Con el auge de Twitter y las redes de microblogging cada vez es más común escuchar el término aforismo. Sin embargo, muchas veces se lo utiliza como sinónimo de frase corta, aunque su verdadero significado es mucho más que eso.
En este artículo te contamos algunas cosas respecto de los aforismos.
¿Qué es un aforismo?
Se les llama aforismos a aquellas declaraciones concisas que generalmente pretenden aleccionar o aconsejar a quien las lee, basándose en un verdad profunda expresada de una forma sencilla y aparentemente cerrada.
Este término fue empleado por primera vez por Hipócrates, para etiquetar una serie de proposiciones referidas a síntomas y diagnósticos de enfermedades. En un principio fue un concepto utilizado en el área de las ciencias pero más tarde se generalizó, hasta llegar a considerarse como una estructura adaptable a todo tipo de principios.
Según lo define Andrés Sánchez Pascual, para que un texto pueda ser considerado aforístico debe contar con tres características fundamentales.
- Concisión didáctica
- Agilidad crítica
- Tendencia ilustrada
Esto nos permite afirmar que no todas las frases cortas pueden incluirse en este género. Es muy importante que las palabras que contiene el mensaje se relacionen entre sí de forma curiosa, como planteando un juego, una cancioncilla o generando una inquietud léxica en el oyente.
Un aforismo puede ir desde una ocurrencia jovial y ligera, provocado por un uso ingenioso del lenguaje, hasta una fórmula lapidaria y dogmática que intente arribar a una verdad que el autor considera imprescindible.
Axiomas y refranes, dos tipos de aforismos
Existen claras diferencias entre aforismos y axiomas. Mientras que el primero se elabora a partir de la investigación y la experiencia; el segundo se refiere a verdades innegables, aquéllas que no requieren de la comprobación para ser consideradas como ciertas.
Esto se entiende todavía más si nos acercamos al origen de cada uno y tenemos en cuenta que los aforismos fueron utilizados en disciplinas que carecían de una metodología de estudio, tales como la medicina, la agricultura, la jurisprudencia y la política.
De todas formas, hoy en día, en el que se considera que los aforismos son el género literario que reúne a todos aquellos subgéneros que cumplen con sus requisitos, esta diferencia se ha diluido. Tal es así que los axiomas pueden tratarse como subgéneros dentro de este extenso conjunto, en el que también se encuentran los proverbios, los refranes, las máximas, las sentencias, los adagios y los dichos, por citar tan solo algunos de ellos.
Un refrán es un aforismo de construcción popular. Se diferencia del proverbio en que éste tiene un origen relacionado con la religión y las paremias cultas, tal es el caso de los proverbios bíblicos; mientras que el refrán tiene un origen popular.
En el Quijote, Cervantes denomina como refrán una sentencia breve que ha sido elaborada a partir de la experiencia y la especulación de los antiguos ancianos; podríamos agregar también que algo que los caracteriza frente a otros aforismos es su cualidad de anónimos.
Son mensajes que se van comunicando de generación en generación y que cuentan con la carga propia de la cultura en la que han sido elaborados. Los temas que más abordan son el destino y la fatalidad del paso del tiempo.
Si intentamos realizar un análisis literario, podemos decir que se valen de ciertos recursos propios del género poético para dar forma y color a sus expresiones; sobre salen, por ejemplo, el uso de la antítesis, la elipsis y el paralelismo.
Aforismo como arte poético
Pero ahora encararemos la parte más interesante de este género, el aforismo como arte poético. Porque más allá del juego de palabras y de la forma filosófica que estas frases encierran, debe haber una intención poética por parte de quien las escribe. Y esa intención debe inducir a la mueca en la que tragedia y humor se fusionan. Por decirlo de otra manera: a la risa absolutamente seria.
Hace poco leí una frase (lamentablemente no recuerdo de quién) que creo define claramente la función de un texto aforístico y nos recuerda la importancia de dar con el tono y la imagen que la brevedad de cada ocasión exige. Decía:
O dicho de otra forma, un aforismo es una hendija por la que intentamos acercarnos a la verdad escondida detrás del lenguaje.
Acostumbrados a utilizar las palabras de una forma determinada, los aforismos llegan para causar la revolución que el propio lenguaje necesita. Para devolvernos la frescura y hacernos pensar más allá de las formas. Para encontrar el verdadero significado que enmascara las palabras.
Es una forma de liberar a la palabra de ese sentido al que lo ha ligado la propia semántica del lenguaje, para vestirla nuevamente valiéndose de la ironía y deteniéndose en un espacio entre el nihilismo y el dogmatismo, ese hilo que sostiene a la filosofía desde hace siglos.
El lenguaje de los aforismos
Cabe resaltar que un aforismo no intenta describir una idea sino darnos su sentido, por tanto depende estrictamente de lo que el autor entiende por «sentido». Algunos creen que las palabras tienen un significado estricto y las emplean de una forma directa e incuestionable. Otros, están convencidos de que todo es relativo, incluso el significado de los términos, por lo que el sentido de sus aforismos no apuntará al acercamiento de lo que todos entienden por esas palabras, sino que buscará renovar dicho significado.
Intentar crear aforismos con el deseo de convertirse en nuevos Heráclitos o Parménides no parece una posibilidad aconsejable. Sabemos que no hay verdad posible y que jamás alcanzaremos una fórmula para comprender la vida o codificar el universo.
Nunca nos enfrentaremos a la verdad del sentido de la existencia; por tanto, posiblemente la forma ideal para encarar un aforismo es desde la propia humildad, para acercarnos al entendimiento del lenguaje en todas sus formas, con todos sus aspectos relativistas.
Para terminar podemos agregar que la finalidad de un aforismo es la reducción del lenguaje a su expresión mínima para extraer de cada palabra un nuevo sentido.
Comentarios2
Muy interesante artículo, Tendré que detenerme en cada capítulo pues cada uno por separado tienen para quienes nos gusta escribir, una especial importancia.
Rafael Mérida.
Interesante y didáctico! Gracias!
Jafsc
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