entenderse o aparentar ser justos.
Comentarios1
Maravilloso poeta
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