Cuántas veces nos despertamos inquietos o sobresaltados. Es que la vida pasa por nuestra existencia cientos, miles de veces al día, de modo que nos ocurre un tiempo rápido, apremiante; la gente quiere pasarnos, ergo, acelera el paso; el cansancio colectivo es nuestro pan diario; debemos llegar, hacer, contar, examinar, tachar, sumar, restar, consultar, resolver la situación que propone el día, y mañana lo mismo, y pasado mañana también.
Todo es un pasar de días por los que nos vamos yendo sin remedio.
Ah… los grandiosos, los formidables ateos, quienes forman la gran masa del mundo. ¿Por qué son ateos? Arriesgo una teoría: Porque han sufrido en su delicadeza infinita lo que es sentir apetito, porque han sufrido en carne propia lo que es pasar hambre a pesar de haber trabajado mucho, de haber conseguido una mirada de aprobación del patrón y de haber tirado de la Tierra, un poco, un átomo más.
Benditos sean los ateos, que escupen al cielo, pues ya no les quedan billetes grandes en los bolsillos. Los hay también ricos y abonados por la fortuna. Y mientras riegan un arbolillo recién plantado, con un silbido dulce en la boca, se distraen pensando en la necedad del que se degrada arrodillándose ante la gran máquina del cielo; piensan en la baba del hombre que se acarrea a sí mismo; presienten que es una desviación vergonzosa su voluntad de creer en una figura sagrada soplada por el espíritu del incienso.
Los ateos saben que los gusanos son los verdaderos hijos del universo y que en los gusanos se moviliza una fe ciega, que es la procreación misma de los cuerpos. ¿Cuáles? Los árboles, las gardenias, las adelfas, los crisantemos y las petunias que salen de los pies de la humanidad enterrada.
Pero dejemos a los ateos en paz. Por lo menos a mí, ellos no me necesitan.
Yo creo en la esperanza. Y la esperanza me moviliza. Me dice que construya, que coma de la mano de Dios, que me levante a la hora nocturna a pedir al Señor que se haga su voluntad o que me sea leve mi existencia.
Ocurrencias que tengo. Locas ocurrencias.
Es mi fe mi insomnio, a veces, pues hablando a solas, cantando una canción cristiana a solas, muy a solas, es que espero; luego siento que ya no hay cárcel para mi espíritu y que todos los caminos son posibles y que todas mis debilidades no son sino una deformación de mi carácter. “Debo aprender a tener la personalidad de Jesucristo”, me digo.
Ah… la tenacidad.
Y la gente pasa.
Y yo creo que dentro de tanto pasar, llegará el día en que pasaré de la materia descompuesta a la luz. Porque no es posible que el pasar se detenga. Eso sería la muerte. La exaltación y el triunfo de la nada. De la terrible nada.
Pasar.
Sentir un ligero aire en el rostro y saber que mañana la cosecha estará lista.
El pasar es una rueda, y su símbolo es la vitalidad, la pasión o la esencia del amor. El amor es la coraza que enfrenta al odio. El odio se consume a sí mismo como el fuego. Pobres los que odian pues mueren diariamente, arrodillados, con la palabra muerta en su boca y el corazón tomado por las hiedras.
Hay un mundo que gira.
Hay un hombre que espera palabras de quien gobierna el mundo.
Comentarios3
Muchos hombres no tienen fe y son ateos, en ese vacío de creencias, devoción o esperanza se exterminan entre ellos y no dejan que sean las mujeres que asuman el mando de ninguna situación porque saben que ellas sí podrían conducir al mundo con paz, armonía y mucha luz, exactamente como se conduce ella misma y conduce a sus hijos mientras son pequeñlos, puesto que cuando ya son grandes adoptan la actitud y conducta de sus padres y el mundo sigue igual, lleno de violencia, destrucción y ausencia de fe. Eso es no creer en Dios, por eso hay tanta desdicha en nuestro mundo. Lo siento, asi lo veo. Gracias.
Señora, le recuerdo que, a lo largo de la Historia, el hombre ha hecho grandes atrocidades en el nombre de dios, por ejemplo las cruzadas. No entiedo por qué nosotros, los ateos, no hemos de ser felices, y mucho menos llenos de violencia y destrucción; con todo el respeto, este comentario me parece ridículo. En cuanto a la ausencia de fe, pues, claro que tenemos fe; yo, en particular, tengo fe en el hombre, creo en el hombre. Me parece muy bien que crea en dios, y no la descalifico por ello; sin embargo, desde que la religión infectó el alma del hombre, se prudujo esa ausencia de paz, armonía y mucha luz de la que me habla; desde entonces el ser humano es infinitamente más desdichado. Un saludo.
Que inspirada te encuentras hoy Delfina! Soy creyente al igual que tu y es verdad agrdezco todas las noches mi exixtencia y principalmente la de mis niños quienes son la luz que ilumina mi camino diario. Cada día cuando los veo sonreir confirmo la exixtencia de nuestro Señor que milagro mas grande que este!!!!!
Como siempre te dejo besos y hermosa publicación!
Qué buen texto Delfina!
Me parece muy bueno para detenernos y reflexionar un poco en cómo estamos viviendo nuestra vida...
Creo que en el apuro de lo cotidiano, no disfrutamos la cosas como debiera ser...
Soy creyente en Dios, nuestro Creador, y todos los días le agradezco un día más de vida, y tener una esperanza para el futuro, basada en su Palabra, la Biblia.
Hay muchos ateos, pero es muy triste para ellos, porque no tienen ninguna esperanza.
Gracias por publicar textos importantes como este, cariños.
Debes estar registrad@ para poder comentar. Inicia sesión o Regístrate.